"Lanzo la pelota m¨¢s recto que nadie"
Con cuatro triunfos este curso y la Copa Ryder, Miguel ?ngel Jim¨¦nez vive una segunda juventud a los 40 a?os gracias "a las nuevas tecnolog¨ªas"
Lytham and Saint Annes, 1988. Severiano Ballesteros gana el Open Brit¨¢nico y, a sus 31 a?os, proclama euf¨®rico: "Quiero seguir venciendo hasta los 40". Medinah, 1990. El estadounidense Hale Irwin gana el Open de su pa¨ªs y, a sus 45, echa a correr por el green enloquecido por su haza?a. Augusta, 1990. El norteamericano Ray Floyd pierde el Masters en un desempate y, a sus 47, llora al no haber podido batir el r¨¦cord de su legendario compatriota Jack Nicklaus de campe¨®n m¨¢s longevo: a los 46. Tres lustros atr¨¢s, salvo excepciones geniales, la cuarentena era, en efecto, la edad frontera en el golf, el inicio de la decadencia que desembocar¨ªa con la cincuentena en el paso al circuito de los seniors, el de las viejas glorias.
"Los campos se est¨¢n quedando obsoletos por las distancias que se alcanzan ahora"
Kohler, 2004. El fiyiano Vijay Singh gana el Campeonato de la PGA norteamericana y, a sus 41 a?os, arrebata al estadounidense Tiger Woods, de 28, la condici¨®n de n¨²mero uno mundial por puntos. Bangkok, El Algarve, Shanghai y M¨²nich, 2004. El malague?o Miguel ?ngel Jim¨¦nez gana cuatro de los 11 torneos que constan en su palmar¨¦s, as¨ª como la Copa Ryder con Europa, y, a sus 40, con vistas al Open de Madrid, que comienza hoy en el Club de Campo, resalta: "Estoy mandando la pelota veintitantos metros m¨¢s lejos que cuando ten¨ªa 27 y me hallaba en mi plenitud f¨ªsica".
?Una revoluci¨®n? No exactamente. Con m¨¢s propiedad, una evoluci¨®n natural y tecnol¨®gica que ha dotado de una segunda juventud a muchos jugadores. "El golf", explica Jim¨¦nez tras impartir en la ma?ana del martes una lecci¨®n magistral a un grupo de aficionados en el centro de tecnificaci¨®n de la federaci¨®n madrile?a, "se ha vuelto m¨¢s competitivo y hay m¨¢s premios. As¨ª que todos nos preparamos m¨¢s y mejor. Hay m¨¢s cultura f¨ªsica. Hace 15 a?os, yo no pisaba un gimnasio. Ahora, sin embargo, lo visito tres d¨ªas a la semana en invierno y no me descuido nunca: pesas, estiramientos, bicicleta... Tener un buen fondo es imprescindible. Pero, adem¨¢s, los materiales de los palos han variado. Ya no son de madera, sino de titanio. Y las bolas, m¨¢s duras, vuelan m¨¢s. De hecho, los campos se est¨¢n quedando obsoletos por las distancias que se logran con las nuevas tecnolog¨ªas".
Wentworth, la semana pasada. Jim¨¦nez se enfrenta al alem¨¢n Bernhard Langer, de 47 a?os, en los cuartos de final del celeb¨¦rrimo campeonato match-play (por hoyos ganados, no por golpes) de esa ciudad brit¨¢nica. Le derrota y, como para disculparse ante el que fue su capit¨¢n en septiembre en el duelo bienal entre los europeos y los estadounidenses, le comenta con tono de asombro lo de que sus drives son m¨¢s largos que nunca. M¨¢s largos y... m¨¢s rectos. "Si tuviese que hacer un retrato-robot del ideal, elegir¨ªa en esa faceta a John Daly [norteamericano] por la potencia, pero a m¨ª mismo por lo derecho que me salen, m¨¢s que a nadie, los lanzamientos", advierte sin vanidad; simplemente, con la firmeza de quien se siente seguro.
Una firmeza que le permite estar situado en el 16? puesto del r¨¢nking, haberse embolsado en lo que va de curso 1,8 millones de euros en el tour europeo -es el cuarto- y haber sido uno de los doce integrantes, entre ellos Sergio Garc¨ªa, de Europa en la Copa Ryder de la gran humillaci¨®n de Estados Unidos, superado por 9,5 a 18,5 puntos en su casa de Bloomfield Hills, en Michigan; del desquite de 1981, cuando en Walton Heath (Gran Breta?a) el marcador fue el inverso. "?Humillaci¨®n? No me gusta ese t¨¦rmino. Adem¨¢s, no fue algo normal. Si volvi¨¦semos a jugar ahora, quiz¨¢ vencer¨ªamos de nuevo, pero por uno o dos de diferencia", alega. En todo caso, lo que se demostr¨® una vez m¨¢s es que el esp¨ªritu de equipo de los europeos es m¨¢s fuerte. "No", matiza; "es que ellos no lo tienen. Est¨¢n habituados a ir por su cuenta. Nosotros, en cambio, formamos una pi?a. Cada d¨ªa nos reun¨ªamos con Langer y todos d¨¢bamos nuestra opini¨®n sobre todo. Incluso escribimos en un papel el nombre del compa?ero con el que prefer¨ªamos encarar los partidos por parejas en funci¨®n de nuestra afinidad o de cualquier otro detalle estrat¨¦gico". Porque cuidarse... se cuidaron todos. Hasta el de buscar cierto favor del p¨²blico: "Al menos, procuramos que no estuviera en nuestra contra. Ya sabemos c¨®mo es el estadounidense. Le das la banderita y... Pero fuimos simp¨¢ticos, no negamos ning¨²n aut¨®grafo... Y como jugamos muy bien..."
Otro fiasco de Woods. El Tigre ya no muerde como mord¨ªa cuando se anot¨® las cuatro competiciones del Grand Slam de forma consecutiva, entre 2000 y 2001, y lleg¨® a coleccionar ocho majors. "Yo no conozco a un solo deportista que en su carrera haya mantenido siempre una trayectoria ascendente", le defiende Jim¨¦nez; "los baches, peque?os o grandes, son inevitables. Pero, no siendo su juego tan bueno como era, lleva un mont¨®n de tiempo [desde 1997] sin fallar un corte. Lo que pasa es que como est¨¢bamos acostumbrados a que ganara siempre... Nuestro deporte es muy complejo. Influyen en ¨¦l muchos factores. La fuerza mental es uno de ellos. Psicol¨®gicamente, puede que est¨¦ algo d¨¦bil. Pero en cuanto asimile sus errores y vuelva a la armon¨ªa... Estando ¨¦l al 70% o al 80%, los dem¨¢s no existimos. Es un puro atleta del golf".
Y Jim¨¦nez, un autodidacta, aunque se deje aconsejar por su hermano mayor y, de vez en cuando, por un profesor brit¨¢nico, cuyo impulso psicol¨®gico es la evidencia de su espl¨¦ndido momento. "No descarto a¨²n ganar un grande", formula por eso, a modo de declaraci¨®n de principios, quien presume de ser "el ¨²ltimo caddie", el ¨²ltimo gran golfista espa?ol procedente de esa escuela, de esa actividad con la que se ganaba un dinerillo extra cuando, a los 15 a?os, dej¨® el colegio para trabajar de aprendiz de mec¨¢nico. Ahora tiene un BMW y un Ferrari al que se atreve a cambiarle el aceite por s¨ª mismo, pero a nada m¨¢s. Las ¨²ltimas pastillas de freno las puso cuando a¨²n conduc¨ªa un utilitario, un Peugeot 205, all¨¢ por 1987.
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