Simat, un pueblo intranquilo
La convivencia en el municipio se ve alterada por la avalancha de inmigrantes que llega con la cosecha de la naranja
Durante los meses de octubre a marzo la localidad de Simat de La Valldigna, una poblaci¨®n de 3.200 habitantes, recibe la llegada de trabajadores para la campa?a de recolecci¨®n de la naranja. La agricultura y los campos de c¨ªtricos son la principal actividad econ¨®mica del municipio y de todo el valle. En los ¨²ltimos a?os ha crecido el n¨²mero de cuadrillas de recolectores formadas por extranjeros, sobre todo de los pa¨ªses del Este. Mano de obra m¨¢s barata, que llega al municipio en busca de cierta estabilidad laboral, al menos durante unos meses. Los hay que vienen con la seguridad de un puesto de trabajo, pero la temporada de la naranja atrae tambi¨¦n a un reducido grupo de poblaci¨®n, la mayor¨ªa n¨®madas de ¨¦tnica gitana de procedencia rumana que arrastran consigo a toda su familia. Acuden a la zona con la expectativa de hacerse hueco en alguna cuadrilla.
El fen¨®meno no es nuevo. Se podr¨ªa hacer una radiograf¨ªa similar en cualquier municipio de La Ribera, o en la zona de Requena y Utiel en ¨¦poca de vendimia. Pero en Simat se est¨¢ produciendo en los ¨²ltimos tres a?os una situaci¨®n particular. La localidad concentra a la mayor¨ªa de los inmigrantes temporeros que acuden a La Valldigna. El Ayuntamiento cifra el n¨²mero de extranjeros censados en el municipio en 400, un 12% de la poblaci¨®n. Los vecinos y grupos del PP y Arc Iris, en la oposici¨®n, aseguran que la cifra real dobla los datos oficiales. La raz¨®n por la que Simat es tan atractiva para estos inmigrantes hay que buscarla en el negocio que de varios propietarios de inmuebles, vecinos de la localidad. Alquilan viviendas a precios muy bajos, unos tres euros el d¨ªa. En ella se "hacinan" familias enteras, en condiciones sanitarias y de habitabilidad m¨¢s que cuestionables, seg¨²n coinciden vecinos y pol¨ªticos municipales.Esta situaci¨®n ha empezado a crear malestar entre los ciudadanos de Simat. La llegada de esta poblaci¨®n temporal coincide adem¨¢s desde hace varios a?os con el aumento de hurtos en algunos comercios del municipio. Nadie se atreven a afirmar con certeza que haya una relaci¨®n entre esta poblaci¨®n y los robos. Una vecina, propietaria de un comercio, resume el sentimiento de la poblaci¨®n: "No estamos seguros de qui¨¦n roba, pero cuando ocurre algo la tendencia general es a pensar que han sido los extranjeros".
La ciudad se encuentra dividida. Algunos comerciantes aseguran que la situaci¨®n es insostenible. Uno de los negocios m¨¢s "castigados" por los hurtos es un supermercado ubicado en la calle principal de Simat. Sus empleadas afirman que en la temporada de naranja sufren robos casi a diario. La propietaria de una tienda de electrodom¨¦sticos cercana, asegura que no ha sufrido ning¨²n hurto en su establecimiento, pero reconoce sentir cierta intranquilidad cuando uno de estos grupos entra en el comercio.
La situaci¨®n explot¨® el pasado lunes. Un grupo de vecinos y comerciantes, acudieron al Ayuntamiento aprovechando la convocatoria de un pleno. Algunas voces acusaban al alcalde, el socialista Vicent Palomares, de no tomar medidas para resolver el problema. Los grupos de la oposici¨®n, PP y Arc Iris, se sumaron a las cr¨ªticas. Palomares s¨®lo cont¨® con el apoyo del Bloc. Esta semana, algunos vecinos han iniciado la recogida de firmas de un documento que denuncia la "intranquilidad" de la ciudadan¨ªa. El escrito pide para la poblaci¨®n inmigrante establecida en la localidad "condiciones dignas de vivienda, sanitarias, de trabajo y la escolarizaci¨®n de los menores". Muestra su rechazo a "los propietarios que fomentan la explotaci¨®n de los inmigrantes", y exige "la regularizaci¨®n de los trabajadores para mantener una buena convivencia".
El alcalde se reuni¨® esta semana con responsables de la Guardia Civil en la comarca para estudiar medidas, como el incremento de la vigilancia en el municipio. El primer edil anunci¨® su intenci¨®n de crear una comisi¨®n especial para estudiar el tema, integrada por representantes de todos los partidos pol¨ªticos municipales, de los comerciantes, vecinos y fuerzas de seguridad.
Fernanda Ll¨¢cer, portavoz municipal del PP, reclama al alcalde un "control de la c¨¦lula de habitabilidad", as¨ª como "una fiscalizaci¨®n" de los inmuebles en los que se est¨¢n realizando obras para adecuar pisos de alquiler. La agrupaci¨®n local de Arc Iris se suma a estas medidas, y pide que "si es preciso se intervenga por v¨ªa judicial". Una actuaci¨®n, dice el grupo independiente, "que evitar¨ªa abusos, garantizar¨ªa viviendas dignas, precios razonables para los extranjeros, y contribuir¨ªa a su integraci¨®n".
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