El eje del instinto
Adem¨¢s de una cierta suerte, Bush y Zapatero tienen algo en com¨²n: su confianza (y de sus colaboradores) en lo que en el primero se llama "instinto" y en el segundo "intuici¨®n". La comparaci¨®n se acaba aqu¨ª. El gran fallo del instinto de Bush ha sido la guerra de Irak. Y de la intuici¨®n de Zapatero, la victoria de Bush. ?ste representa muchas cosas contrarias no s¨®lo a lo que piensa el espa?ol, sino gran parte de los europeos. Las razones por las que una mayor¨ªa del Parlamento Europeo rechaz¨® a Buttiglione como comisario son las mismas por las que muchos americanos han votado por Bush. Pero hay lo que hay y se abre un nuevo periodo, que no conviene afrontar con sentido tr¨¢gico, ni de pleites¨ªa ante el que Aznar llamara "emperador", sino con pragmatismo. Es decir, con pol¨ªtica para gestionar las diferencias, que las hay, y construir sobre las coincidencias y problemas compartidos, que son muchas.
En los ¨²ltimos cuatro a?os, no ha habido un solo incidente antiamericano en Espa?a, cuya sociedad se volc¨® en simpat¨ªa hacia EE UU tras el 11-S, y en antipat¨ªa hacia Bush con la guerra de Irak. Seg¨²n se comporte Bush en su segundo mandato -y los segundos nunca suelen ser como los primeros- (y seg¨²n se reaccione desde aqu¨ª), hay el peligro de que de un sentimiento anti-Bush extendido se convierta en un mayor antiamericanismo social ante una Am¨¦rica que ya no entendemos, tanto ha cambiado, y tanto hemos cambiado los europeos.
Pese a la retirada espa?ola de Irak, la relaci¨®n bilateral no va tan mal. Lo que ha fallado en los ¨²ltimos meses, y ahora se est¨¢ corrigiendo, es la pol¨ªtica declarativa y simb¨®lica de una parte y otra. Las inversiones de EE UU en Espa?a siguen siendo muy importantes (50.000 millones de d¨®lares en cinco a?os). Espa?a es un socio activo en la lucha contra el terrorismo islamista y EE UU colabora en la lucha contra ETA. Soldados espa?oles est¨¢n en Afganist¨¢n, y Espa?a no ha frenado que la OTAN se involucre directamente en la formaci¨®n de fuerzas de seguridad iraqu¨ªes. Y EE UU sigue utilizando las bases en Espa?a para m¨²ltiples fines.
Aunque tambi¨¦n para empeorarlo, hay terreno para mejorar el entendimiento. Irak es un problema creado por la pol¨ªtica de Bush, pero nos afecta a todos, y no es posible aislarlo en una burbuja. Una vez instalada la nueva Administraci¨®n de Bush y pasadas las elecciones iraqu¨ªes en enero, habr¨¢ que sopesar la situaci¨®n. No es pol¨ªticamente pensable un retorno de fuerzas espa?olas a Irak, pero eso no significa que Espa?a no pueda hacer nada, por ejemplo en el marco que acaba de apuntar el Consejo Europeo. Por otra parte, quiz¨¢ sea posible el mantenimiento, m¨¢s all¨¢ de finales de este mes, del actual despliegue espa?ol en Afganist¨¢n y la asunci¨®n de nuevas responsabilidades all¨ª.
El engarce entre el relanzamiento del proceso de cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea iniciado en Barcelona en 1995 y el plan del Gran Oriente Pr¨®ximo de EE UU ofrece oportunidades. La Nueva Agenda Transatl¨¢ntica lanzada en 1995 a iniciativa de la entonces Presidencia espa?ola de la UE con el anterior Gobierno socialista requiere actualizaci¨®n. Tambi¨¦n este Gobierno espa?ol puede aportar su capacidad de interlocuci¨®n con la nueva izquierda en el Cono Sur americano, en la medida en que le interese a Bush.
El Consejo Europeo ha tendido la mano, aunque la divisi¨®n entre los Veinticinco es palpable. Ahora Bush tiene que responder retomando la iniciativa en el conflicto entre israel¨ªes y palestinos, ante la nueva era -no necesariamente m¨¢s f¨¢cil- que se abre con un horizonte sin Arafat. ?Lo har¨¢? Habr¨¢ que ver tambi¨¦n qu¨¦ pasa con el programa nuclear iran¨ª. Las diferencias entre Washington y Europa no versan sobre el objetivo de evitar la proliferaci¨®n, sino sobre c¨®mo hacerlo.
Agenda cargada, la transatl¨¢ntica. Y en ella se inscribe la espa?ola. Esta vez ser¨ªa todo un gesto, no instintivo, que Bush mandara a Espa?a un embajador, como ha habido algunos excelentes en el pasado, que se interese por este pa¨ªs, y -lo que no es nada dif¨ªcil en esa nueva Am¨¦rica- lea y hable espa?ol. aortega@elpais.es
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