C¨¦lulas madre

El Gobierno aprob¨® el pasado viernes un decreto-ley que viene a clarificar las posibilidades de investigar con c¨¦lulas madre embrionarias procedentes de embriones humanos sobrantes de procesos de reproducci¨®n asistida. Desde su descubrimiento hace seis a?os, se sabe que estas c¨¦lulas, presentes en los preembriones de menos de dos semanas, tienen la importante propiedad de reproducirse indefinidamente y, en condiciones no todav¨ªa dilucidadas por completo, diferenciarse en c¨¦lulas de cualquier tejido.

Es obvio que su utilizaci¨®n abre la posibilidad de regenerar cualquier ¨®rgano o tejido da?ado, sea ¨¦ste el p¨¢ncreas de los diab¨¦ticos, el coraz¨®n de los infartados o las neuronas de los enfermos de Alzheimer, entre muchas otras dolencias. Es lo que ha venido empezando a llamarse medicina regenerativa. Sin embargo, no se ha avanzado en este campo lo que hubiera sido razonable esperar debido a las limitaciones impuestas en muchos pa¨ªses, entre otros el nuestro hasta ahora. En efecto, la investigaci¨®n requiere usar preembriones de unos pocos d¨ªas, y ¨¦stos existen, congelados en las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida desde hace ya mucho a?os, sin otro destino veros¨ªmil que ser destruidos. Pero la Iglesia y las comunidades religiosas m¨¢s conservadoras consideran que estos embriones, apenas unas diminutas esferas de unas doscientas c¨¦lulas sin ning¨²n tejido formado ni la menor caracter¨ªstica asociada a un ser humano, son ya personas, y su destrucci¨®n es equiparable a un aborto. No es ¨¦sa la opini¨®n de los cient¨ªficos, que consideran que su estudio puede deparar grandes beneficios sanitarios.

Espa?a se incorpora as¨ª a los pa¨ªses que han regulado estas investigaciones con las precauciones que los mismos cient¨ªficos han sugerido. Es necesario el consentimiento de los progenitores. Queda prohibida cualquier compensaci¨®n econ¨®mica. Los proyectos e investigadores deben estar perfectamente identificados. Los resultados deben ser cedidos para el trabajo de otros investigadores. Y una comisi¨®n de seguimiento y control, dependiente del Ministerio de Sanidad, en conjunci¨®n con las autoridades sanitarias auton¨®micas, deber¨¢ aprobar cada proyecto. Nuestro pa¨ªs cuenta con algunos grupos de nivel internacional en este campo que ahora podr¨¢n proseguir su trabajo sin trabas ni amenazas. Desde luego, no es inminente la aparici¨®n de terapias regenerativas, y convendr¨ªa no alentar falsas esperanzas. Es necesario recorrer un largo camino de investigaciones y ensayos en todo el mundo para llegar a ese punto. Pero todo tiene un principio, y este decreto permite que los cient¨ªficos espa?oles se unan a los que empiezan a explorar ese largo camino.