El Athletic abusa del Parma

Andaba el Athletic buscando el partido indiscutible, compensado, razonable, est¨¦tico y productivo. Europa, con la adrenalina que ha supuesto en Bilbao, era un lugar adecuado; el Parma, con su mar de dudas, con su operaci¨®n derribo, con una alineaci¨®n de suplentes (porque lo importante es el calcio y no la UEFA), con su miedo, era el rival propicio; porque la estimulaci¨®n competitiva invitaba a que cada cual demostrara el ritmo y la intensidad necesarios para acogotar a un rival timorato. Todo se puso propicio para que el Athletic, con el campo lleno como en la viejas noches, espectacular como un concierto de rock y a la vez ¨ªntimo como una peque?a plaza, se adue?ara del partido incluso antes de que el ¨¢rbitro diera comienzo al partido. El t¨¦cnico del Parma, asustado, perseguido y asesorado por Arrigo Sacchi, hab¨ªa afirmado un d¨ªa antes que su colectivo no se enfrentaba a un equipo sino a una naci¨®n (remedando aquello del PNV antiguo de que no era un partido, sino un pueblo, que repet¨ªa en los Alderdi Eguna, D¨ªa del Partido), ya le hab¨ªa entregado la jerarqu¨ªa al oponente con tanta humildad como sometimiento. A los seis minutos Gurpegui, sobrado, m¨¢s llegador que nunca, empal¨® desde fuera del ¨¢rea y la clav¨® junto al palo de la porter¨ªa de Berti (un suplente con m¨¢s malas pulgas que reflejos). Fue la guinda a un arranque espectacular del Athletic fraguado en la llegada de Gurpegui, la sabidur¨ªa de Urzaiz y, sobre todo, de la majestuosidad de Iraola, un chico que ha convertido la misi¨®n del lateral en un arte m¨¢s all¨¢ del derroche exigido al futbolista que m¨¢s metros tiene que recorrer en el campo.

De Iraola sali¨® lo m¨¢s eficaz y lo m¨¢s bello, lo m¨¢s inteligente. Todo sobre la base de la elegancia, de la intencionalidad y de la picard¨ªa. No en vano se ha criado como extremo y lejos de renegar de su condici¨®n la aplica, con m¨¢s metros y con la misma frialdad, con la misma mirada por el rabillo del ojo a su oponente, est¨¦ donde est¨¦.

El Athletic desarm¨® al Parma poni¨¦ndole un ritmo impresionante, un f¨²tbol al primer toque y una circulaci¨®n del bal¨®n demasiado exigente para un equipo est¨¢tico. El gol lleg¨® en un zapatazo de Gurpegui, como pod¨ªa haber llegado en un plongeon bell¨ªsimo de Urzaiz o en un disparo de Etxeberria. Y, jugando y jugando, llegando y llegando, lleg¨® un gol cl¨¢sico, un asunto entre amigos: Yeste efectu¨® un libre indirecto desde la banda (derecha, en este caso, aunque da igual la orientaci¨®n) y Del Horno, cabece¨® a placer, en el segundo palo. La defensa del Parma s¨®lo miraba a Urzaiz. Hab¨ªan visto pocos v¨ªdeos. Por ejemplo, pasaron el antepen¨²ltimo ante el Trabzonspor en Turqu¨ªa donde Del Horno marc¨® de igual manera.

El Parma no existi¨®. Efectivamente es un mal equipo, adem¨¢s acuciado, plagado de suplentes y mal dirigido. Pero lo poco que ten¨ªa se lo fundi¨® el Athletic con el f¨²tbol m¨¢s moderno de la temporada. Cuando el t¨¦cnico del Parma reaccion¨® (ya con 2-0) con un triple cambio metiendo a sus mejores hombres dio la sensaci¨®n de querer quitarse el problema de encima, m¨¢s que de resolver un conflicto. Algo que el Athletic se lo hab¨ªa explicado desde el primer al ¨²ltimo minuto. Para entonces, antes y despu¨¦s, el Athletic ya hab¨ªa abusado del Parma.