Maragall no encuentra apoyos a sus reivindicaciones en el Comit¨¦ Federal
Zapatero anima a trabajar por una Espa?a "serena" con un proyecto com¨²n
La reuni¨®n que ayer celebr¨® el Comit¨¦ Federal del PSOE, el primero con sus 205 miembros ya elegidos tras la celebraci¨®n del congreso federal y de los congresos regionales de julio y septiembre, se sald¨® con un debate sobre el modelo territorial con dos extremos: el presidente de la Generalitat de Catalu?a, Pasqual Maragall, con un planteamiento de reforma del modelo de Estado, y la respuesta de otros dirigentes que apostaron por un modelo territorial con reconocimiento de la Espa?a plural sin menoscabo alguno de "la igualdad" entre todos los espa?oles.
Tampoco encontr¨® Maragall apoyo a su acci¨®n inicial, luego reconsiderada, de denunciar al Gobierno espa?ol por entregar en Bruselas una traducci¨®n de la Constituci¨®n europea en valenciano al ser la misma lengua que la catalana. "Para el Comit¨¦ Federal, las diferencias o no entre el catal¨¢n y el valenciano son una an¨¦cdota", declar¨® el secretario de Organizaci¨®n, Jos¨¦ Blanco. Lo cierto es que Maragall plante¨® por un lado la reforma del Estado y, por otro, cit¨® el tratamiento con rigor "de las tres lenguas del Estado", es decir, catal¨¢n, vasco y gallego.
Javier Solana critica el enfrentamiento por la traducci¨®n de la Constituci¨®n europea
El presidente catal¨¢n dice que hay que dar "un paso adelante en la reforma del Estado"
Fue el propio Maragall el primero en pedir ayer la palabra a la presidenta del Comit¨¦ Federal, Dolores Gorostiaga, secretaria general de los socialistas de Cantabria y vicepresidenta del Gobierno de esa comunidad. El presidente de la Generalitat afirm¨® que ha llegado el momento de "dar un paso adelante en la reforma del Estado", despu¨¦s de "a?os de regresi¨®n social y auton¨®mica con el PP".
El presidente mediar¨¢
Maragall continu¨®, en esta reuni¨®n a puerta cerrada, afirmando que de las 17 comunidades aut¨®nomas que hay en Espa?a tres son nacionalidades hist¨®ricas, en referencia a Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia. Maragall pidi¨®, adem¨¢s, que el reconocimiento de las nacionalidades hist¨®ricas figure con su denominaci¨®n en la propia Constituci¨®n. "Se tienen que identificar", dijo.
De momento el Gobierno no tiene intenci¨®n de que cuando modifique la Constituci¨®n para que figuren con su nombre todas las comunidades hist¨®ricas se a?ada calificaci¨®n alguna.
"Ha llegado el momento de corregir disfunciones en los Estatutos y en la Constituci¨®n", se?al¨®. Despu¨¦s asegur¨® que Catalu?a ser¨¢ lo que quiera ser pero que Espa?a tendr¨¢ tambi¨¦n que decir lo que ser¨¢ Catalu?a. Esta versi¨®n recogida de diferentes interlocutores no cay¨® demasiado bien en el Comit¨¦ Federal, tal y como demostraron en sus r¨¦plicas algunos de sus miembros. El colof¨®n, no obstante, lo puso Zapatero, defendiendo "la colaboraci¨®n de Maragall" y su contribuci¨®n y ayuda al gobierno de Espa?a. Y cit¨® expresamente la intervenci¨®n de Maragall en la primera Conferencia de Presidentes, celebrada el 28 de octubre.
Ahora bien, Zapatero destac¨® el hecho hist¨®rico de que por primera vez el Gobierno de Espa?a plantea el reconocimiento de las lenguas oficiales de Espa?a ante la Uni¨®n Europea. El presidente se comprometi¨® adem¨¢s "a fomentar un acuerdo sobre las lenguas entre los Gobiernos catal¨¢n y valenciano".
Pero antes de que hablara Zapatero tom¨® la palabra el secretario general de los socialistas madrile?os, Rafael Simancas, que abri¨® la l¨ªnea de reproches a Maragall. El cambio de modelo de Estado no es pertinente puesto que ya est¨¢ cerrado; el asunto a reformar y debatir debe ser una mejor financiaci¨®n y la cooperaci¨®n con el Gobierno central. "Pero si alguien tiene problemas con el hockey sobre patines, o las estrellas de las banderas, o de unas fotocopias, pues que se arregle por quien tiene el problema, pero nunca puede ser un conflicto para toda Espa?a". Estas palabras de Simancas fueron refrendadas por aplausos, mientras que la intervenci¨®n de Maragall no cosech¨® ovaci¨®n alguna.
Tambi¨¦n el Comit¨¦ Federal aplaudi¨® con intensidad al responsable de Pol¨ªtica Exterior de la UE, Javier Solana, que mostr¨® cierto des¨¢nimo al haber comprobado, como receptor de los ejemplares de la Constituci¨®n europea, que sus compa?eros socialistas espa?oles se enfrentaban por la traducci¨®n de la Constituci¨®n. Dijo que mientras se produc¨ªa ese desacuerdo, el mundo estaba pendiente de Yasir Arafat y del futuro del conflicto en Oriente Pr¨®ximo, de la futura Constituci¨®n europea y de la formaci¨®n del Gobierno de la UE. Seg¨²n interlocutores consultados, la intervenci¨®n de Solana, amigo de antiguo de Maragall, supuso un disgusto para el presidente de la Generalitat. Por su parte, la diputada madrile?a Matilde Fern¨¢ndez enumer¨® una serie de cat¨¢strofes que asolan al mundo y que suscitan mucho m¨¢s inter¨¦s que el problema de las lenguas que plantea Maragall. Tanto Solana como el presidente del Gobierno y el secretario de Organizaci¨®n, Jos¨¦ Blanco, destacaron que por primera vez se produc¨ªa el reconocimiento en la UE de las lenguas oficiales espa?olas. Maragall hab¨ªa pedido que este asunto se tratara "con rigor". De inmediato pidi¨® la palabra el l¨ªder de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, que pidi¨® "buscar una salida pol¨ªtica".
Por su parte, el presidente de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda, acot¨® los l¨ªmites de las reformas territoriales. "Espa?a plural y diversa, s¨ª; pero igualdad toda; Estado complejo, s¨ª; pero acomplejado, no".
Los asistentes consultados aseguran que el tono fue "amable y respetuoso", pero que en el ambiente qued¨® cierto aire de reprimenda al presidente catal¨¢n. Un miembro de la ejecutiva resumi¨®: "Las palabras de Maragall no han tenido eco en el Comit¨¦ Federal, y por eso Zapatero le ha amparado, porque sabe que tendr¨¢ dificultades con sus socios del tripartito".
Zapatero abog¨® por una Espa?a "con un proyecto com¨²n, que a todos nos integre". El presidente hizo una petici¨®n, para dentro y fuera de su partido: "Tenemos que trabajar por una Espa?a serena y no artificialmente agitada; una Espa?a que dialoga, busca acuerdos y no una que inventa distancias insalvables". Por respeto a los ciudadanos pidi¨® que las discrepancias no se manifiesten como "grescas continuas".
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