'El Polaquito' ofrece una visi¨®n descarnada del hampa bonaerense
El director Juan Carlos Desanzo contrat¨® a ni?os de la calle para contar un drama de desarraigo con tintes autobiogr¨¢ficos
Abel Ayala no ha conocido a su padre. Ni siquiera su madre sabe qui¨¦n es. Lo cri¨® su abuela, que le dio sus apellidos, y a los 10 a?os se escap¨® de casa para vender chucher¨ªas en la Estaci¨®n Central de Buenos Aires. En 2002, tres a?os despu¨¦s, volvi¨® de nuevo, pero esta vez para rodar El Polaquito, de Juan Carlos Desanzo, en la que interpreta a un chico de la calle que se gana la vida imitando en los trenes a El Polaco, un conocido cantante de tangos. El drama, basado en una noticia del peri¨®dico, llega ma?ana a 30 salas espa?olas.
Ocho a?os y cuatro cintas dirigidas ha tardado Desanzo en poner en marcha El Polaquito. En su mente siempre est¨¢n sus recuerdos de infancia. "Esta pel¨ªcula tiene mucho de autobiogr¨¢fico. Yo crec¨ª en un hogar muy carenciado. Viv¨ªamos mi madre, mis hermanos, el perro y yo en una habitaci¨®n. A los cinco a?os empec¨¦ a trabajar repartiendo hielo, porque en esa ¨¦poca s¨®lo los ricos ten¨ªan nevera, y a los seis, vendiendo peri¨®dicos hasta las once de la noche", cont¨® ayer en Madrid el cineasta. Pero matiz¨®: "Antes no hab¨ªa la marginalidad que hay hoy en Buenos Aires".
Abel Ayala, El Polaquito, quiere que Desanzo le adopte. Como Fernando Roa y Lucas Lasarich, "los varoncitos" del largo, ha pasado de un orfanato a ser actor de prometedora carrera. "No quer¨ªa actorcitos de televisi¨®n con vicios deformantes, sin vivencias ni conocimientos del idioma (argot)", explic¨® el realizador de El amor y el espanto, La venganza o Eva Per¨®n. Por eso
Desanzo se lanz¨® a la b¨²squeda de artistas por centros de acogida, reformatorios y zonas de chabolas. "A algunas tuve que ir armado porque me pod¨ªan quitar hasta las medias", prosigui¨® en su relato. Conseguir que los muchachos actuasen fue muy duro: "No era f¨¢cil que tuvieran una entrega total. Estaban en el orfanato y los fines de semana me los llevaba a mi casa". Un mundo nuevo se abri¨® entonces para ellos: "El Polaquito se extra?¨® cuando mi mujer le ofreci¨® un jugo de naranja. Nunca hab¨ªa visto un zumo. Y el personaje La Vieja (Fernando Roa), cuando le puse delante de una c¨¢mara pens¨® que las im¨¢genes servir¨ªan para los archivos policiales".
Diez d¨ªas antes del rodaje contrataron a una actriz profesional, Marina Glezer, para el papel de Pelu, la joven prostituta de la que se enamora El Polaquito. "Ten¨ªa a una ni?a que viv¨ªa en la estaci¨®n. Era muy adicta a las drogas y desaparec¨ªa. Por eso la productora me oblig¨® a buscar a otra en el ¨²ltimo momento". Del resultado no puede estar m¨¢s orgulloso. Glezer ha ganado el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Montreal y un C¨®ndor de Plata, un Goya argentino.
La acci¨®n ten¨ªa que resultar natural, as¨ª que Desanzo ocult¨® c¨¢maras en la Estaci¨®n Central, por donde pasan medio mill¨®n de personas cada d¨ªa. "Ni extras pagados ni una major americana hubieran conseguido ese efecto con sonido incluido", coment¨®. El Polaquito recibi¨® excelentes criticas en Argentina, pero la afluencia de p¨²blico no fue la que ¨¦l esperaba. "La sociedad no quiere ver lo que tiene delante", lament¨®. Se sent¨ªa con una obligaci¨®n moral: "Quise hacer este filme por esa sensaci¨®n de angustia y muerte permanente que viven los chicos de la calle . Tambi¨¦n, por el chico de la calle que yo fui".
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