C¨®digo televisivo
El acuerdo entre las cadenas de televisi¨®n y el Gobierno para redactar un c¨®digo de conducta que proteja a los ni?os frente a la telebasura -la zafiedad de algunos programas llamados rosas, la violencia gratuita, el lenguaje degradado y degradante, el tratamiento morboso de temas sexuales- es un paso en la buena direcci¨®n. Pero llamarlo corregulaci¨®n parece excesivo. Debe evitarse toda connotaci¨®n que implique censura o autocensura. Tras la reuni¨®n ayer con las tres cadenas privadas nacionales, la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega asegur¨® que "el Gobierno no va a entrar a programar". S¨®lo faltar¨ªa.
Hay una ley nacional y europea que cumplir y que ya contempla la limitaci¨®n de este tipo de emisiones a la franja horaria entre las diez de la noche y las seis de la madrugada. Las cadenas, incluidas las p¨²blicas, deben acatar esta regulaci¨®n. Debe contribuir a reforzarla este c¨®digo que un comit¨¦ integrado por operadores y administraciones ha de redactar en las pr¨®ximas semanas para que entre parcialmente en vigor, como pretende el Gobierno, antes de Navidad.
La protecci¨®n de ni?os y adolescentes -y de todos los consumidores de televisi¨®n- debe ser una prioridad dada la degradaci¨®n a la que se ha llegado en algunos casos. Pero hay que ser sumamente cuidadoso con la preservaci¨®n de la libertad y pluralidad de la informaci¨®n. La manipulaci¨®n informativa es un mal antidemocr¨¢tico frente al que nadie est¨¢ inmunizado. Desgraciadamente, hace tiempo que la realidad que reflejan los telediarios es m¨¢s terrible que muchas ficciones. Y la formaci¨®n de los ni?os implica que conozcan tambi¨¦n en qu¨¦ mundo viven.
El c¨®digo de conducta deber¨¢ ser juzgado a la luz de estos principios y de la propia concreci¨®n de esas l¨ªneas rojas a no cruzar por los operadores en horario de m¨¢xima audiencia infantil. Las televisiones p¨²blicas son las que mejor pueden marcar una pauta, como propone la propia directora general de TVE. La creaci¨®n de una comisi¨®n de operadores y de usuarios con capacidad de denunciar los eventuales incumplimientos de lo pactado s¨®lo puede ser temporal, a la espera del urgente consejo audiovisual independiente. De haber existido, el pacto de ayer no hubiera sido necesario.
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