La lista negra
?Qu¨¦ efecto tiene en la prevenci¨®n de las situaciones de riesgo para la vida o la salud de las personas la publicaci¨®n de listas negras con los nombres de los causantes, ya sea por acci¨®n o por negligencia, de esos riesgos? Y las campa?as publicitarias de sensibilizaci¨®n social, ?consiguen reducir las situaciones de riesgo?, ?incentivan a los responsables a tomar medidas para que no ocurran? La pregunta es relevante tanto para los casos de violencia contra las mujeres, conductores temerarios o empresas con elevados ¨ªndices de siniestralidad laboral, aspecto ¨¦ste que constituye una verdadera pandemia social en Espa?a y, en particular, en Catalu?a.
Coincidiendo con el inicio de la campa?a publicitaria contra la siniestralidad laboral, con el lema A la feina, cap risc, el consejero Josep Maria Ra?¨¦ anunci¨® su intenci¨®n de incluir en el orden del d¨ªa de la pr¨®xima reuni¨®n de las comunidades aut¨®nomas con los responsables del ministerio la propuesta de poner en marcha de una lista negra de empresas incumplidoras de la normativa de prevenci¨®n de riesgos laborales. Si no hay acuerdo, Ra?¨¦ no descarta poner en marcha esa iniciativa por su cuenta.
Tiene motivos para estar preocupado. Es inaceptable que Espa?a sea el segundo pa¨ªs europeo, despu¨¦s de Portugal, con m¨¢s accidentes laborales, tanto totales como mortales. Y lo peor es que crecen a tasas cercanas al 6% de media anual desde 1994. Y m¨¢s inaceptable a¨²n es el hecho de que los indicadores de siniestralidad de Catalu?a est¨¦n muy por encima de la media nacional. Algo hay que hacer.
La lista negra es una vieja demanda de los sindicatos. Y Ra?¨¦ viene del mundo sindical. No estoy en contra. Yo mismo he escrito en el pasado en estas mismas p¨¢ginas a favor. No veo por qu¨¦ motivo tiene que ser socialmente aceptable que una persona honrada pueda ser inscrita en el registro bancario de morosos por el simple hecho de no haber podido hacer frente en un momento determinado al vencimiento de una letra y, sin embargo un empresario que incumple sistem¨¢ticamente y de forma muy grave la normativa de prevenci¨®n de riesgos no pueda ser inscrito en un registro laboral similar. ?sta es una informaci¨®n relevante tanto para los trabajadores como para la sociedad, que al final es la que tiene que correr con los gastos a trav¨¦s de la Seguridad Social.
Pero no podemos caer en la tentaci¨®n de creer que un problema complejo tiene una soluci¨®n f¨¢cil. Hay que ir a la ra¨ªz. Y eso requiere cuatro cosas. Primera, identificar con precisi¨®n cu¨¢l es el problema. Segunda, conocer las causas. Tercera, proponer medidas factibles y eficaces. Y cuarta, voluntad y capacidad pol¨ªtica para ponerlas en marcha. De las tres primeras sabemos m¨¢s de lo que normalmente creemos. El Informe sobre riesgos laborales y su prevenci¨®n, publicado a finales de 2001 y realziado por un equipo de expertos dirigido por Federico Dur¨¢n, catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y ex presidente del CES, constituye a mi juicio un excelente texto que responde con precisi¨®n a las tres primeras cuestiones.
Los m¨¢s j¨®venes soportan el mayor riesgo de accidentes. Las actividades de mayor riesgo se concentran en la construcci¨®n y en la industria manufacturera. El mayor n¨²mero de accidentes no se da en las empresas muy peque?as o grandes, sino en las peque?as y medianas. Los peones y especialistas de la industria y la construcci¨®n son los que tienen mayor riesgo. Los trabajadores temporales soportan tambi¨¦n una incidencia mayor. La falta de experiencia laboral y la rotaci¨®n excesiva en el puesto de trabajo la favorecen. Respecto de las causas, la responsabilidad se la llevan el crecimiento econ¨®mico, la temporalidad, la subcontrataci¨®n y el reducido tama?o de las empresas espa?olas. Pero hay que ir con cuidado al establecer relaciones causales. Una reducci¨®n de la temporalidad no reducir¨ªa de forma autom¨¢tica la siniestralidad.
No hay soluciones m¨¢gicas. Pero una de las medidas m¨¢s importantes es la dirigida a forzar a los empresarios a que se tomen en serio la prevenci¨®n de riesgos en el puesto de trabajo. Pero eso no se consigue s¨®lo con la lista negra, ni con la propuesta que en ocasiones manejan sindicatos y responsables pol¨ªticos consistente en adaptar las cotizaciones a los ¨ªndices de siniestralidad de las empresas. Esto es dif¨ªcilmente aplicable a las peque?as, que como hemos visto son las principales causantes de riesgo. El camino es m¨¢s bien un sistema de seguro del tipo bonus-malus. Es m¨¢s eficaz y m¨¢s f¨¢cil de aplicar. Se tratar¨ªa de hacer que sean los empresarios, y no la Seguridad Social, los que abonen la prestaci¨®n econ¨®mica por incapacidad laboral derivada del accidente de trabajo ocurrido en la empresa durante el periodo inicial de la baja, reduciendo en una cantidad equivalente las cotizaciones que pagan. Esto no supondr¨ªa mayor coste para las empresas ni para la Seguridad Social. Sin embargo, penalizar¨ªa a las empresas con mayor siniestralidad, mientras que las que hacen una prevenci¨®n eficaz se ver¨ªan premiadas, dado que tendr¨ªan un ahorro de cotizaciones y no soportar¨ªan el coste de las bajas, al haber reducido el n¨²mero de accidentes.
Esto cambiar¨ªa radicalmente la perversidad del actual sistema, que funciona como el pago de las consumiciones y las comidas colectivas. El hecho de que uno elija el men¨² m¨¢s barato no evita el tener que pagar la parte correspondiente de los que piden los platos m¨¢s caros. Al final todos pagan m¨¢s. En cualquier caso, las soluciones son complejas y lentas. Necesitan voluntad y capacidad pol¨ªtica para llevarlas adelante. Pero una sociedad decente no se puede permitir el despilfarro econ¨®mico y la inmoralidad de, siendo uno de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados econ¨®micamente, estar en la cola a la hora de prevenir las muertes laborales.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
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