Daniel Cat¨¢n estrena 'Salsipuedes' en la ?pera de Houston
El compositor mexicano sit¨²a dos historias de amor en una isla caribe?a en 1943
La Gran ?pera de Houston celebra esta temporada sus 50 a?os de existencia. Uno de los primeros festejos de la conmemoraci¨®n es el estreno mundial de una ¨®pera en espa?ol, Salsipuedes, del compositor mexicano Daniel Cat¨¢n, con libreto de los escritores Eliseo Alberto (Cuba) y Francisco Hinojosa (M¨¦xico).
No es la primera vez que Cat¨¢n estrena una ¨®pera en Houston. De hecho, Florencia en el Amazonas (con texto de Marcela Fuentes-Berain, inspirado en El amor en los tiempos del c¨®lera, de Garc¨ªa M¨¢rquez) vio la luz por primera vez en la capital tejana en 1996, antes de ser reclamada por las ¨®peras de Los ?ngeles y Seattle, o por teatros de M¨¦xico y Brasil. En 1991 se repuso en Houston por demanda de los espectadores y har¨¢ lo propio en Seattle la pr¨®xima temporada. La entrada en Estados Unidos de Cat¨¢n fue, no obstante, a trav¨¦s de la ?pera de San Diego, con La hija de Rappaccini, sobre un texto de Octavio Paz, t¨ªtulo estrenado con anterioridad en el Palacio de Bellas Artes de M¨¦xico.
Daniel Cat¨¢n es no solamente un compositor oper¨ªstico de ¨¦xito en Am¨¦rica, sino que encarna la imagen del idioma espa?ol cantado en Estados Unidos, muy por encima de cualquier otro creador. Ello es debido, aparte de sus incuestionables m¨¦ritos, a que una instituci¨®n teatral tan vanguardista, prestigiosa y activa como la ?pera de Houston haya contado con ¨¦l en un par de ocasiones para presentar sus ¨®peras. Salsipuedes es el estreno mundial n¨²mero 31 de la ?pera de Houston desde 1974. Entre los elegidos han estado Bernstein, Tippet, Adams, Glass, Daugerthy o Carlisle Floyd.
El ¨¦xito de Cat¨¢n se debe fundamentalmente al tratamiento de la voz. Tambi¨¦n al exotismo de los temas, desde luego, todos ellos con ra¨ªces en el imaginario latinoamericano, con un gran cuidado por el lenguaje en los libretos. Cat¨¢n, adem¨¢s, tiene un gran oficio en la instrumentaci¨®n, con lo que sus ¨®peras se separan del teatro musical o la comedia a lo Broadway, una tentaci¨®n que en Am¨¦rica suele estar presente como aspiraci¨®n. Pero lo fundamental es que las ¨®peras de Cat¨¢n se cantan, con un lenguaje pospucciniano, del que se prescinde del sentimentalismo, aunque no de los sentimientos. Es decir, que la melod¨ªa tradicional impera.
La historia de Salsipuedes est¨¢ ambientada en una isla caribe?a en 1943. Desde ella, el dictador de turno declara la guerra al nazismo, aunque luego mantenga negocios turbios con los alemanes. El color local est¨¢ servido. La obra tiene un ritmo endiablado, con presencia de temas e instrumentos populares continuamente en escena. Pero lo que importa es la historia de amor de las dos parejas protagonistas, que ven interrumpidas su noche de bodas por la llamada militar y pasan la ¨®pera en una continua y desasosegante b¨²squeda mutua. El director de escena James Robinson subraya con el color y la ingenuidad el car¨¢cter de cuento de amor y de guerra. El director musical, Guido Maria Guida, hace equilibrios en el alambre para conseguir la fusi¨®n de m¨²sicas cultas y populares, en una orquesta sin violines ni violas y con la cuerda baja suministrando los "alientos" expresivos. Entre los cantantes destaca la puertorrique?a Ana Mar¨ªa Mart¨ªnez, un ¨ªdolo por estos lares y, a ra¨ªz de lo escuchado el s¨¢bado pasado, con toda justicia.
La ¨®pera est¨¢ estructurada en escenas no demasiado largas, alternando los cuadros de amor o de sentimientos con los c¨®micos o coloristas. El p¨²blico aplaudi¨® la mayor¨ªa de ellos. Un p¨²blico muy peculiar, por cierto, o si se quiere muy americano. Con muchos j¨®venes, con mucha gente de color. El "m¨ªrame y no me toques" que se desprende de algunos p¨²blicos europeos bien pod¨ªa aqu¨ª ser sustituido por algo as¨ª como "t¨®came mucho, como si fuera esta noche la ¨²ltima vez". Tal es la sensaci¨®n de vitalidad que emanaba de la sala.
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