"Mis t¨ªos han denunciado una situaci¨®n de quiebra moral"
"Si me he visto obligado a bajar a la arena es porque las cosas han alcanzado l¨ªmites intolerables", proclama Camilo Jos¨¦ Cela Conde (Madrid, 1946), hijo ¨²nico del premio Nobel Camilo Jos¨¦ Cela. Escritor y antrop¨®logo, Cela Conde cuestiona el rumbo de la Fundaci¨®n Cela, que preside la viuda del escritor, Marina Casta?o, y anuncia un pleito civil para resarcirse como legitimario de la herencia de su padre, al que "hicieron llegar a sus ¨²ltimos d¨ªas en situaci¨®n de te¨®rico indigente", afirma.
Pregunta. ?Responde la trayectoria de la Fundaci¨®n Cela a los criterios con que se instituy¨®?
Respuesta. La fundaci¨®n se cre¨® para facilitar el estudio de la obra de mi padre, promover su lectura y difundir su literatura fuera de Espa?a. Me parece notorio que no se cumplen esos objetivos en la medida en que cabr¨ªa esperar. Y a?adir¨ªa el par¨®n completo de uno de los proyectos que m¨¢s ilusionaba a mi padre, el de su diccionario geogr¨¢fico. Gaspar S¨¢nchez, que fue su secretario, hizo su tesis sobre La formaci¨®n de gentilicios, seudogentilicios y otros dictados t¨®picos en la provincia de Ja¨¦n. A partir de ah¨ª, el cero absoluto.
"Hay que promover la figura literaria de Cela y no apostar por los fastos, beneficios pol¨ªticos, ventajas econ¨®micas o glorias mundanas"
"Se crearon sociedades para hacerse con el patrimonio de mi padre, sociedades en las que ¨¦l desapareci¨® en la pr¨¢ctica como accionista"
P. ?Cuenta la memoria literaria de Cela con buenos defensores en la entidad?
R. Las personas que la fundaci¨®n promueve tienen poco que ver con el mantenimiento de su memoria literaria. Tal vez el objetivo de la fundaci¨®n haya cambiado hacia la defensa de la viudez, favorecida por algunos columnistas. No he pisado aquella casa desde el d¨ªa del entierro de mi padre, pero quienes s¨ª han ido se hacen cruces de lo que ven o, mejor dicho, de lo que no ven. Por ejemplo, me cuentan que no existe ni rastro de mi madre [Rosario Conde], que, no lo olvidemos, fue quien don¨® la mitad de los bienes con los que se cre¨® la fundaci¨®n. Me gustar¨ªa saber qu¨¦ piensan los miembros del patronato a este respecto y en especial mis dos t¨ªos, que est¨¢n en ¨¦l.
P. ?Qu¨¦ personalidad literaria del entorno de Cela nota a faltar en la fundaci¨®n?
R. A juzgar por c¨®mo le han tratado quienes se dec¨ªan ser sus amigos, noto que sobran m¨¢s personas que las que faltan. Es curiosa la postura actual de esos supuestos amigos de Cela que le adularon hasta el bochorno. Y que con su cuerpo a¨²n caliente se permitieron machacarle vilmente. Eso no hace sino retratar muy bien a cada uno.
P. ?Le han propuesto cooperar con la fundaci¨®n? ?Conoce su vida cient¨ªfica?
R. No. Ni siquiera he recibido una tarjeta impresa de felicitaci¨®n por Navidad. De la fundaci¨®n s¨®lo oigo hablar en t¨¦rminos de acosos, despidos, censuras y persecuciones.
P. ?Pueden cambiar las cosas en un futuro?
R. Por lo que respecta a la fundaci¨®n, lo esencial est¨¢ por venir. Pero no me parece que el patronato est¨¦ por la labor de favorecer un golpe de tim¨®n. Quiz¨¢ ¨¦sa fuese la primera necesidad para que las cosas, como piden mis t¨ªos -bueno, no todos ellos-, cambien. Pero son tantas las cosas que deber¨ªan cambiar que la tarea se me antoja casi imposible, al menos en las actuales circunstancias.
P. Tres hermanos de su padre pidieron al presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, que usted presidiera la entidad en lugar de Marina Casta?o. No ha cuajado la iniciativa.
R. Claro que no ha cuajado. ?Acaso lo esperaba alguien? Mis t¨ªos Juan Carlos, Maruxa y Jorge se han limitado a denunciar la situaci¨®n de quiebra moral de la fundaci¨®n y ofrecer una alternativa que no tiene por qu¨¦ ser la ¨²nica. Es mucho menos importante el que sea yo quien la presida que el hecho en s¨ª mismo de que cambie hacia lo que nunca habr¨ªa tenido que dejar de ser.
P. ?Y la gesti¨®n del centro?
R. No creo que a nadie con conocimiento de causa le extra?e el estado actual de lo que all¨ª se cuece. ?Qu¨¦ cabe esperar si tenemos en cuenta qui¨¦nes son los que la gestionan y cu¨¢l es su trayectoria profesional? Hace a?os, la Fundaci¨®n Cela la dirig¨ªa un hijo de la que fue secretaria de mi padre, Mabel Dodero, un licenciado en Hisp¨¢nicas y especialista en bibliotecas. Que comparen.
P. ?Qu¨¦ cambiar¨ªa si fuera el presidente? ?C¨®mo vindicar¨ªa la figura y el legado de Cela?
R. Para que una instituci¨®n funcione, lo primero y m¨¢s urgente es que trabajen en ella quienes quieran participar en una tarea tan honrosa como la de promover la figura literaria de Cela. Hay que apostar por eso y no por los fastos, beneficios pol¨ªticos, ventajas econ¨®micas o glorias mundanas. Desde el director al ¨²ltimo empleado, deben ser personas decididas a trabajar para la literatura y no en busca de otros intereses nada confesables, aunque conocidos por todos los que quieren enterarse.
P. ?Se ha agotado la exploraci¨®n del caudal cultural del legado Cela?
R. El legado intelectual de mi padre es tan gigantesco que puede dar lugar a multitud de estudios, siempre que se permita entrar en la fundaci¨®n a quienes quieren hacerlos. Pero eso no basta. Me parece que queda por realizar el trabajo de descubrir a mi padre en muchos pa¨ªses, por ejemplo en el mundo anglosaj¨®n. A un director de la fundaci¨®n digno de tal nombre se le deber¨ªan encomendar tareas de ese estilo. Pero para que sea as¨ª debe existir alguien en el patronato dispuesto a dar las instrucciones pertinentes y tomar las medidas que sean necesarias.
P. ?Cree que falta una labor de compilaci¨®n o revisi¨®n de alg¨²n aspecto de su obra?
R. S¨ª, claro. Los viajes y los apuntes carpetovet¨®nicos precisar¨ªan de ediciones cr¨ªticas. Las novelas cortas, tambi¨¦n. Hay m¨¢s, por supuesto, s¨®lo me refiero a lo urgente. Continuar su diccionario geogr¨¢fico ser¨ªa m¨¢s que adecuado.
P. Usted es el ¨²nico hijo de Cela y se llama como ¨¦l, pero ha quedado fuera de escena, apartado de la tutela y gesti¨®n de su memoria. ?Es duro?
R. No, no es duro en absoluto. Siempre estuve muy apartado de la sombra literaria de mi padre y jam¨¢s quise ejercer el papel de albacea suyo como escritor. Si ahora me he visto obligado a bajar a la arena es porque las cosas han alcanzado l¨ªmites intolerables. Pero creo que mi cometido no es en absoluto el de estudiar la obra de Cela. ?sa es tarea de los expertos en literatura. Ojal¨¢ tampoco tuviera que ser nunca el promotor de esos trabajos, pero no s¨¦...
P. Al morir su padre usted dijo: "Me pelear¨¦ hasta donde haga falta por defender los derechos de mi hija". ?Se ha visto obligado a ello? ?Hasta d¨®nde ha llegado en la pugna?
R. S¨ª, claro que me he visto obligado a ello, y llegar¨¦ hasta donde lo permitan los jueces. En estos momentos estamos muy cerca del punto de partida para poder comprobarlo. De hecho, mi abogado, Miquel Capell¨¢, tiene ya la demanda casi terminada. Los tribunales dir¨¢n la ¨²ltima palabra.
P. En el testamento, su padre le nombr¨® s¨®lo legitimario y dijo haberle pagado ya con la mitad del cuadro de Joan Mir¨® que su madre y ¨¦l le regalaron en vida. ?Emprender¨¢ un pleito con la viuda heredera para resarcirse?
R. S¨ª, por supuesto que se emprender¨¢.
P. ?El legado a la Fundaci¨®n Cela puede verse afectado por esta acci¨®n civil?
R. Depende. El total de cualquier herencia es la suma de los bienes que se poseen a la hora de morir m¨¢s las donaciones hechas en vida. A mi padre le hicieron llegar a sus ¨²ltimos d¨ªas en situaci¨®n de te¨®rica indigencia, as¨ª que la herencia, cuya leg¨ªtima est¨¢ formada, seg¨²n me ha explicado mi abogado, por dos terceras partes del total, implicar¨ªa la necesidad por parte de la fundaci¨®n de devolver esos bienes. Siempre que los jueces as¨ª lo consideren, claro. La ¨²nica manera de evitarlo ser¨ªa que se demostrara en el juicio que mi padre ten¨ªa en realidad otros bienes ahora ocultos. As¨ª que, de ser as¨ª, el verdadero pulso se establecer¨¢ entre la fundaci¨®n y quien pretenda ocultar esos bienes. La situaci¨®n no deja de ser curiosa e incluso divertida.
P. En su separaci¨®n matrimonial, Cela dej¨® de pagar la pensi¨®n alimenticia de su madre, Rosario Conde. ?Ha podido sustanciar aquella deuda acumulada?
R. Algo se le pag¨® a mi madre, aunque mucho menos de lo establecido en el divorcio. La deuda est¨¢ pendiente y quien fue abogado de mi madre sigue en ello.
P. ?Se derivaron los derechos de autor de Cela hacia sociedades para evitar abonar lo adeudado y blindarse ante las reclamaciones?
R. S¨ª, aunque, insisto, mi opini¨®n es que deben ser los jueces quienes lo estipulen. Se ha publicado que se crearon sociedades para hacerse con el patrimonio de mi padre, sociedades en las que ¨¦l desapareci¨® en la pr¨¢ctica como accionista. Espero que todo esto se desvele en su verdadera dimensi¨®n en el futuro.
P. Tras Cela, mi padre, ?dedicar¨¢ otra obra al Nobel de Literatura?
R. No, salvo un detalle. Por lo que respecta a la relaci¨®n entre mis padres. Tengo en mi poder m¨¢s de 60 cartas de amor que mi padre le escribi¨® a mi madre. Ella me pidi¨® que las publicase y lo har¨¦ en cuanto un juez me lo permita. Considero eso como algo imprescindible para poner las cosas en su sitio.
P. ?Ha usado el t¨ªtulo de marqu¨¦s de Iria Flavia que hered¨®?
R. Una vez. El Diario de Mallorca, en el que escribo, me pidi¨® un art¨ªculo desde la perspectiva del t¨ªtulo que hered¨¦. Aclar¨¦ que mis creencias iban por otros derroteros; el marqu¨¦s fue mi padre y yo me limito a mantener el t¨ªtulo en la familia.
P. ?Recibi¨® una petici¨®n para una renuncia de uso y facilitar que Marina Casta?o pueda usar el t¨ªtulo de marquesa viuda de Iria Flavia?
R. Su diario lo public¨®. No s¨¦ c¨®mo se enteraron. Es cierto que recib¨ª una petici¨®n en ese sentido de un miembro del patronato cuyo nombre no puedo pronunciar sin sonrojarme. Le contest¨¦ que quien quiera usar el t¨ªtulo deber¨ªa ped¨ªrmelo a m¨ª directa y personalmente. A¨²n lo espero.

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