Manos libres para gobernar
Bush dirigir¨¢ su pa¨ªs y actuar¨¢ en la escena internacional con la legitimidad que le dan m¨¢s de 58 millones de votos
El presidente George W. Bush tiene las manos libres. Tiene todo el poder que da una victoria clara en una elecci¨®n democr¨¢tica, el mandato del que careci¨® hace cuatro a?os y que forj¨® en la pr¨¢ctica tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero tambi¨¦n tiene -ya sin las presiones de la reelecci¨®n- la oportunidad de rectificar errores cometidos en el pasado, aunque nunca los haya reconocido y haya poca esperanza de que alguna vez lo haga. En todo caso, despu¨¦s de su triunfo en el refer¨¦ndum del martes -que es a lo que se reduce la reelecci¨®n de un presidente en ejercicio-, el refer¨¦ndum sobre su persona, su liderazgo y su pol¨ªtica, y con la legitimidad que le da haber logrado casi cuatro millones m¨¢s de votos que su rival, el titular de la Casa Blanca -subestimado de nuevo, como en 2000, y en los juicios tras su actuaci¨®n en los debates- puede dirigir el pa¨ªs y liderar la comunidad internacional a su manera.
No se deber¨ªa deducir que Bush vaya a ser el elefante en la cacharrer¨ªa que fue en su primer mandato
Los presidentes suelen dedicar los segundos mandatos a intentar pasar a la historia
El pron¨®stico de por d¨®nde van a ir las cosas en los pr¨®ximos cuatro a?os parte irremediablemente de lo que ya se conoce, pero no se pueden descartar cambios: los presidentes suelen dedicar los segundos mandatos a intentar pasar a la historia. "Creo que en estos pr¨®ximos cuatro a?os, el presidente Bush puede verse obligado a cambiar, a causa de las realidades nacionales, pero, sobre todo, de la realidad internacional, lo cual es interesante", opina Clifford Kupchan, vicepresidente del Nixon Center. "Habitualmente, los presidentes tienen que ser cuidadosos en su primer mandato, porque es el de la reelecci¨®n, y son m¨¢s libres para hacer lo que quieren en el segundo. Pero creo que vamos a ver lo contrario", agrega el analista.
Desde el punto de vista nacional, los republicanos siguen en la Casa Blanca y refuerzan sus mayor¨ªas en la C¨¢mara de Representantes y en el Senado (con los dulces problemas que les supondr¨¢ en el futuro la ausencia de equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo); el presidente puede impulsar sin obst¨¢culos sus planes para la reforma del sistema fiscal -hacer permanentes los recortes- y la reforma de la seguridad social -privatizaci¨®n parcial del sistema de pensiones-, pero necesitar¨¢ controlar el d¨¦ficit presupuestario.
Adem¨¢s, y con el respaldo en sus opciones de valores morales que le da el rechazo abrumador de los 11 referendos sobre los matrimonios gays, el presidente tiene tambi¨¦n mandato para nombrar tres o cuatro magistrados en el Tribunal Supremo, con lo que inclinar¨¢ definitivamente -y por muchos a?os- la mayor¨ªa conservadora del organismo constitucional. Como declar¨® ayer a la cadena de televisi¨®n CNN el experto presidencial Alan Lichtman, "este resultado demuestra un respaldo al enfoque conservador de la sociedad".
Hacia el exterior, la comunidad internacional ya conoce los criterios de la actual Casa Blanca sobre la forma en la que act¨²a la ¨²nica superpotencia. Pero no habr¨ªa que deducir autom¨¢ticamente que el segundo Bush va a ser el elefante en la cacharrer¨ªa que ha sido el primero. Seg¨²n Kupchan, "dada la situaci¨®n en Irak y las amenazas que suponen Ir¨¢n y Corea del Norte, creo que veremos a un Gobierno que volver¨¢ a una pol¨ªtica exterior m¨¢s multilateral, porque entender¨¢ que, a pesar de lo que preferir¨ªan hacer, no se puede proteger el poder de Estados Unidos ni garantizar sus intereses nacionales de forma aislada. No lo conceptualizar¨¢n quiz¨¢, pero pueden acabar, a pesar de ellos mismos, recurriendo a la ONU, no porque les guste, sino porque es la ¨²ltima esperanza de salir del l¨ªo de Irak. As¨ª que creo que vamos a ver un regreso, forzado por las circunstancias, al multilateralismo".
Probablemente el presidente Bush ha aprendido mucho m¨¢s de lo que admite sobre los errores cometidos, pero la gran inc¨®gnita que debe despejarse es el destino de pol¨ªtica neoconservadora que ha dominado su acci¨®n exterior desde de los atentados terroristas del 11-S en Nueva York y Washington, y el futuro de sus protagonistas. ?El resultado de las elecciones les ampara y les garantiza la continuidad, o deja a Bush las manos libres para desembarazarse de sus m¨¢s toscos representantes? Las incorporaciones al nuevo Gabinete, especialmente Defensa y la Secretar¨ªa de Estado, responder¨¢n a esa pregunta. Seg¨²n Clifford Kupchan, "la corriente neoconservadora se ha debilitado notablemente por los problemas en Irak. Yo no me atrever¨ªa a decir que es una fuerza agotada, pero creo que se ha debilitado mucho, tanto en cuesti¨®n de imagen como de eficacia de sus pol¨ªticas. Es verdad, por otra parte, que el presidente tiene notables simpat¨ªas con sus puntos de vista, por lo que la pregunta es si el fracaso emp¨ªrico de los neoconservadores obligar¨¢ a cambiar el rumbo futuro de la pol¨ªtica exterior de George W. Bush".
Por ¨²ltimo, y desde el punto de vista org¨¢nico, las manos libres de Bush tienen otra proyecci¨®n importante: bajo su direcci¨®n -en realidad, bajo la direcci¨®n del gran triunfador en la sombra, el estratega y cerebro de la Casa Blanca Kart Rove- el Partido Republicano se ha reorganizado, se ha consagrado como una maquinaria eficac¨ªsima que no ha fallado a la hora de organizar el apoyo de la base y de superar al Dem¨®crata en rentabilizar la alta participaci¨®n en las urnas.
Los republicanos tienen ahora lo que nunca han tenido en tiempos modernos: una estructura de base nacional que penetra en casi todos los sectores y que avanza en todas las minor¨ªas (especialmente en la minor¨ªa m¨¢s importante estrat¨¦gicamente, la hispana; no hay que olvidar que el republicano Mel Mart¨ªnez ser¨¢ el primer senador latino miembro de este partido), con la trascendencia que tiene esto para el futuro del pa¨ªs. La crisis en la que entran ahora los dem¨®cratas -la dura b¨²squeda del alma y la br¨²jula del partido- contrasta con el control y la unidad de los republicanos, cuya principal tarea ser¨¢ acomodar la sociedad al mensaje conservador que sale reforzado y acomodar a las distintas familias del partido para evitar en lo posible que haya fricciones entre radicales y moderados.
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