Sendero Luminoso, en el banquillo
La apertura del juicio contra Abimael Guzm¨¢n y otros 16 senderistas reabre viejas heridas en la sociedad peruana
Desde la captura de su m¨¢ximo l¨ªder, Abimael Guzm¨¢n, en septiembre de 1992, la organizaci¨®n Sendero Luminoso, responsable en buena parte de la violencia que ensangrent¨® Per¨² durante dos d¨¦cadas, entr¨® en declive hasta su pr¨¢ctica aniquilaci¨®n. Con el tiempo, los medios de comunicaci¨®n dejaron de hablar de aquella pesadilla. De repente, Guzm¨¢n ha recuperado el protagonismo, y la imagen del l¨ªder senderista, pu?o en alto, vociferando consignas de vieja ¨¦poca, ocup¨® ayer las portadas de diarios. El regreso medi¨¢tico de Sendero Luminoso ha reabierto un debate que divide a la sociedad peruana sobre un pasado no tan lejano.
"Inadmisible", "A pesar de los 70.000 muertos sigue siendo el mismo extremista", pod¨ªa leerse en la primera p¨¢gina de los principales peri¨®dicos. As¨ª resumi¨® la prensa los incidentes del viernes en Lima, durante la primera audiencia del juicio contra 17 dirigentes de Sendero Luminoso, los pu?os en alto y vivas al "marxismo-leninismo-mao¨ªsmo" y a los "h¨¦roes de la guerra popular".
Tras el accidentado inicio del juicio, que fue suspendido por una semana, diversos comentaristas han sembrado la alarma como si las huestes de Sendero Luminoso estuvieran en condiciones de asaltar Lima. Es cierto que grupos armados han realizado acciones de propaganda en puntos aislados de Per¨², pero hasta ahora el Gobierno s¨®lo reconoce m¨ªnimos reductos de presuntos combatientes senderistas, que act¨²an en zonas de dif¨ªcil acceso, sin coordinaci¨®n entre s¨ª ni con los l¨ªderes en la c¨¢rcel.
"Hay que silenciarlos", dec¨ªa ayer Alan Garc¨ªa, ex presidente y jefe del principal partido de la oposici¨®n (APRA), al tiempo que ped¨ªa un homenaje a los que murieron por la violencia de Sendero. En los 20 a?os que dur¨® la guerra popular declarada por Abimael Guzm¨¢n, a la que se sum¨® el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), 69.280 peruanos murieron o est¨¢n desaparecidos, seg¨²n la Comisi¨®n de la Verdad y Reconciliaci¨®n (CVR). Esta cifra supera con creces las p¨¦rdidas humanas en la guerra de la independencia y la guerra con Chile. El ¨¦xodo de la poblaci¨®n civil produjo medio mill¨®n de desplazados.
Si bien la Comisi¨®n de la Verdad lleg¨® a la conclusi¨®n de que el 54% de las v¨ªctimas se pueden atribuir "al iniciador del conflicto" -Sendero Luminoso- y el 37% a los agentes del Estado -militares, paramilitares y polic¨ªas-, el castigo s¨®lo cay¨® para una de las partes, los alzados en armas, cuando hubo graves violaciones de derechos humanos que fueron responsabilidad de las Fuerzas Armadas. La reparaci¨®n a las v¨ªctimas y a sus familias ha sido escasa o nula.
Asignatura pendiente
El juicio que comenz¨® el viernes era una asignatura pendiente desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, pero hay mucha incertidumbre no s¨®lo entre los acusados de terrorismo, sino en las filas de la Comisi¨®n de la Verdad. Cuesta entender, por ejemplo, por qu¨¦ el primer nuevo juicio es en relaci¨®n a la academia C¨¦sar Vallejo, intervenida en junio de 1992 y que, seg¨²n consta en el expediente, era utilizada por Sendero Luminoso para captaci¨®n. Dicha operaci¨®n permitir¨ªa despu¨¦s la detenci¨®n de Guzm¨¢n.
El caso de la academia tiene mucha menor entidad que algunos de los cr¨ªmenes m¨¢s sangrientos perpetrados por los senderistas, como la matanza de Lucanamarca (3 de abril de 1983), donde 69 pobladores fueron asesinados; o el coche bomba en Lima, (16 de julio de 1992), que caus¨® 25 muertos y 150 heridos. Abimael Guzm¨¢n calific¨® de "excesos" tales acciones en las reuniones que mantuvo hace dos a?os con la Comisi¨®n de la Verdad.
Se ha empezado a juzgarles por un delito que no tiene que ver directamente con ning¨²n crimen, mientras que hay una dispersi¨®n de causas a la espera de lo que ser¨¢ el megaproceso, previsto para 2005. Los juicios ser¨¢n en el mismo lugar donde se desarrollan los procesos contra el otro gran enemigo del Estado, Vladimiro Montesinos, antiguo jefe de inteligencia y ex asesor presidencial de Fujimori. Montesinos y Guzm¨¢n comparten el mismo centro de reclusi¨®n, que el primero orden¨® construir para encerrar al jefe senderista.
Un juicio con m¨¢s garant¨ªas
El 3 de enero de 2003, el Tribunal Constitucional peruano declar¨® que una parte sustancial de la legislaci¨®n antiterrorista aprobada durante el r¨¦gimen del ex presidente Alberto Fujimori violaba la Carta Magna. La decisi¨®n del alto tribunal fue consecuencia de un recurso de inconstitucionalidad promovido por familiares de condenados por terrorismo, que recogieron las 5.350 firmas necesarias. Tras la sentencia, el presidente de la Rep¨²blica, Alejandro Toledo, promulg¨® una serie de decretos que establecen la nulidad de los juicios por traici¨®n a la patria llevados a cabo por tribunales militares, la nulidad de las sentencias y del proceso penal militar, y la remisi¨®n de los expedientes de la jurisdicci¨®n castrense a la ordinaria.
Los ocho nuevos decretos regulan, entre otras cosas, el r¨¦gimen jur¨ªdico de la cadena perpetua, que podr¨¢ ser "revisada cuando el condenado haya cumplido 35 a?os de privaci¨®n de libertad" y las restricciones a la publicidad de las audiencias -"el juicio por delito de terrorismo ser¨¢ p¨²blico, bajo sanci¨®n de nulidad"-. Todos los integrantes de la llamada c¨²pula de Sendero Luminoso, a la que pertenec¨ªan los procesados que el viernes mantuvieron una actitud desafiante ante el tribunal, fueron condenados a cadena perpetua en juicios rel¨¢mpago, en los que el procesado se sentaba frente a un espejo inmenso sin poder ver el rostro de qui¨¦n o qui¨¦nes le juzgaban, cuya voz se difund¨ªa distorsionada a trav¨¦s de un parlante.
Numerosos peruanos, no s¨®lo senderistas convictos y confesos, sino tambi¨¦n miles de humildes campesinos de los departamentos m¨¢s golpeados por la violencia, fueron condenados a duras penas sin poder defenderse. Las c¨¢rceles llegaron a albergar a 12.000 presos. Hoy quedan unos 1.400, entre los que, seg¨²n las organizaciones de derechos humanos, hay simples colaboradores que fueron condenados por una pintada, alojar a un senderista o lanzar octavillas; reclusos que se han desvinculado ideol¨®gica y pol¨ªticamente de Sendero Luminoso; otros que se convirtieron al cristianismo; algunos que declaran estar arrepentidos y, por ¨²ltimo, est¨¢n los dirigentes que no renuncian a nada y que, sabi¨¦ndose derrotados, reclaman "una soluci¨®n pol¨ªtica a los problemas derivados de la guerra popular", tal y como ha reiterado en diversas ocasiones Abimael Guzm¨¢n.
Tras la promulgaci¨®n de los decretos que anulan los juicios de la ¨¦poca fujimorista, la Sala Nacional de Terrorismo, que preside el juez Pablo Talavera, es la encargada de convocar los nuevos procesos como el que comenz¨® el viernes.
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