La jugada de Berlusconi acaba en desastre
El primer ministro italiano mantiene a Buttiglione como candidato a comisario europeo
Silvio Berlusconi pens¨®, en julio, que el env¨ªo de Rocco Buttiglione a Bruselas era una jugada maestra: acallaba a sus aliados rebeldes de la democracia cristiana, evitaba un cambio de Gobierno y colocaba en la Comisi¨®n a su mejor especialista en asuntos europeos. Pero la jugada acab¨® en desastre. El martes no hubo forma de convencer a Buttiglione de que renunciara. Ayer, consumado el bofet¨®n parlamentario a Jose Manuel Dur?o Barroso, el Ejecutivo italiano anunci¨® que manten¨ªa la candidatura de Buttiglione.
Los democristianos de la UDC estaban crecidos en verano. Eran los ¨²nicos socios de la Casa de las Libertades que hab¨ªan aumentado votos en las elecciones europeas y exig¨ªan a Berlusconi un cambio de rumbo. Para empezar pidieron la ca¨ªda del ministro de Econom¨ªa, Giulio Tremonti, y la obtuvieron. Luego plantearon la necesidad de hacer m¨¢s cambios en el Gabinete, y Berlusconi ofreci¨® una vicepresidencia al l¨ªder de la UDC, Marco Follini. Pero Follini no se dej¨®. Quer¨ªa colocar algunos de sus hombres y mantenerse fuera, con margen para la cr¨ªtica. A Berlusconi se le ocurri¨® entonces la gran jugada: atraerse a Rocco Buttiglione, jefe espiritual del sector vaticanista de la UDC, y debilitar a Follini.
'Il Cavaliere' "no es s¨®lo un problema para los italianos", dice el l¨ªder de la izquierda
?Qu¨¦ le apetec¨ªa a Buttiglione, ya ministro de Relaciones con Europa? ?Una comisar¨ªa en Bruselas? Pues adelante. Para colocar a Buttiglione en el equipo del nuevo presidente de la Comisi¨®n, Dur?o Barroso, hab¨ªa que desprenderse de un comisario tan prestigioso como Mario Monti, pero a Berlusconi le pareci¨® un precio aceptable. Con Buttiglione satisfecho, Follini quedaba en minor¨ªa dentro de su propio partido. Y el presidente del Gobierno italiano cerraba una crisis, evitaba cambiar su Gabinete y se iba tranquilo de vacaciones.
El plan pareci¨® ¨®ptimo hasta el 5 de octubre, cuando Buttiglione compareci¨® ante el Parlamento Europeo y empez¨® a perorar sobre el pecado de la homosexualidad y la funci¨®n dom¨¦stica de las mujeres. Desde ese d¨ªa todo fue de mal en peor. Berlusconi, sin embargo, consider¨® que las cr¨ªticas al candidato italiano eran s¨®lo una muestra m¨¢s de los prejuicios de Estrasburgo contra el Gobierno italiano y acabar¨ªan desvaneci¨¦ndose. Barroso estaba dispuesto a mantener a Buttiglione, y Berlusconi tambi¨¦n.
El martes, en v¨ªsperas de la votaci¨®n decisiva, las cosas cambiaron. Barroso ech¨® cuentas y no le cuadraron. Perd¨ªa. Barroso sab¨ªa ya que Buttiglione no ced¨ªa: prefer¨ªa asumir el papel de m¨¢rtir de la fe cat¨®lica. Entonces contact¨® con Antonio Tajani, jefe del grupo de Forza Italia en Estrasburgo, para pedir que interviniera el propio Berlusconi y convenciera a Buttiglione sobre la conveniencia de renunciar a la cartera de Libertades y Justicia. Il Cavaliere, reunido con los otros dirigentes de su coalici¨®n para analizar la derrota en las recientes elecciones parciales, pidi¨® opini¨®n al jefe de la posfascista Alianza Nacional, el vicepresidente Gianfranco Fini. "Hagamos algo, antes de quedar mal y de que se nos culpe de una crisis europea", recomend¨® Fini. Berlusconi se volvi¨® hacia Follini, que palade¨® una venganza fr¨ªa: "T¨² elegiste a Buttiglione; t¨² decides ahora". Berlusconi telefone¨® a Buttiglione y ¨¦ste insisti¨® en su deseo de seguir.
Al presidente del Gobierno italiano, que segu¨ªa convencido de que el aut¨¦ntico objetivo del centroizquierda europeo no era Buttiglione, sino ¨¦l, le pareci¨® bien: al final, era mejor una crisis en Estrasburgo que una crisis con el electorado cat¨®lico italiano, fundamental para la coalici¨®n conservadora. Se le hizo saber a Barroso que Roma manten¨ªa el apoyo a Buttiglione. Y a Barroso no le qued¨® otra opci¨®n que la marcha atr¨¢s.
El ministro de Exteriores, Franco Frattini, anunci¨® ayer, tras el drama en Estrasburgo, que Buttiglione segu¨ªa siendo candidato del Gobierno italiano. A?adi¨®, sin embargo, que Berlusconi mantendr¨ªa "un debate constructivo" con Barroso y con los dem¨¢s l¨ªderes europeos para resolver el bloqueo.
La oposici¨®n celebr¨® el desastre: "Berlusconi no es solamente un problema para los italianos; lo es para todo el continente", proclam¨® Piero Fassino, secretario de los Dem¨®cratas de Izquierda. Il Cavaliere, reunido de nuevo con sus socios, trat¨® de calmarles. Bastar¨ªa situar a Buttiglione en una comisar¨ªa menos delicada, dijo, para que Barroso y su equipo salieran adelante, sin necesidad de que el Gobierno italiano tuviera que humillarse con una retirada.
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