Manolo
Parece mentira, pero ya hace un a?o que muri¨® Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n, y con este motivo se suceden unos homenajes a los que diversas circunstancias me han impedido asistir, aun sabiendo que luego tendr¨¦ mala conciencia porque me pregunto si no ser¨¢ mi subconsciente el que acumula los obst¨¢culos. Si es as¨ª, la explicaci¨®n es de manual. En el fondo del fondo me niego a pensar que nunca volver¨¦ a encontrarme con Manolo en Boadas para tomar unas copas y ventilar nuestros acuerdos y nuestras discrepancias. Por lo general, soy una persona razonable, pero en este caso me cuesta reconciliarme, no tanto con la idea de su muerte como con la de su ausencia.
Cuando se habla de Manolo parece inevitable calificarlo de referente ¨¦tico, moral o intelectual, da lo mismo, y poner de relieve su compromiso, un concepto que va cayendo en desuso. Es innegable, pero son expresiones que me asustan en la medida en que pueden hacer de su persona p¨²blica una pieza estatuaria. Los que alguna vez tuvimos ocasi¨®n de asistir al desarrollo de su pensamiento e incluso el privilegio de polemizar con ¨¦l, sabemos hasta qu¨¦ punto el compromiso con la realidad, cuando se trata de individuos como Manolo, no consiste en acotar y juzgar los hechos que acontecen, sino en entender los mecanismos complejos y contradictorios que los causan y tratar de explic¨¢rselos a los dem¨¢s y ante todo a uno mismo. Tarea ingrata y cansada, porque en definitiva la rectitud no es una barrera protectora ni un capital fijo del que se pueden extraer rendimientos morales, sino un terreno resbaladizo, de confines borrosos, siempre expuesto a la imprevisi¨®n del d¨ªa, al pacto il¨ªcito, al enga?o y a la usurpaci¨®n. Creo que toda una generaci¨®n, o tal vez varias, aprendimos a diario esta lecci¨®n de aqu¨¦l que firmaba con varios seud¨®nimos pero siempre era Manolo.
Escribi¨® mucho y de muchos temas y viaj¨® sin descanso, porque si se hace camino al andar, ¨¦l lo hac¨ªa a paso de legionario. Luego, de repente, se qued¨® quieto. Ahora el triste aniversario viene a recordarnos que el tiempo es el ¨²nico que no se para nunca y que todo lo va dejando atr¨¢s. Pero cada uno se resiste como puede. Yo me niego a ver a Manolo en el pante¨®n de hombres ilustres. No me da la gana que descanse en paz.
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