La barrera electoral y su (im)posible reforma
Es del dominio p¨²blico que mi opini¨®n sobre la barrera electoral que en el Estatuto figura no es positiva precisamente. Como el profesor Franch i Ferrer prob¨® hace algunos a?os en el caso valenciano la barrera es rigurosamente in¨²til al efecto de satisfacer el objetivo por el que se trata de legitimarla, favorecer la gobernabilidad, si la barrera no hubiere existido las mayor¨ªas parlamentarias hubieran sido las mismas y la base parlamentaria de los gobiernos id¨¦ntica, eso s¨ª el Parlamento hubiere sido m¨¢s representativo de la realidad valenciana de lo que actualmente es. Mi objeci¨®n principal a la barrera no radica tanto en la mengua de representaci¨®n que comporta ( hasta un diez por ciento de los votos privados de representaci¨®n merced a la misma ) cuanto en el efecto que tiene sobre el derecho de sufragio de los ciudadanos que tienen la desgracia de votar "mal" , esto es, a las minor¨ªas. Ese efecto es simple: el ciudadano queda privado del derecho de participaci¨®n pol¨ªtica mediante el sufragio que le reconoce, a t¨ªtulo de fundamental, el art.23 de la Constituci¨®n. Si usted , amigo lector, tuvo la desdicha de votar BNV o UV en las pasadas elecciones sepa que su voto no se cont¨®, como dice con encantadora ingenuidad y claridad la ley electoral" no ser¨¢ tenido en cuenta". Es de notar que ese defecto no es inherente a la barrera, de hecho no se produce en los ejemplos que se suelen usar como elemento de comparaci¨®n por los defensores de la misma ( el alem¨¢n o el italiano), y no se produce all¨ª porque el elector tiene en tales casos dos votos, uno de los cuales, el que se emite en distrito uninominal, no se ve afectado por la barrera, de tal modo que la barrera electoral no supone siempre y necesariamente la ablaci¨®n de su derecho fundamental de sufragio, que es lo que pasa aqu¨ª. Si se adoptara para la elecci¨®n a Cortes Valencianas un sistema electoral proporcional personalizado como el alem¨¢n, o un sistema mixto como el italiano el defecto actual - que, a mi juicio, hace inconstitucional la barrera valenciana - desaparecer¨ªa.
Con todo confieso que la barrera electoral me parece un instituto profundamente antip¨¢tico ( sea constitucional o no). Por una parte es una figura que est¨¢ pensada para orientar el voto de los electores, para inducir el "voto estrat¨¦gico", para procurar que los electores voten "bien", voten a "los buenos", que sin duda por feliz casualidad son los grandes, y del otro disuadirles de orientar su voto "mal", de que voten a "los malos", que Dios en su infinita bondad consiente que sean los peque?os. Que quieren ustedes que les diga, como impenitente lector de Cervantes penalizar a los peque?os porque lo son no me parece simp¨¢tico precisamente. Por eso he escrito alguna vez que la mejor barrera electoral es la que no existe: que los electores hablen y a quien ellos se lo den, S.Pedro se lo bendiga.
Ahora bien, aqu¨ª y ahora la cuesti¨®n de la barrera no es precisamente inocente, desde la perspectiva de los dos partidos mayoritarios al menos. No lo es para el PSPV: la disminuci¨®n de la barrera o su desaparici¨®n asegurar¨ªan con toda seguridad la permanencia en el Parlamento de EUPV y desalentar¨ªa una eventual coalici¨®n entre l?Entesa y el BNV ( que ninguna de las partes necesitar¨ªa para entrar en la C¨¢mara ), posibilidad no demasiado grata para los intereses electorales de la socialdemocracia valenciana en tanto en cuanto el efecto de incitaci¨®n al "voto util" de los nacionalistas se evaporar¨ªa. Sin embargo esa posibilidad podr¨ªa tener un efecto colateral positivo: proporcionar socios parlamentarios al PSPV en el caso de que los necesitara en 2007 para formar una mayor¨ªa parlamentaria capaz de sostener un gobierno.
Tampoco es neutral desde la perspectiva del PP. La estrategia seguida por el PPCV desde principios de los noventa se ha basado en la agrupaci¨®n de todo el electorado del "no-socialismo", para ello ha tenido que absorber y/o destruir cualquier formaci¨®n situada entre el propio PP y los socialistas. La agrupaci¨®n le permite ser mayoritario, pero esa misma agrupaci¨®n tiene un importante efecto de retorno: le deja sin socios y ante la alternativa de la mayor¨ªa absoluta o la oposici¨®n. La disminuci¨®n o desaparici¨®n de la barrera no le permitir¨ªa conseguir un socio complementario porque tal cosa no existe. Por ello esa reforma es unilateral: a corto plazo beneficia al PSPV y s¨®lo al PSPV. Adem¨¢s, aunque no se confiese, no parece aventurado se?alar que existe un motivo adicional para mantener las cosas como est¨¢n: la disminuci¨®n o desaparici¨®n de la barrera podr¨ªa animar al sector termoc¨¦falo del zaplanismo a probar la aventura de una versi¨®n valenciana de la URAS: montar para las auton¨®micas un partido de derecha alternativo posible, pero no necesariamente, de corte alicantinista Algo que no se si en G¨¦nova, pero ciertamente en la calle de Caballeros despierta un entusiasmo f¨¢cilmente descriptible.
Es cierto que los resultados que en realidad se buscan obtener con la barrera electoral podr¨ªan obtenerse mediante mecanismos menos lesivos para el sufragio universal y dotados de mayor racionalidad, pero tambi¨¦n lo es que ello supondr¨ªa entrar en modificaciones de fondo de las actuales reglas electorales, ora seg¨²n el modelo alem¨¢n, ora seg¨²n el modelo italiano, y aunque algunas de tales modificaciones me parecen intr¨ªnsecamente deseables su introducci¨®n exigir¨ªa de los dos grandes partidos aventurarse en terrenos desconocidos, cosa a la que los mastodontes no parecen muy aficionados. Adem¨¢s, porqu¨¦ no decirlo, el cambio en la barrera despierta, en ambos partidos, la hostilidad de los que sue?an con la posibilidad del bipartidismo. Que esa sea una alternativa tan ineficiente como peligrosa ( peligrosa ante todo para algunos de sus defensores ) no es ¨®bice para que el sue?o exista y tenga sus consecuencias en el hacer de esos partidos.
Unas cosas por otras no me parece que el cambio de tan antip¨¢tico instituto tenga muchas posibilidades. El sindicalismo ratonero de algunos de nuestros pol¨ªticos se encargar¨¢ de ello. Salvo que de ello nos libre Dios, naturalmente.
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es profesor de Derecho de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
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