Qu¨¦ raro
La noticia sobre un accidente de metro en Barcelona me hace reflexionar sobre lo poco que se estropea el metro. Y no s¨®lo el metro, sino los autobuses, los aviones, los sem¨¢foros y hasta el p¨¢ncreas, que es m¨¢s complicado que un reloj de cuerda. Si se produjeran en la ciudad el mismo n¨²mero de cat¨¢strofes que en el interior de mi cabeza, la vida ser¨ªa imposible. Pero sales por la ma?ana y funcionan los sem¨¢foros. Enhorabuena a quien los controle porque he intentado acordarme de la ¨²ltima vez que vi un sem¨¢foro roto y creo que fue hace dos a?os. Adem¨¢s, lo arreglaron enseguida. Lo bueno es que piensas: "Voy a llamar por tel¨¦fono a la oficina para decir que llegar¨¦ un poco tarde". Y sacas el m¨®vil, marcas el n¨²mero y te responde Garc¨ªa. "Garc¨ªa, que el ni?o ha amanecido con sarampi¨®n, as¨ª que tengo que llevarlo al m¨¦dico y me retrasar¨¦ un poco". "Que no sea nada", te responde Garc¨ªa.
Hagamos recuento de las cosas que han tenido que funcionar en este acto intrascendente: mi m¨®vil, el tel¨¦fono de la oficina, el propio Garc¨ªa y mi mentira. La mentira es lo que m¨¢s ha chirriado porque, ahora que me acuerdo, la utilic¨¦ hace un par de meses. Pero lo importante es que, bien o mal, ha hecho su trabajo y yo, en lugar de estar archivando expedientes, me encuentro sentado a la mesa de una cafeter¨ªa, con una raci¨®n de churros y un peri¨®dico que, al intentar abrirlo, se abre sin problemas. Compruebo la numeraci¨®n de las p¨¢ginas una a una y est¨¢n todas bien. La p¨¢gina dos es la p¨¢gina dos y la veinte es la veinte. Llevo a?os controlando la numeraci¨®n de las p¨¢ginas del peri¨®dico sin encontrar un fallo.
A la hora pagar, pienso: "Ver¨¢s t¨² la que se arma ahora como se haya ido al carajo durante la noche el sistema monetario y no me acepten los euros". Pero me los aceptan porque el sistema, pese a su complejidad, ha aguantado milagrosamente un d¨ªa m¨¢s. Yo, en cambio, tengo la cabeza llena de ideas obsesivas que me matan. Si la realidad funcionara como mi cabeza, saldr¨ªa el Sol un d¨ªa s¨ª y otro no, o a ratos. Cuando llego a la oficina me dicen que se ha muerto el director de personal, y hasta en eso me parece advertir que hay una inteligencia que lo controla todo, menos mi angustia. Qu¨¦ raro.
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