Patrullas entre minor¨ªas en Kosovo
Las tropas espa?olas en la provincia administrada por la ONU se entrenan con material antidisturbios
En la puerta del monasterio del siglo XIII de Gorioc, en las monta?as del oeste de Kosovo, donde viven ocho monjas ortodoxas serbias, un cartel indica que las medidas de seguridad y la guardia permanente de un pelot¨®n de tropas espa?olas no son una broma: "Kfor est¨¢ autorizada a utilizar armas de fuego". Es el m¨¢ximo grado de advertencia de las tropas internacionales en Kosovo, la provincia serbia administrada por la ONU desde los bombardeos de 1999 donde, bajo mando de la OTAN, 19.000 militares de 32 pa¨ªses est¨¢n desplegados, 780 de ellos espa?oles, el cuarto contingente.
La protecci¨®n del patrimonio hist¨®rico es una de las misiones del contingente espa?ol, que tiene su zona de operaciones en el oeste de la provincia, en la regi¨®n de Istok. All¨ª los pueblos serbios aislados, y de otras minor¨ªas, proliferan en medio de una mayor¨ªa albanesa. De hecho, adem¨¢s de Base Espa?a, existe un segundo destacamento, con unos 80 efectivos, en el valle de Osojane, cerca de un reasentamiento serbio, al que unas 250 personas regresaron en 2001.
En las patrullas, a pie o en blindado, en los controles de carretera o en las escoltas a autobuses de serbios, los incidentes son casi inexistentes. Pero la revuelta de marzo, durante la que radicales albaneses asesinaron a 19 serbios en Kosovo y quemaron 4.000 viviendas, as¨ª como el boicoteo serbio a las parlamentarias de la semana pasada demuestran que la paz no ha llegado a esta regi¨®n, cuyos 1,8 millones de habitantes son en un 90% albaneses; pero que Serbia considera la cuna de su historia. Tras las cr¨ªticas generalizadas contra la Kfor por haber tardado tres d¨ªas en detener la revuelta, los contingentes, incluido el espa?ol, recibieron material antidisturbios y ahora realizan ejercicios diarios, adem¨¢s de llevarlo en sus blindados.
"Si no estuvi¨¦semos aqu¨ª, las monjas tampoco estar¨ªan", asegura el sargento Vicente Am¨¦rico, de 33 a?os, al mando del pelot¨®n que vigila el monasterio. M¨¢s all¨¢ de las alambradas y los focos comienza un espeso bosque que se extiende sobre la ladera de la monta?a. Al otro lado est¨¢ Montenegro. Las guardias son de 24 horas y, como asegura la soldado Virginia Rodr¨ªguez, de 24 a?os, las relaciones con las monjas y con la poblaci¨®n local, albanesa o serbia, es excelente. En eso el contingente espa?ol no es una excepci¨®n: seg¨²n una encuesta reciente de Naciones Unidas, Kfor, con m¨¢s de un 70% de aprobaci¨®n, era la instituci¨®n m¨¢s respetada de Kosovo.
"Hemos hecho, sobre todo durante el periodo electoral, muchas patrullas a pie con int¨¦rprete para poder hablar con la gente. Ya sean serbios o albaneses, nuestra presencia les tranquiliza", afirma la cabo Rebeca G¨®mez Otero, de 26 a?os, en Base Espa?a, un moderno cuartel construido en las afueras de la localidad de Istok. "Es importante estar presente en este tipo de misiones", dice el cabo Eduardo Clemente, de 25 a?os. "Nuestra presencia les da seguridad, pero tambi¨¦n para los pies a los dem¨¢s".
En los controles, y se hacen muchos cada d¨ªa, las principales infracciones son la falta de documentos o de matr¨ªculas. "Ellos saben muy bien lo que hay hacer", se?ala el cabo Clemente. Si hay problemas, como la aparici¨®n de armas, deben avisar a la polic¨ªa de la ONU. Un armario guardado bajo llave en el destacamento de la Guardia Civil en Base Espa?a demuestra que Kosovo sigue siendo un lugar complicado: all¨ª se custodian, hasta su destrucci¨®n, Kal¨¢shnikov, pistolas, rifles o escopetas de caza.
La Brigada de Cazadores de Monta?a, con unidades de Jaca, Huesca y Pamplona, el Regimiento de Caballer¨ªa de Valladolid y el Mando de Artiller¨ªa de Fuencarral, en Madrid, que componen el grueso de las tropas espa?olas -tambi¨¦n hay militares espa?oles en Pristina y Prizren-, llegaron a Kosovo hace un mes y su misi¨®n se prolongar¨¢ durante otros cinco. Los espa?oles llevan aqu¨ª desde 1999 al amparo de la resoluci¨®n 1.244 del Consejo de Seguridad y todo indica que la misi¨®n ser¨¢ larga. A mediados de 2005, est¨¢ previsto que Naciones Unidas revise el estatuto de Kosovo. La mayor¨ªa albanesa, que pretende la independencia, y la minor¨ªa serbia, que quiere seguir siendo parte de Serbia, apenas est¨¢n de acuerdo en algo: sea cual sea el estatuto final, Kfor debe permanecer.
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