El doble crimen del garaje del Putxet
Un tribunal popular juzga desde hoy en Barcelona al acusado del asesinato de dos mujeres en un aparcamiento
Dicen los juristas, en una de sus habituales frases recurrentes, que "lo que no est¨¢ en los autos, no est¨¢ en el mundo". Y en los autos por el doble crimen del Putxet lo que hay es un solo acusado, dos mujeres salvajemente asesinadas y un m¨®vil tan d¨¦bil como el robo. Pero eso es lo que hay y eso es lo que a partir de hoy empezar¨¢n a juzgar en la Audiencia de Barcelona los nueve integrantes del jurado: las muertes de dos mujeres, ocurridas en el mes de enero de 2003 en un aparcamiento situado en el n¨²mero 28 de la calle de Bertr¨¢n, en el barrio del Putxet, en la zona alta de Barcelona.
En el banquillo se sienta Juan Jos¨¦ P¨¦rez Rangel, para el que el fiscal pide penas que suman 48 a?os de c¨¢rcel por dos delitos de asesinato y otro de robo. El acusado es un joven que entonces ten¨ªa 25 a?os, estaba en paro porque hab¨ªa pedido el finiquito de la empresa en la que trabajaba y buscaba una mujer rusa en una agencia matrimonial para casarse. Han pasado casi dos a?os desde su detenci¨®n y P¨¦rez Rangel o se ha negado a declarar o cuando lo hizo fue para negar su participaci¨®n en los hechos con argumentos poco convincentes.
La ¨²ltima vez que P¨¦rez Rangel acudi¨® al juzgado fue el 6 de octubre del a?o pasado a petici¨®n propia. Entonces explic¨® que no hab¨ªa cometido los cr¨ªmenes y que cuando se produjo el primero de los asesinatos estaba en casa de su abuela. En cuanto al segundo, afirm¨® que no recordaba lo que hizo aquel d¨ªa. Lo que s¨ª admiti¨® es que hizo seguimiento de personas y de veh¨ªculos que entraban en aquel aparcamiento debido a su "afici¨®n" por la investigaci¨®n policial.
El primer crimen ocurri¨® el 11 de enero de 2003 y la v¨ªctima fue Maria ?ngels Ribot, que recibi¨® dos cuchilladas en el abdomen y la zona costal y un m¨ªnimo de 11 golpes en el cr¨¢neo con un martillo empleado por los encofradores. La muerte fue instant¨¢nea y produjo a la v¨ªctima p¨¦rdida de masa encef¨¢lica. El asesino le rob¨® el bolso y despu¨¦s sustrajo dinero con una de sus tarjetas de cr¨¦dito, seg¨²n la tesis de las acusaciones. El segundo crimen ocurri¨® el 22 de enero del mismo a?o, cuando Mar¨ªa Teresa de Diego fue golpeada, tambi¨¦n en el cr¨¢neo y con el mismo martillo, un m¨ªnimo de 12 veces. Previamente fue atada a la barandilla de la escalera del aparcamiento con unos grilletes y las manos en la espalda, los pies inmovilizados con unos cordones, la boca tapada con peri¨®dicos y la cabeza cubierta con una bolsa.
Numerosas coincidencias
Entre uno y otro crimen mediaron 11 d¨ªas y eso provoc¨® una gran alarma entre el vecindario de una zona de la ciudad poco dada al sobresalto. Las dos mujeres ten¨ªan un cierto parecido facial, tambi¨¦n en la complexi¨®n f¨ªsica, una edad muy similar -49 en el caso de Ribot y 46 en el de De Diego-, un veh¨ªculo similar y ocupaban el mismo n¨²mero de plaza de aparcamiento: el 15. Ribot, en la planta cuarta y De Diego, en la primera. Los dos cr¨ªmenes ocurrieron en la planta quinta del aparcamiento, donde el acusado condujo a sus v¨ªctimas. Esas coincidencias sirvieron para fomentar en su d¨ªa toda clase de especulaciones sobre un posible error, un crimen por encargo y hasta la colaboraci¨®n de m¨¢s personas, pero todo se qued¨® en eso porque la investigaci¨®n policial no logr¨® ir m¨¢s all¨¢. Y eso que la brigada de homicidios sigui¨® investigando despu¨¦s de la detenci¨®n de P¨¦rez Rangel.
Pero las pruebas de cargo que aparecen en la causa dejan poco margen a la duda: la huella de la palma de la mano en la bolsa que tapaba el cad¨¢ver, el ADN en un cigarrillo encontrado junto a un cad¨¢ver, la sangre de una v¨ªctima en uno de los zapatos, las llaves de los grilletes encontradas en su domicilio o las grabaciones de circuito cerrado de televisi¨®n en las oficinas bancarias en las que intent¨® o logr¨® extraer dinero con las tarjetas de las v¨ªctimas, entre otras.
"La polic¨ªa y la fiscal¨ªa han realizado un riguroso y eficaz trabajo de investigaci¨®n que nos permitir¨¢ aportar pruebas de cargo incontestables para impedir la impunidad de unos cr¨ªmenes tan atroces", asegura el abogado Crist¨®bal Martell, que ejerce la acusaci¨®n por la familia de una de las v¨ªctimas. Mujeres corrientes asesinadas por la cara.
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