La Espa?a pacata
Mi madre me tap¨® los ojos y me sac¨® del cine para que no siguiese viendo La momia de Boris Karloff, que me estaba gustando tanto. El ni?o no deb¨ªa ver pel¨ªculas de terror. Deb¨ªa considerarse un miedo in¨²til, porque los realmente ¨²tiles ca¨ªan sobre m¨ª como una lluvia. Abuela, t¨ªas, servicio, vert¨ªan sobre m¨ª los nombres del injusto Coco, de Camu?as o el Hombre del Saco; los gitanos ambulantes que robaban ni?os, les descoyuntaban los huesos y les hac¨ªan trabajar en el circo (ya me hubiese gustado); y la muy posible llegada del lobo que, vi¨¦ndome despierto, me agarrar¨ªa con sus fauces. Las maestritas de primaria me ense?aban l¨¢minas de m¨¢rtires torturados, de Cristo flagelado; y en el cine ve¨ªa los cristianos devorados por leones (El signo de la cruz); me gustaba Elisa Landi, me entr¨® la man¨ªa rara de sacrificarme para salvarla y eso s¨ª que me cost¨® caro a lo largo de mi vida: siempre tuve una necesidad de salvar mujeres a mi costa.
No s¨¦ por qu¨¦ se dice que los actuales padres malos siguen el modelo de los suyos, que repiten los que a su vez tuvieran sus antepasados. No creo que ese inconsciente colectivo exista en materias de costumbre. Por lo que se refiere a m¨ª, siempre he sentido la necesidad de liberar a mis hijos de lo que me parec¨ªa mal para m¨ª. Tambi¨¦n de eso se me culpa: les eduqu¨¦ para la libertad y, como no la hab¨ªa, les sali¨® mal. Hasta un poeta tuve. Un poeta maldito; los franceses son extraordinarios, y mi hijo era admirable, pero para un padre puede ser algo muy duro. Me planteo esto cada vez que veo medidas que se consideran protectoras de la infancia, como las que se van a implantar en las emisoras de tele y radio de propiedad p¨²blica: durante casi todo el d¨ªa, hasta las nueve de la noche, s¨®lo se trasmitir¨¢n programas para menores de 18 a?os. Es decir, que los m¨¢s libres quedan censurados para todos los espectadores diurnos. Pero a ¨¦stos les queda la facultad de cambiar de emisora; hasta que el Gobierno haga su ley de contenidos, que le ronda a Zapatero por los discursos, y lo iguale.
Mi punto de vista es el de que todas estas censuras infantiles se hac¨ªan (antes) por tres razones: retrasar la salida de la ni?ez y la entrada en la vida real; inculcar en el miedo a quien desobedezca a personas a las que supone titulares de un mando; privar a todos de conocimientos reales. No me parece que sea recomendable en un r¨¦gimen de libertades. Ver en ello parte del retraso intelectual de Espa?a es bastante aproximado.
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