Una modelo persa en el baloncesto
Nekal Haidari, de origen iran¨ª, compagina las pasarelas y el bal¨®n
Nekal Haidari tiene un abuelo pol¨ªgamo en Bandar Abbas, en el sur de Ir¨¢n. Una abuela que s¨®lo sabe de ella lo que le dice el marco de una foto suya con su hermana. Una madre en M¨®stoles, Madrid, y dos profesiones: modelo y jugadora de baloncesto de Primera Divisi¨®n. Dos actividades laborales y dos culturas que "no casan muy bien".
Nekal Haidari (M¨®stoles, 1985), que significa nada menos que suerte y felicidad, sobrelleva como puede su herencia cultural y sus dos facetas, "un poco antag¨®nicas". Como muestra, hace menos de dos meses le rompieron el labio de un codazo entren¨¢ndose la misma semana en la que ten¨ªa que rodar un anuncio publicitario de televisi¨®n de una conocida marca de ropa: "Ves, a¨²n se me ve la cicatriz, pero casi no se nota", dice ahora, con el pelo recogido y los ojos claros recuadrados por los p¨¦talos de las pesta?as.
Su padre muri¨® con 33 a?os tras escapar del opresivo ambiente del r¨¦gimen del sha
Su padre, "guap¨ªsimo y moreno", falleci¨® de un ataque al coraz¨®n con 33 a?os cuando ella ten¨ªa s¨®lo dos. Regentaba dos bares de copas en la capital. Escap¨® del opresivo ambiente del Ir¨¢n del sha y deambul¨® por la India e Inglaterra antes de recalar "con negocios" en Espa?a. Su madre, madrile?a, lo conoci¨® "tratando de colocarle una banderita de la Cruz Roja". La peque?a Nekal, que nunca fue precisamente peque?a -mide ahora 1,85 metros-, se traslad¨® a vivir con sus abuelos maternos a M¨®stoles. Y all¨ª, "cuando ten¨ªa 10 a?os", empez¨® a jugar "por casualidad" al baloncesto.
Pero las cosas le fueron bien; del colegio p¨²blico P¨ªo Baroja de la ciudad del sur de Madrid pas¨® al club Real Canoe hace seis a?os. "Escal¨®n a escal¨®n he llegado al primer equipo". Pero precisamente ahora, cuando ha alcanzado el ¨²ltimo pelda?o de su "sue?o de infancia", tiene que renunciar a ¨¦l. Nekal tiene 19 a?os, un anuncio de Canal +, varios desfiles como figur¨ªn y un sinf¨ªn de "trabajos variados como azafata". Tambi¨¦n ocupa las madrugadas como relaciones p¨²blicas de una discoteca madrile?a "para gente famosa". All¨ª ha conocido a varios actores de la serie Al salir de clase y a "otros famosos". Seg¨²n ella, todos le dan muy buenos consejos de c¨®mo "orientar" su carrera profesional.
Hace menos de un a?o tuvo un encontronazo con otra jugadora y le rompieron la nariz. "Una tragedia para una modelo". Una tragedia apenas perceptible. S¨®lo le queda esa peque?a marca horizontal sobre el puente que no se ve salvo con anteojos. A pesar de estos trabajos, sospecha que su trayectoria como jugadora est¨¢ en el alero y tiene dudas sobre cu¨¢l va a ser el camino a seguir. "Es muy dif¨ªcil hacer las dos cosas a la vez", comenta con tristeza.
La misma melancol¨ªa con la que aguanta con paciencia las preguntas sobre la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo: "Yo trato de explicar que Ir¨¢n e Irak no s¨®lo no tienen nada que ver, sino que adem¨¢s son pa¨ªses tradicionalmente enfrentados", comenta.
Nekal confiesa que s¨®lo sabe algunas palabras de farsi, el idioma de su familia paterna. "S¨¦ decir abuela, porque ella es la ¨²nica de esa rama familiar que se sigue preocupando por mi hermana y por m¨ª". Nekal reconoce que el islam y su trayectoria vital entran en contradicciones, pero lo resuelve calific¨¢ndose de "no religiosa", aunque si tuviese que elegir, se siente miembro de la tradici¨®n cultural "espa?ola". Aunque "recordando siempre cu¨¢l es mi origen y de d¨®nde vengo, sin olvidar eso nunca".
Su entrenador, Juan Diniz, asegura que Nekal tiene "mucho talento para el baloncesto", pero advierte de que sus "peculiares circunstancias" perjudican su carrera deportiva. Esta temporada, el Motiva Real Canoe ha llegado a un acuerdo con la modelo de origen iran¨ª para que s¨®lo se entrene cuando no tenga compromisos publicitarios. Una condici¨®n que dificulta "que luego dispute minutos en la cancha". A sus compa?eras, sin embargo, no les molesta la profesi¨®n de Nekal. Les "hace gracia" y se lo recuerdan con un apodo: La Model.
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