Imprevisible 'Ni?o'

Exagerado en todo, en lo bueno y en lo malo, Fernando Torres tuvo un protagonismo absoluto anoche en Mestalla. Primero err¨® goles cantados y propici¨® con un mal pase el gol del Valencia. Y despu¨¦s sac¨® el genio que lleva dentro: expiraba el encuentro cuando El Ni?o recibi¨® un pase largo de Simeone, un buen pase, s¨ª, pero con escaso margen de maniobra, rodeado de tres defensores valencianistas y un portero siempre dispuesto. No le import¨®. Su control fue extraordinario: amortigu¨® suavemente el bal¨®n entre los cordones de la bota derecha, dribl¨® hacia atr¨¢s y se alej¨® de sus tres marcadores, justo antes de disparar con el alma y ver pasar la pelota entre la nube de piernas y la estirada tard¨ªa de Ca?izares, que anduvo muy lento. Evit¨® as¨ª el Atl¨¦tico su cuarta derrota consecutiva fuera de casa y meti¨® de paso al Valencia en una situaci¨®n desesperada para su entrenador, que suma siete partidos sin ganar. La verdad es que hab¨ªa hecho pocos m¨¦ritos el Valencia para ganar, y s¨®lo un grave error de Leo Franco permiti¨® a Angulo sacar una ventaja que fue despu¨¦s insuficiente. Porque el Valencia no tuvo f¨²tbol, como viene siendo habitual. Ni mucho ni poco. Y ni siquiera en la ¨²ltima media hora, con un jugador m¨¢s por la expulsi¨®n de Paunovic, mostr¨® superioridad alguna.

Y eso que, con el agua al cuello, Ranieri hab¨ªa vuelto a las esencias. Al equipo que le dio tanta gloria a Rafa Ben¨ªtez. Ni rastro de las nuevas incorporaciones del verano. En el minuto uno, un patad¨®n involuntario del central Pablo en el rostro de Aimar dej¨® helado el estadio. Y al enganche argentino sangrando en la boca, camino del vestuario. Justo antes de recibir el impacto, hab¨ªa cabeceado picado Aimar en la ¨²nica ocasi¨®n valencianista en toda la primera parte. El rechace de Leo Franco lo remat¨® a las nubes Mista, en un mal presagio. El portero del Atl¨¦tico, a su vez, transmiti¨® un mensaje que se repetir¨ªa poco despu¨¦s: era incapaz de atajar casi ning¨²n bal¨®n.

La lesi¨®n de Aimar enfri¨® al Valencia. El Atl¨¦tico se defendi¨® con la gorra, siendo sus dos centrales -Pablo y Perea- muy superiores a los atacantes locales. Ferrando mont¨® un centro del campo numeroso y pele¨®n que se impuso en ese espacio. Conquist¨® el territorio, pero anduvo escaso de clase para decidir. Arrinconado Ibagaza a la banda derecha, s¨®lo Paunovic, desde la media punta, lanz¨® un gran pase en profundidad a Fernando Torres, que le gan¨® la espalda a la defensa. Claro que entonces El Ni?o pag¨® el precio de llamarse El Ni?o y de querer que cada uno de sus goles sea una obra maestra. En este caso, trat¨® de picar el bal¨®n por encima de Ca?izares, pero pifi¨® la vaselina: se le qued¨® el pie atrancado en la cal.

El partido adquiri¨® un tono cada vez m¨¢s gris y desagradable, con un infinito n¨²mero de imprecisiones en los pases, en los controles, en todo. Y muchas patadas. Mientras Ranieri ped¨ªa tranquilidad a sus jugadores, ¨¦stos insist¨ªan en profundizar por el extremo izquierdo, como si por all¨ª cabalgara todav¨ªa Vicente, que se qued¨® fuera, lesionado hace un mes en Bremen, y no Angulo, que es un desastre consumado por esa banda.

No parec¨ªa el d¨ªa de Torres. Aparte de entrar en pendencias varias con la zaga local, fallaba en los momentos decisivos. Como cuando, tras aquel espectacular pase cruzado de Jorge, para el que el centrocampista canario hubo de alzar el pie hasta la cadera, Torres control¨® mal el bal¨®n dos veces. Y permiti¨® que le cerrara el defensa. Poco despu¨¦s El Ni?o perdi¨® un bal¨®n en el centro del campo sin ninguna necesidad. Y ah¨ª naci¨® el gol del Valencia. Baraja sac¨® punta a su excelente pase en largo en un pelotazo orientado de 40 metros para Di Vaio. El italiano alcanz¨® el pico izquierda del ¨¢rea grande con una sorpresa en la llegada: la presencia de Leo Franco, que se trag¨® el bal¨®n en el salto. Di Vaio se revolvi¨®, salv¨® al portero y su tiro lo sac¨® Pablo bajo palos. Lo ramach¨® Angulo a gol.

El viento cambi¨® de pronto de direcci¨®n. Y todas las penurias que se le acumularon al Valencia hasta entonces las traslad¨® al Atl¨¦tico, que perdi¨® a Panunovic por una segunda tarjeta muy infantil por su parte. Todo parec¨ªa sentenciado hasta que apareci¨® el imprevisible Ni?o. Encendi¨® la luz para su equipo. Y apag¨® la de Ranieri, que viaja a Milan para enfrentarse el martes al Inter con la soga al cuello.