Lecci¨®n de realidad

Dio igual que el Sevilla llegara a La Romareda con la vitola de segundo clasificado en la Liga. El Zaragoza en casa se crece, se siente seguro y esquiva los errores y las dudas que le amenazan cuando le toca batirse en la de otros. Adem¨¢s, el Sevilla que ayer salt¨® a La Romareda no fue capaz de mostrar ninguna de las caracter¨ªsticas en las que ha basado su privilegio actual. Los cuerpos pueden entrenarse para mantener la tensi¨®n a lo largo de series interminables de partidos en competiciones varias. Pero las mentes se inmunizan a la espuela si ¨¦sta se aplica sin interrupci¨®n.

El Zaragoza con la victoria de ayer, la quinta en su estadio en Liga, ha igualado su mejor arranque liguero en casa, que se remontaba a la temporada 1964-1965, cuando los cinco magn¨ªficos. Galletti desnud¨® al equipo de Joaqu¨ªn Caparr¨®s muy pronto. No s¨®lo por el gol que consigui¨®, sino por la superioridad con la que desbarat¨® a la celeb¨¦rrima solidez defensiva sevillista.Una zaga que ha ganado muchos puntos para su equipo, pero que ayer fue le herida por la que se desangr¨® el Sevilla.

Javi Moreno retras¨® su posici¨®n y apoy¨® las embestidas de Galletti y Savio por las alas. El t¨¦cnico zaragocista sacrific¨® su esquema habitual de dos puntas para dejar solo en el ataque al asturiano Villa.

Ya que Galletti hab¨ªa encontrado la puerta hacia el gol, Savio -fant¨¢stico en la mayor¨ªa de sus acciones- decidi¨® no ser menos. Sergio Ramos derrib¨® al brasile?o en el ¨¢rea y Villa logr¨® el segundo tanto zaragocista en la ejecuci¨®n del consecuente penalti. Caparr¨®s, desbordado ante el juego ofensivo del Zaragoza, hizo entrar a Navas en sustituci¨®n de David Castedo.

Pero sirvi¨® de poco. Movilla distribu¨ªa el juego mientras su compa?ero de pivote, el canterano Zapater, estaba m¨¢s pendiente de las tareas defensivas. Para no perder la capacidad de sorpresa al ataque, V¨ªctor Mu?oz decidi¨® cambiar de banda a Savio y a Galletti al final de la primera parte, un cambio de t¨¢ctica que le ha funcionado en otras ocasiones.

Aunque el ataque del Sevilla se ampli¨® a tres hombres en la segunda mitad, no pudo marcar ni un solo gol. Era el primer partido en La Romareda en el que Luis Garc¨ªa consegu¨ªa mantener su porter¨ªa inmaculada.

El Sevilla, sin se?ales de vida de Alfaro, Renato o Baptista, se desinfl¨® en la fuerza en sus contraataques y se limit¨® a buscar que no le marcaran otro gol.Pero lo meti¨® Villa, tras otro fallo defensivo, redondeando el buen trabajo de su conjunto e impartiendo una clase de realismo y ganas.