Sobredefensa
Preocupado por la indefensi¨®n ante el acto que mat¨® gente nuestra -civiles, de la calle, de casa al trabajo- leo que se ha encarcelado a un grupo de terroristas que iba a volar la Audiencia Nacional con dos o tres jueces dentro -preferentemente, Garz¨®n, claro-, con una furgoneta cargada con 500 kilos de dinamita, que les iba a dar ETA, que empotrar¨ªan en el edificio. ?Al fin, estamos defendidos! Lector profesional, salto sobre los t¨ªtulos tan llamativos y busco el meollo. Ah, no ten¨ªan furgoneta ni dinamita. Ni relaci¨®n con ETA. Igual que la Audiencia, se dice, podr¨ªan haber volado un edificio de juzgados. O sea, un grupo probablemente de conspiradores, seguramente extremistas isl¨¢micos, parece que adem¨¢s delincuentes profesionales -?no es incompatible?- que hab¨ªan hecho un proyecto. Est¨¢ bien: hay que reventar estos prop¨®sitos ad ovo, antes de que nazca el terrible animal de la muerte, y nada hay que objetar a la operaci¨®n cuya importancia luego se ir¨¢ destilando; pero temo que la conversi¨®n en grandes titulares o en huecas voces de radio y de televisi¨®n sobrepasen la realidad informativa y nos produzcan miedo.
El miedo como pol¨ªtica -miedo al comunismo, miedo al terrorismo, miedo a los inmigrantes como delincuentes o como terroristas- es una fea acci¨®n, que puede dar resultados al que la produce pero que no fabrica la sociedad que se quiere. Es la pol¨ªtica de Bush, y no es tan mala para ¨¦l porque en sus v¨ªsperas electorales tiene muchos votantes porque inspira "m¨¢s seguridad"; es la pol¨ªtica de Aznar, exagerada en ¨¦l y en sus disc¨ªpulos porque a¨²n se proclama campe¨®n de una sola lucha, contra el terrorismo de ETA, y sigue diciendo -ahora, en Mosc¨²- que no descarta que sea el mismo enemigo; pero ha hecho m¨¢s por defendernos de ella la polic¨ªa francesa que lo que pudo hacer ¨¦l. La pol¨ªtica del miedo es la de ETA, es la genuina del terror, y nos produce sensaciones como la actual de los cuatro grandes cocineros que comparecen porque quiz¨¢ pagaron sus "impuestos revolucionarios"; como la "protecci¨®n" que pagaban los comerciantes a la Mafia de Estados Unidos.
Y se encuentran los admirables y car¨ªsimos chefs entre el miedo a ETA y el miedo a la justicia que les pueda considerar "colaboradores con banda armada". Entre la indefensi¨®n y la creaci¨®n del miedo hay un abismo moral; sobre todo cuando se crea como utilizaci¨®n pol¨ªtica.
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