?vulos donados para crear embriones
El Reino Unido estrena el primer centro en Europa de experimentos de clonaci¨®n humana
Cada a?o, unas 500 mujeres acuden al Centro de Fertilidad de Newcastle, una cl¨ªnica de reproducci¨®n asistida en el coraz¨®n de esta ciudad industrial al norte de Inglaterra. Pasan por debajo de un r¨®tulo grande que dice life (vida), con la f en forma de cromosoma, frente una cafeter¨ªa llamada Twist (giro), con la i en forma de doble h¨¦lice, hasta llegar al edificio del centro Life Bioscience. Generalmente llegan con la esperanza de concebir un hijo, pero desde hace poco, a las pacientes se les ha ofrecido una opci¨®n inusual: la posibilidad de donar ¨®vulos para la creaci¨®n de embriones humanos clonados, que los investigadores esperan usar para aislar c¨¦lulas madre embrionarias. Hasta la fecha, dice el director del laboratorio, la mayor¨ªa de pacientes accede.
El n¨²mero de ¨®vulos es el factor m¨¢s importante para el ¨¦xito o el fracaso
A principios del pasado agosto, el Gobierno brit¨¢nico puso a Newcastle en el mapa de los laboratorios mundiales pol¨¦micos cuando la Autoridad de Fertilizaci¨®n Humana y Embriol¨®gica (HFEA), que supervisa la tecnolog¨ªa reproductiva, emiti¨® una autorizaci¨®n que permit¨ªa a los cient¨ªficos realizar experimentos de clonaci¨®n humana. Aunque la ley brit¨¢nica proh¨ªbe el uso de la tecnolog¨ªa para crear un beb¨¦ (clonaci¨®n reproductiva), la legislaci¨®n aprobada por el Parlamento en 2001 autoriza la clonaci¨®n humana para investigaci¨®n.
El equipo de Newcastle est¨¢ siguiendo el ejemplo de Woo Suk Hwang y Shin Yong Moon, de Corea del Sur, que en febrero pasado sobresaltaron al mundo al comunicar que hab¨ªan clonado un embri¨®n humano y lo hab¨ªan utilizado para generar c¨¦lulas madre. El trabajo demostr¨® un importante principio, pero tambi¨¦n revel¨® dificultades: 16 mujeres donaron 242 ¨®vulos y se obtuvo una ¨²nica l¨ªnea de c¨¦lulas madre.
Recientemente, Alison Murdoch, ginec¨®loga y experta en fertilizaci¨®n in vitro, que codirige el equipo de Newcastle, explic¨® en su oficina las medidas preventivas ¨¦ticas del centro para la donaci¨®n de ¨®vulos y por qu¨¦ el Gobierno brit¨¢nico ha aprobado una l¨ªnea de investigaci¨®n que en EE UU ha abierto un gran debate en el Congreso, pero que hasta ahora no ha producido ninguna legislaci¨®n. "Es la voluntad del Parlamento, del Departamento de Sanidad y de la opini¨®n p¨²blica que este trabajo siga adelante", dice Murdoch.
En el proceso de clonaci¨®n, los cient¨ªficos extraen el material gen¨¦tico de un ¨®vulo humano, lo sustituyen por el ADN de otra persona e incitan a la c¨¦lula para que empiece a dividirse como un embri¨®n normal. Si se implanta el embri¨®n en un ¨²tero, te¨®ricamente podr¨ªa desarrollarse en un clon de la persona cuyo ADN se ha utilizado.
Existe un amplio consenso de que la reproducci¨®n humana mediante clonaci¨®n deber¨ªa estar prohibida. La l¨ªnea divisoria del debate pasa por la clonaci¨®n terap¨¦utica, en la que los investigadores, incluido el grupo de Newcastle, proponen utilizar un embri¨®n en la primera fase de desarrollo, llamado blastocisto, y recoger c¨¦lulas madre despu¨¦s de unos cinco d¨ªas de desarrollo. Dichas c¨¦lulas madre podr¨ªan utilizarse para tratamientos de enfermedades como el Parkinson y la diabetes, y podr¨ªan dar pistas sobre el desarrollo de esas afecciones. Este enfoque te¨®ricamente ofrecer¨ªa tambi¨¦n c¨¦lulas madre inmunol¨®gicamente compatibles con el donante de la c¨¦lula adulta, igual que los tejidos de trasplante tienen que ser compatibles con el receptor de ¨®rganos para evitar rechazos.
La ubicaci¨®n del despacho de Murdoch, detr¨¢s de la recepci¨®n de una concurrida cl¨ªnica de fertilizaci¨®n in vitro y dos plantas por encima de un moderno laboratorio de c¨¦lulas madre en el que pueden realizarse estos experimentos de transferencia nuclear, insin¨²a la confluencia de estos dos campos.
Desde principios de septiembre, una enfermera, que intencionadamente no pertenece al grupo de investigaci¨®n, pregunta a las pacientes de la cl¨ªnica de Newcastle si donar¨ªan sus ¨®vulos. El equipo se propone usar s¨®lo ¨®vulos sobrantes que no hayan resultado fertilizados por el m¨¦todo in vitro. "La mayor¨ªa de gente a la que se lo pedimos se alegra de dar los ¨®vulos no fertilizados para investigaci¨®n", dice Murdoch.
Miodrag Stojkovic, el cient¨ªfico que realizar¨¢ la clonaci¨®n en s¨ª, dice que todav¨ªa no ha hecho ninguna transferencia nuclear. Pero afirma que est¨¢ evaluando la calidad de unos veinte ¨®vulos humanos donados y espera empezar a clonar pr¨®ximamente. "El mayor problema en este campo es de tipo log¨ªstico", dice. "El n¨²mero de ¨®vulos es el factor m¨¢s importante para el ¨¦xito o el fracaso". Calcula que el grupo finalmente tendr¨¢ entre ochocientos y mil ¨®vulos donados al a?o. La decisi¨®n del grupo de Newcastle de usar s¨®lo ¨®vulos sobrantes puede dificultar m¨¢s su tarea. "Que funcionen o no sigue siendo un interrogante", afirma George Q. Daley, investigador de c¨¦lulas madre en la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston. "Esos ¨®vulos no son ¨®ptimos".
Es posible que el HFEA permita pronto a otro laboratorio iniciar trabajos similares. A finales de septiembre, Ian Wilmut, el cient¨ªfico escoc¨¦s que dirigi¨® la clonaci¨®n de la oveja Dolly en 1997, solicit¨® permiso para experimentar con la clonaci¨®n humana. Daley aplaude los mecanismos legislativos brit¨¢nicos que permiten dichas investigaciones, realizadas bajo estricto control. En contraposici¨®n, afirma que el Gobierno de EE UU ha "abdicado de cualquier autoridad en la supervisi¨®n" de los experimentos de clonaci¨®n.
Daley dice, por ejemplo, que su grupo est¨¢ solicitando la aprobaci¨®n de las autoridades de Harvard para hacer experimentos de clonaci¨®n terap¨¦utica, que no est¨¢n prohibidos en EE UU, pero no pueden hacerlos sin financiaci¨®n federal. "El sistema brit¨¢nico, por medio de la HFEA, ha dejado claro que el Gobierno tiene un gran inter¨¦s por la ciencia, pero desea mantener un importante papel en su supervisi¨®n", dice Daley. "As¨ª es como deber¨ªa hacerse". Los detractores de esta tecnolog¨ªa alegan que todas las formas de clonaci¨®n humana deber¨ªan prohibirse, ya que los avances t¨¦cnicos podr¨ªan ayudar a crear beb¨¦s clonados.
Murdoch rechaza la idea de que, en caso de tener ¨¦xito, el grupo de Newcastle capacite tecnol¨®gicamente a m¨¦dicos menos escrupulosos. "Yo no veo ning¨²n terreno resbaladizo", dice, "porque la tecnolog¨ªa para la clonaci¨®n de mam¨ªferos est¨¢ ah¨ª y dudo de que lo que vayamos a hacer cambie significativamente su desarrollo. Lo que lo impide es que la ley dice que no podemos hacerlo".
A ella le irrita que las ideas morales de algunos puedan negar a otros la opci¨®n de salvar sus vidas y plantea un experimento mental para gente a la que le gustar¨ªa ver las ventajas m¨¦dicas de la clonaci¨®n, pero que se siente inc¨®moda ante la creaci¨®n de embriones para investigaci¨®n: "En su casa, su hijo de dos a?os duerme en la habitaci¨®n de arriba, y en el s¨®tano tienen 10 embriones congelados. La casa se incendia y pueden salvar a su hijo que est¨¢ arriba o a los embriones del s¨®tano, pero no a los dos. ?Qu¨¦ har¨ªan? Puedo garantizar con toda seguridad que el 100% de la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica responder¨ªa: 'Salvar¨ªa a mi hijo'. No permitir¨¢n que su hijo arda para salvar a 10 embriones criogenizados".
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