La vida atormentada de Gil de Biedma
La primera gran biograf¨ªa del poeta recorre la vida, la obra y los amores del creador
Ten¨ªa una poderosa inteligencia, era seductor, elegante con un toque anglosaj¨®n, buen conversador, de enorme cultura, prodigiosa memoria, era brillante, ten¨ªa sensibilidad y ternura, dominaba idiomas, era cosmopolita y, adem¨¢s, sent¨ªa curiosidad por todo. Desarroll¨® una dial¨¦ctica mort¨ªfera que lleg¨® a ser leyenda y que, en ocasiones, le convirti¨® en un enemigo temible. Fustig¨® hasta la crueldad a cuantos a ¨¦l se acercaron, sobre todo a los j¨®venes poetas que le ped¨ªan consejo. Nadie, excepto quiz¨¢ Ana Mar¨ªa Moix y Juan y Joaquina Mars¨¦, escaparon al dardo de su palabra, ni siquiera su muy querido Carlos Barral. Gabriel Ferrater fue su sparring perfecto.
Era de sexualidad potente y vigorosa, que, en combinaci¨®n con el alcohol, le llev¨® a abismos sin l¨ªmite y a una carrera hacia la destrucci¨®n. Fue, es, sobre todo, uno de los grandes poetas de la generaci¨®n de los cincuenta, que abri¨® rutas literarias con apenas 80 o 90 poemas de enorme intensidad y rara perfecci¨®n formal. Pero ten¨ªa un secreto que marc¨® su vida.
"Ten¨ªa un conflicto brutal consigo mismo. Se odiaba tanto que el odio le desbordaba"
"Jaime dio a las tertulias de la universidad un irritante tono aristocr¨¢tico
"Recoge cinco siglos de tradici¨®n de la mejor poes¨ªa espa?ola e incorpora la inglesa"
"Ten¨ªa una sexualidad desesperada, transgresora, urgente. En esto se parec¨ªa a Pasolini"
Ahora, cuando se cumplen 75 a?os de su nacimiento -el pr¨®ximo 13 de noviembre- y casi 15 de su muerte -el 8 de enero de 2005-, aparece Jaime Gil de Biedma. Retrato de un poeta, la primera gran biograf¨ªa del poeta. La publicar¨¢ Circe y saldr¨¢ el 20 de este mes. Su autor es Miguel Dalmau, el mismo que fue finalista del Premio Anagrama de ensayo con Los Goytisolo. Dalmau ha reunido m¨¢s de cien testimonios, de familiares, amantes y amigos, y m¨¢s de cincuenta fotograf¨ªas, en su mayor¨ªa in¨¦ditas.
Ha sido una investigaci¨®n ardua y no exenta de dificultades, pero el resultado es un libro que nadie de quienes aman la poes¨ªa de Gil de Biedma querr¨¢ perderse. Dalmau desvela el misterio que rode¨® su vida y pone de manifiesto que su inventado personaje po¨¦tico es falso. Su poes¨ªa es pura autobiograf¨ªa.
Dalmau reconstruye la figura de Jaime Gil de Biedma desde tres puntos de vista: su trabajo en la Compa?¨ªa de Tabacos de Filipinas, la poes¨ªa y el amor.
Pregunta. ?C¨®mo era en realidad?
Respuesta. Ten¨ªa un conflicto brutal consigo mismo. Se odiaba tanto que el odio le desbordaba. El alcohol pod¨ªa convertirle en un enemigo temible. Jugaba a ser diferentes personajes, el de se?orito que se autofustigaba, el de ejecutivo, el de amante...
P. ?Por qu¨¦ se odiaba tanto?
R. Ten¨ªa su versi¨®n oficial: "Me odio a m¨ª mismo porque tengo que envejecer, porque tengo que morir". Yo creo que ese odio parte de un trauma de su infancia que no es otro que el de su despertar al sexo. Sufri¨® abusos sexuales en la infancia y en la adolescencia por una persona de confianza de su c¨ªrculo ¨ªntimo. Y si en aquel contexto hist¨®rico y social el sexo ya era un tab¨², el contra natura, como se dec¨ªa, era doblemente castigado. Su odio nace del sentimiento de culpa.
P. No es ¨¦sa la imagen que da en los poemas en que recuerda su infancia.
R. Blind¨® sus poemas para que nadie remotamente dudara de que su infancia hab¨ªa sido inmensamente feliz. Todo eso del personaje po¨¦tico que se invent¨® es mentira. "No soy yo", dec¨ªa, "el que habla en los poemas, es un personaje po¨¦tico". Lo hac¨ªa para tranquilizar a la familia, sobre todo a su madre. Como dice Francisco Rico, su poes¨ªa es "directa y descarnadamente autobiogr¨¢fica".
Jaime Gil de Biedma naci¨® el 13 de noviembre de 1929 en Barcelona. Su padre era hijo de un senador conservador, y su madre, de familia liberal -su padre hab¨ªa sido ministro de diversos Gobiernos antes de la guerra-. Al poeta le pusieron de nombre Jaime en recuerdo de un hermano que as¨ª se llamaba y que muri¨® antes de que naciera ¨¦l. Eso no gust¨® demasiado a Tat¨®n o Jaimito, como le llamaban en casa. Para sus compa?eros de colegio era Croqueta, porque era gordito.
Su madre, Luisa Alba, puso todas sus esperanzas en ¨¦l, era el elegido que hab¨ªa de recoger la antorcha del abuelo ministro. Su padre, Luis Gil de Biedma, se conformaba con menos: quer¨ªa que entrara en la Compa?¨ªa de Tabacos de Filipinas, en la que ¨¦l ocupaba un alto cargo. Estudi¨® Derecho.
?C¨®mo era Jaime Gil en aquel oto?o de 1946, cuando lleg¨® a la facultad? Un estudiante de muy buen aspecto, bien trajeado, con un pa?uelo en el bolsillo de la americana y un prendedor de oro en la corbata. "Pocos iban as¨ª a la facultad: s¨®lo los hijos de la high society de Barcelona", cuenta en el libro Alberto Oliart. Dio a las tertulias de la universidad "un irritante tono aristocr¨¢tico", seg¨²n Barral.
No acab¨® la carrera en Barcelona, sino en Salamanca; seg¨²n dec¨ªa ¨¦l, porque era una universidad m¨¢s importante; seg¨²n su biogr¨¢fo, porque hu¨ªa de un amor que no prosper¨®. En Barcelona le "descubri¨®" Fabi¨¢n Estap¨¦, entonces un joven profesor auxiliar y un aut¨¦ntico cazador de talentos. Le introdujo en la econom¨ªa pol¨ªtica y tambi¨¦n en la literatura y la filosof¨ªa.
Gil de Biedma dilat¨® cuanto pudo su incorporaci¨®n a Tabacos de Filipinas. Acabados los estudios quiso ser diplom¨¢tico, pero no funcion¨®. "Perpetr¨® una boutade digna de Dal¨ª cuando le pidieron que glosara por escrito los encantos de aquella ciudad que como aspirante a diplom¨¢tico encarnaba sus ideales", escribe Dalmau. Mientras los otros opositores cantaban las excelencias de los bulevares de Par¨ªs o de los parques de Londres, "¨¦l redact¨® una impecable composici¨®n dedicada al pueblo de Ar¨¦valo".
Finalmente, tras una larga estancia en el Reino Unido y Par¨ªs, entr¨®, con enchufe, en Tabacos de Filipinas, pero pronto fue muy valorado por sus jefes.
Tuvo una iniciaci¨®n tard¨ªa a la poes¨ªa y siempre fue muy honesto al evocar las circunstancias de su nacimiento po¨¦tico: "Ten¨ªa unas copas encima y me di cuenta de que pod¨ªa ser poeta porque ten¨ªa en la cabeza un poema".
"Rompi¨® a la poes¨ªa", como dice Estap¨¦, en 1949. Ese a?o en que escribi¨® su primer poema fue muy especial para ¨¦l. Quiso compartir un secreto que le atormentaba, su homosexualidad. Se lo cont¨® a Barral y a Estap¨¦. El primero le respet¨® a¨²n m¨¢s por la valent¨ªa de admitirlo. El segundo le aconsej¨® que escribiera poes¨ªa, sobre todo sonetos.
Tambi¨¦n se lo confes¨® a Oliart: "Jaime me cont¨® que era homosexual; exactamente me dijo que pod¨ªa hacer el amor con las mujeres, pero que s¨®lo se enamoraba de los hombres; que su iniciaci¨®n en las pr¨¢cticas homosexuales hab¨ªa empezado a los tres a?os, edad en que una persona mayor lo utilizaba para sus pr¨¢cticas sexuales".
?Qui¨¦n fue esa persona? Dalmau opina que es mejor no escarbar en esa terrible historia.
El bi¨®grafo aporta abundantes testimonios de que el poeta era bisexual. Por su vida pasaron interesantes mujeres: Men¨¦ Rocha, culta, inquientante, independiente, de la que fue inseparable durante uno de sus viajes a Filipinas. Isabel Gil Moreno de Mora, a quien dedic¨® el poema A una dama muy joven, separada, y con la que incluso pens¨® en casarse. Natacha Sese?a, con quien tuvo una sinton¨ªa inmediata.
"Ten¨ªa una sexualidad desesperada, transgresora, urgente", explica Dalmau. "En esto era muy parecido a Pasolini".
El exceso de alcohol y una vida sin l¨ªmites llevaron al poeta a situaciones muy complicadas. Le hicieron chantaje e incluso se lo hicieron a su padre. Sufri¨® depresiones y crisis, intent¨® suicidarse en dos ocasiones. Contrajo tres veces la s¨ªfilis, se contagi¨® de sida, vivi¨® escenas de enorme violencia con chaperos... Y tuvo grandes amores, como Jorge Vicu?a (nombre supuesto) o Pep Madern, al que nombr¨® heredero universal.
"Nunca cerraba cap¨ªtulos de su vida. Cre¨® una especie de familia paralela integrada por sus ex amantes a los que llamaba siempre que necesitaba", dice Dalmau. "En el libro los amantes fallecidos aparecen con su nombre real, y los que a¨²n siguen vivos, con nombre supuesto".
Asumir y practicar su homosexualidad no le fue f¨¢cil. Manuel Sacrist¨¢n, por ejemplo, le neg¨® el ingreso en el Partido Comunista, algo que el poeta deseaba much¨ªsimo. "S¨®lo la torpeza de algunos responsables de pol¨ªtica cultural del PC que rechazaron la solicitud de Jaime para ingresar en sus filas le salv¨® de cometer lo que hubiese sido una torpeza a¨²n mayor", dice ?ngel Gonz¨¢lez en el libro. Pero el poeta acus¨® este nuevo rev¨¦s.
La complicada vida amorosa de Gil de Biedma es s¨®lo una parte del libro. Dalmau documenta exhaustivamente todos sus poemas: c¨®mo, cu¨¢ndo y en qu¨¦ circuntancias fueron escritos. La obra del poeta se resume pr¨¢cticamente en tres libros: Las personas del verbo (Seix Barral, poes¨ªa), Al pie de la letra (Cr¨ªtica, ensayos) y Retrato del artista en 1956 (Lumen), ampliaci¨®n y versi¨®n definitiva de Diario del artista seriamente enfermo (1974), que por voluntad expresa de Gil de Biedma fue publicado un a?o despu¨¦s de su muerte.
Pregunta. Gil de Biedma, en castellano y Gabriel Ferrater en catal¨¢n, se?alaron el camino de la poes¨ªa de la experiencia.
Respuesta. Gil de Biedma trascend¨ªa la an¨¦cdota. A diferencia de la actual poes¨ªa de la experiencia y sin quitarle valor, sus poemas no fueron circunstanciales, fueron experiencias reposadas como el buen vino con el tiempo. Hay algo muy claro: no le gustaba la poes¨ªa homosexual de reivindicaci¨®n y anecd¨®tica...
P. ?Qu¨¦ le interesaba?
R. El mundo de relaciones que se establecen entre dos personas que se aman, el ciclo completo de una relaci¨®n amorosa.
P. ?C¨®mo definir¨ªa su poes¨ªa?
R. Recoge cinco siglos de la mejor tradici¨®n po¨¦tica espa?ola; incorpora la tradici¨®n inglesa de los a?os treinta, como Auden o Eliot; tambi¨¦n el acervo popular, elementos de rock y de pop, la canci¨®n francesa, la zarzuela... Y a eso se a?ade un extraordinario conocimiento del idioma.
P. ?Y la poes¨ªa social?
R. Escribi¨® algunos, como Asturias, 1962, que sobreviven bien. Hubo un cambio radical en los sesenta, con la llegada del turismo. El paso de la Espa?a rural a la urbana es el certificado de defunci¨®n de su poes¨ªa social.
P. "Mi infancia eran recuerdos de una casa..." o "Yo nac¨ª (perdonadme) / en la edad de la p¨¦rgola y el tenis", del poema Infancia y confesiones, recuerdan a Machado y a Alberti.
R. Era un grand¨ªsimo lector. ?l hubiera odiado la palabra intertextualidad, hubiera preferido "pr¨¦stamos literarios". Lo asimil¨® todo, como ya he dicho. Se puede decir que lo que hizo Cort¨¢zar con la prosa en espa?ol, lo hizo ¨¦l con la poes¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ dej¨® de escribir tan pronto?
R. Se han dado muchas explicaciones. Seg¨²n Juan Goytisolo, no pudo sobrevivir a la abolici¨®n de la censura, la suya era una literatura de m¨¢scaras. Otros afirman que su ciclo po¨¦tico se hab¨ªa agotado. ?l mismo se destruye en Contra Jaime Gil de Biedma y se ve muerto en Despu¨¦s de la muerte de Jaime Gil de Biedma. Yo creo que no dej¨® nada por decir.
P. ?Cu¨¢l era su poema preferido?
R. No volver¨¦ a ser joven.
"Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender m¨¢s tarde / -como todos los j¨®venes, yo vine / a llevarme la vida por delante-.
Dejar huella quer¨ªa / y marcharme entre aplausos / -envejecer, morir, eran tan s¨®lo / las dimensiones del teatro-.
Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma: / envejecer, morir, / es el ¨²nico argumento de la obra".
La poes¨ªa de Gil de Biedma quedar¨¢, por encima de todo, para siempre.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.