Sonido joven
La Joven Orquesta Nacional de Espa?a cumple 20 a?os. Por sus filas han pasado 890 instrumentistas. ?sta es una cr¨®nica de 24 horas en la vida de los que forman la cantera de nuestra m¨²sica.
En un lugar de Castilla-La Mancha, 110 m¨²sicos de entre 18 y 23 a?os empiezan a llegar desde media Espa?a y buena parte de Europa con el mismo destino en su cuentakil¨®metros. Y no son precisamente los teloneros de Estopa, que ese mismo fin de semana promete abarrotar recintos en la regi¨®n. Un cami¨®n de m¨¢s de 12 metros aparca junto al Auditorio Municipal de Albacete. Dentro, un ej¨¦rcito de cajas met¨¢licas que custodian arpas, violonchelos, contrabajos, pianos y toda la gama de instrumentos de percusi¨®n, que van desde una marimba hasta un juego de sartenes, espera silencioso a ser descargado para tomar territorio. No hay duda: es la Joven Orquesta Nacional de Espa?a (JONDE). Sus instrumentistas o jondidios, elegidos entre m¨¢s de 600 aspirantes cada temporada, y sus 17 profesores est¨¢n a punto de inaugurar el ¨²ltimo de sus cuatro encuentros anuales, para deleite de los manchegos.
Albacete no ha tenido que segar el patio de ning¨²n convento para que los pipiolos de la Joven Orquesta Nacional celebren en esta ciudad uno de sus cinco encuentros anuales. No es broma. En la memoria de Bel¨¦n Franco, la coordinadora de estos eventos pedag¨®gicos desde la creaci¨®n de la orquesta, hace ahora justo dos d¨¦cadas, est¨¢n presentes las malas condiciones del principio. "Fue en aquella primera gira largu¨ªsima en Galicia cuando hubo que segar el patio del convento en Redondela, porque el arzobispo de Vigo-Tuy no dio permiso para dar el concierto en la iglesia y el pueblo se volc¨® para que se diese el concierto donde fuese", recuerda Bel¨¦n, sin duda la mejor base de datos de la JONDE.
Veinte temporadas musicales despu¨¦s, Albacete pone a su disposici¨®n, como tantas otras localidades espa?olas, sus instalaciones municipales. La paradoja: Castilla-La Mancha es una de las pocas regiones sin orquesta estable. Pero s¨ª con afici¨®n: el n¨²mero de chavales de esta comunidad en la orquesta, tradicionalmente capitaneada por la franja mediterr¨¢nea, con mayor tradici¨®n de bandas, crece y crece. "Somos casi un 10%, aunque tenemos que emigrar a otras regiones para colocarnos. Pero siempre es una alegr¨ªa volver porque los m¨ªos s¨®lo me ven en foto", espeta vivaracha Mar¨ªa Jos¨¦ Ortu?o, flautista y oriunda de Caudete (Albacete). Ella tiene una trayectoria privilegiada: se ha formado en Alemania, ¨¦ste es su ¨²ltimo a?o en esta orquesta, le ha fichado la de Oviedo y planea una excedencia a Inglaterra para perfeccionarse. "Y eso que pas¨¦ las pruebas a la cuarta", dice sin vanidad.
El resto de los m¨²sicos de esta orquesta nada tienen que envidiar a esta albacete?a. Jos¨¦ Luis Turina, director art¨ªstico de la JONDE desde 2001, da fe de ello. "Las pruebas de selecci¨®n son muy duras y hay que pasarlas cada a?o de los tres que se puede permanecer en la orquesta. En las pruebas de admisi¨®n se exige tener de 18 a 23 a?os y ser espa?ol o residente en Espa?a, por lo que en los ¨²ltimos a?os hay cierto n¨²mero de hijos de m¨²sicos eslavos. Todos los chavales aqu¨ª reunidos han pasado por una prueba p¨²blica en la que deben interpretar una obra obligatoria acompa?ada de piano (pueden traer su propio pianista). Pasada la primera criba, los seleccionados deben interpretar una obra de su elecci¨®n, y lo m¨¢s temido: la partitura a simple vista. Sin haber ensayado antes, se les da un fragmento para ver su musicalidad, su talento. Los 110 mejores podr¨¢n disfrutar de los encuentros de la JONDE, como ¨¦ste". Turina sabe de lo que habla. ?l es el encargado de seleccionar a los instrumentistas y de determinar el repertorio musical, am¨¦n de inculcarles una actitud humilde y respetuosa, esencial para integrar una orquesta.
Lo del encuentro viene a ser como una inmersi¨®n musical de 15 a 20 d¨ªas en una ciudad espa?ola. El padre de la f¨®rmula es Edmond Colomer, el impulsor y primer director art¨ªstico de la JONDE, desde 1984 hasta 1995. La mec¨¢nica es sencilla. Se busca un sitio donde quepan cerca de 140 personas y que tenga unas 20 aulas. Las arcas del Estado -la JONDE pertenece al Instituto Nacional de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica (INAEM), que depende del Ministerio de Cultura- pagan a los chicos el alojamiento, la comida, la docencia y el viaje; esto ¨²ltimo, nada balad¨ª, ya que estos encuentros sirven de reuni¨®n para el 43% de los m¨²sicos de arpa, piano, viento y percusi¨®n, que estudia en el extranjero, y el 22% de los de cuerda. Sus destinos preferidos: Alemania, Reino Unido y Holanda. Y, ojo, que un violonchelo paga entero otro pasaje de avi¨®n. Otros, como Miyuki T¨¦llez, una andaluza de madre japonesa aficionada al jazz y con la ¨²nica plaza de piano de la orquesta en su poder desde hace tres a?os, no puede traerse el instrumento a cuestas desde su escuela en Alemania y se lo facilita la JONDE.
"Somos una orquesta nacional n¨®mada por naturaleza porque no tenemos local de ensayo fijo. Cualquier lugar de la geograf¨ªa espa?ola nos vale. Por ejemplo, somos muy fieles a Pilas, un peque?o pueblo de Sevilla. Estudiamos propuestas, y Paco Mart¨ªn, el coordinador de producci¨®n, y yo hacemos una visita un a?o y medio antes a los sitios para ver si son viables. Trabajar con una orquesta errante requiere mucha coordinaci¨®n y humor para improvisar", explica Turina.
Goteo de estudiantes hacia las residencias Jos¨¦ Isbert y Benjam¨ªn Palencia. Calurosos saludos estuche en mano. Abrazos efusivos por veteran¨ªa, instrumentos, sexo o paisanaje. Besos apasionados de los novios y novietes formados en anteriores encuentros. Por su aspecto desenfadado, nadie dir¨ªa que tras esas rastas, tatuajes, bajos descosidos y ganas de fiesta hay tanta disciplina musical. Y es que a los chavales les toca afinar su talento en interminables horas de ensayo. El coordinador art¨ªstico, Saulo Mu?iz, lo explica: "De aqu¨ª no s¨®lo salen los m¨¢s virtuosos, sino los m¨¢s capaces de catalizarse en ese gran animal sinf¨®nico que es una orquesta. Lo de titulares de la orquesta les dura s¨®lo un a?o; al cabo tendr¨¢n que volver a pasar las pruebas, y as¨ª hasta tres a?os. La lanzadera est¨¢ hecha, luego empieza a jugar su val¨ªa". En las ¨²ltimas audiciones para la Joven Orquesta Europea, Espa?a consigui¨® 15 plazas. El cuarto pa¨ªs, despu¨¦s de Reino Unido (25), Alemania (19) y Holanda (17).
La muesca del tes¨®n la tienen m¨¢s patente los 30 violines, el grupo m¨¢s numeroso, con fama de ser el m¨¢s competitivo, y los 12 violas. "Joder con tu muerdo", le dicen a Catalina Sureda. La sospechosa mancha p¨²rpura bajo su barbilla no es producto de la pasi¨®n adolescente. El muerdo no es m¨¢s que un callo, el beso del instrumento al calz¨¢rselo al cuello durante ocho horas al d¨ªa. "Es un orgullo. A m¨ª no me importa", comenta. Tras la toma de las habitaciones (porque no hay m¨²sico que no tenga fama de desordenado), en unas horas estar¨¢n ensayando.
A pesar del af¨¢n docente de la JONDE, ¨¦sta no suple el papel de los conservatorios, y su misi¨®n es servir de puente entre la vida acad¨¦mica y el trabajo. "Una trayectoria inimaginable en los ochenta, cuando hab¨ªa que importar m¨²sicos extranjeros para llenar los reci¨¦n construidos auditorios y se ampli¨® el cupo de edad de esta orquesta porque los conservatorios estaban vac¨ªos. El gran fallo de nuestra ense?anza instrumental es que se consider¨® s¨®lo en funci¨®n del repertorio del solista, ninguneando el orquestal", recuerda Elisa Roche, catedr¨¢tica de pedagog¨ªa musical.
?Tanto signific¨® y significa la JONDE? Saulo Mu?iz se asombra de la pregunta. "Nunca agradeceremos bastante a Edmond Colomer, el impulsor de esta orquesta, su labor, junto con la de Jos¨¦ Manuel Garrido Guzm¨¢n, ex director general del INAEM de 1982 a 1989 y actual gerente del Teatro de Madrid. Colomer lleg¨® con ideas frescas de Estados Unidos y de Europa. Consigui¨® que acudiesen los mejores profesores extranjeros para que esto no fuera una orquestilla de j¨®venes patrios. Se centr¨® en aportar su granito para el crecimiento real del m¨²sico profesional". Sus halagos contrastan con la modestia de las palabras de Colomer, ahora director de la Orquesta de Baleares y de la Orquesta Sinf¨®nica del Vall¨¦s: "S¨®lo hubo que adaptar a la realidad de la m¨²sica espa?ola de los a?os ochenta un modelo con antecedentes en otros pa¨ªses occidentales. No exist¨ªan f¨®rmulas m¨¢gicas, bastaba el sentido com¨²n", comenta. Una lucidez que, como recuerdan sus actuales directivos, sirvi¨® para indicar al Ministerio de Educaci¨®n hacia d¨®nde deb¨ªa apuntar lo que deb¨ªa alcanzarse en las aulas. Aunque el proceso es muy lento, como lo demuestra, en pleno 2004, la gran cantidad de extranjeros en nuestras orquestas.
Facultad de Humanidades y Enfermer¨ªa. Todos se pegan al tabl¨®n de anuncios para saber la mec¨¢nica del encuentro. Dos grupos de c¨¢mara y sinf¨®nico dan paso a obras de Mozart, Beethoven, Berio, Toldr¨¢, Halffter, Schubert y Roberto L¨®pez. ?Roberto L¨®pez? "Es un compositor residente de Villena (Alicante). En la JONDE seleccionamos a un joven menor de 30 a?os, y tiene la obligaci¨®n de escribir en un a?o una obra de c¨¢mara y otra sinf¨®nica. La primera, un d¨²o para violonchelo y piano, la estrenamos mundialmente aqu¨ª", dice Turina. "Un encuentro ideal debe tener una gran obra del repertorio sinf¨®nico tradicional, otra del b¨¢sico del siglo XX y una de un compositor espa?ol vivo para que pueda asistir a los ensayos".
Los chavales se pueden apuntar al concierto de c¨¢mara, al sinf¨®nico o a los dos, como es el caso de Oleguer Aymam¨ª, de 22 a?os, un violonchelista catal¨¢n que ya tiene las partituras del Cuarteto con flauta en re mayor, de Mozart.
Ainhoa Lucas de la Encina, de Bilbao, es la archivera de la JONDE desde 1999. Ella es la encargada de que las partituras est¨¦n sobre los atriles en los conciertos. Como en cada encuentro, los de producci¨®n se han encargado de traerle sanas y salvas sus m¨¢s de 3.000 partituras. "Al principio me asustaba tener un archivo n¨®mada. Pensaba que iba a ser ca¨®tico, y ahora es mi ritmo", cuenta.
"Tatari ta ta tararitatata. Es el caminar de una guarnici¨®n, no puede sonar tan bonito", explica Magdalena Barrera a Isabel y Selma, sus dos alumnas. Est¨¢n estudiando la intervenci¨®n de las arpas para una obra de Luciano Berio. Barrera, arpista de la Sinf¨®nica de Barcelona (OBC), acude desde 1991 a los encuentros de la JONDE. Como ella, otros 17 profesores ensayan por instrumentos el repertorio. Algunos, como Julia Gallego, profesora de flauta o clarinete, o Guillermo Salcedo, de oboe y fagot, son ex componentes de la JONDE, un aliciente para los chavales.
Doce de la ma?ana. Un grupo de violonchelistas hace un alto entre clase y clase en un banco con su despliegue de fundas por los suelos. "Una buena, de fibra de carbono, puede costar 1.200 euros. A m¨ª me cost¨® eso, m¨¢s 18.000 del chelo, que es de 1753, y 3.000 del arco. Tengo suerte porque mi madre tiene el t¨ªtulo de piano y sabe de lo que va esto", cuenta Jaime Puertas, un fornido leon¨¦s de 22 a?os. "Pero no todo el mundo es como t¨². Mi chelo no tiene papeles. Me lo vendi¨® un t¨ªo a mitad de precio en la puerta de mi conservatorio", dice Mar?al Ayats, un joven espigado de Vic que iba para veterinario y ha acabado abrazando un violonchelo cuatro horas al d¨ªa. "Tambi¨¦n en Asia hacen chelos en serie por 600.000 pesetas. Prefiero los antiguos, que ya tienen cogido el sonido, pero no siempre se puede". Y es que conseguir un instrumento no es sencillo. Beatriz Linares, la ¨²nica mujer del grupo y novata en la orquesta, denuncia que en Espa?a ning¨²n banco da un cr¨¦dito a un joven para comprar un instrumento. "En Alemania dejan el chelo a los mejores alumnos; en Estados Unidos hay mecenas y fundaciones. Aqu¨ª no hay cultura musical, todo cuesta mucho. Primero, convencer a tus padres de que esto es una profesi¨®n normal aunque no tenga titulaci¨®n universitaria; la mitad de la gente acaba pagando a un profesor particular si quiere progresar, las becas no existen, y asistir a un concierto siendo estudiante es una ruina, cuando en otros pa¨ªses hay descuentos. Y no s¨®lo esto: como en un conservatorio no se puede ensayar m¨¢s de cuatro horas y no hay instalaciones p¨²blicas, acabas volviendo locos a los vecinos".
El calor del debate contrasta con el silencio sepulcral de la clase de t¨¦cnica Alexandre, en la que su profesora, Marta Bar¨®n, ense?a a los chicos a reconocer c¨®mo los h¨¢bitos interfieren en los mecanismos posturales. "Mi clase no hace milagros, pero les ayuda. Es algo m¨¢s que ense?ar a una violinista a sentarse bien en una silla", se?ala.
A la salida, dos violas de los m¨¢s veteranos ensayan en los ba?os. Cuca Mart¨ªnez y Fran Ainoza se despiden este a?o de la JONDE. Cierran una etapa que empezaron a los nueve a?os, cuando entraron en el conservatorio. No les gustar¨ªa dedicarse a dar clase, y aunque tienen a la vista varios castings en orquestas semiprofesionales, no saben d¨®nde acabar¨¢n. Fran dice que no descarta tirar por el flamenco o por el jazz. "Antes, en una orquesta espa?ola todos los violas eran extranjeros. Hab¨ªa tres guiris y un espa?ol que lo hac¨ªa casi bien. Ahora la viola empieza a coger nombre y hay m¨¢s oferta para nosotros", apunta Cuca.
Dos horas antes del gran concierto
sinf¨®nico, baile de planchas y nervios en la residencia Benjam¨ªn Palencia. "?Qui¨¦n lleva grabadora?", se oye por los pasillos. La cita, a las siete de la tarde en la puerta. Bel¨¦n Franco se encarga de ir con ellos en el autob¨²s. Todos bajan de gala, irreconocibles. Unos parecen ni?os disfrazados y otros han duplicado su edad. Un autob¨²s les llevar¨¢ hasta el teatro Circo, donde muchos familiares siguen a esta orquesta n¨®mada para aplaudir a sus reto?os.
Todos est¨¢n ya en ruta menos las solistas: ?gata Policinska, Cristina Montes y Leticia Moreno. Esta ¨²ltima se aloja en la residencia de profesores y viaja con su madre y sus dos perritas. Son los peque?os caprichos de una diva de 19 a?os que aprendi¨® a tocar el viol¨ªn a los seis de o¨ªdo, sin saber leer una sola nota, gracias al m¨¦todo Suzuki. Ella es la solista encargada de emular a Pablo Sarasate en la Sinfon¨ªa espa?ola, de Edouard Lalo, que se tocar¨¢ esta noche. Sabe que es una ni?a prodigio, acumula premios internacionales seg¨²n crece y sabe que el resto de la orquesta recela. ?C¨®mo no cortarse con alguien que con 17 a?os ya hab¨ªa realizado una gira con Kristoff Penderecki y la Orquesta Sinf¨®nica de Varsovia?
En su habitaci¨®n se enfunda un ajustado traje rojo. Son los ¨²nicos segundos que ha soltado su viol¨ªn, un Pietro Guarneri de 1679 donado por la Stradivari Society of Chicago. "Estaba destinado a otro alumno, pero la oyeron tocar y se lo dieron a ella. S¨®lo prestan 20 instrumentos", asegura su madre. Aqu¨ª, hasta el director invitado, Jos¨¦ Luis Temes, se ha sorprendido de su maestr¨ªa.
Nervios y ensayos entre bambalinas.
Una rotura inoportuna de la cuerda de un viol¨ªn, un mo?o deshecho en el ¨²ltimo segundo y las llamadas de un sinf¨ªn de familiares que desde el patio de butacas o desde su casa les desean suerte. Una hora despu¨¦s, aplausos y m¨¢s aplausos. "Esto es lo m¨¢s gratificante. El inter¨¦s sincero que se despierta en auditorios improvisados en claustros, colegios e incluso hospitales psiqui¨¢tricos. Sitios poco curtidos para la m¨²sica que aplaud¨ªan cuando lo consideraban oportuno o cuchicheaban durante las obras", explica Paco Mart¨ªn mientras se enfrenta a la tarea ingente de embalarlo todo y devolver los instrumentos a las bodegas del Auditorio Nacional de Madrid, sede administrativa de la JONDE.
Despu¨¦s del ¨¦xito, la orquesta se va con la m¨²sica a otra parte. No abandonan tierras manchegas: el pr¨®ximo concierto ser¨¢ en Puertollano (Ciudad Real). Esta noche, todos los m¨²sicos recuperan su edad saliendo hasta altas horas. "Recordad que ma?ana temprano hay grabaci¨®n del concierto", les dice con deje paternalista Turina.
Hasta Leticia Moreno, con un concierto en Tailandia a la vuelta de la esquina, se queda un d¨ªa m¨¢s porque le han invitado a la fiesta. Al margen de tanta euforia, ?se puede sobrevivir de la m¨²sica cl¨¢sica en Espa?a? "Vivir es lo normal, dado que el mundo de la m¨²sica es muy vers¨¢til: un buen instrumentista puede ser solista, tocar en una orquesta, colaborar en grabaciones, y si termina sus estudios superiores puede ense?ar en un conservatorio o en un instituto de secundaria". El optimismo de Turina es hoy irrefutable. Se cierran las maletas de otro encuentro de la JONDE, un viaje m¨¢s edulcorado con la sangre de los 20 a?os.
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