Una dura lecci¨®n: 150 'marines' contra un francotirador
Los marines solicitaron dos ataques a¨¦reos contra dos destartalados edificios en la calle principal de Faluya. Lanzaron dos bombas de 230 kilos; unos 35 proyectiles de artiller¨ªa, 10 impactos de carros de combate Abrams y quiz¨¢s 30.000 disparos con sus armas autom¨¢ticas. El edificio se convirti¨® en una ruina humeante. Pero el francotirador sigui¨® disparando.
?l, o ellos, porque era imposible saber su n¨²mero, mantuvo en jaque a 150 marines durante la mayor parte del mi¨¦rcoles. Fue una lecci¨®n del tipo de enemigo al que se hace frente en el infierno de las callejuelas. No todos los insurgentes buscan el martirio. Algunos son luchadores veteranos que hacen su trabajo con precisi¨®n y que saben c¨®mo sobrevivir.
"La idea es que espera tranquilamente y nosotros nos volvemos locos para encontrarlo", se?ala el teniente Andy Eckert. El peligro es real: dos marines han sido abatidos por francotiradores en los dos ¨²ltimos d¨ªas, cuando su compa?¨ªa trataba de avanzar apenas medio kil¨®metro hacia el sur de la calle que divide Faluya por la mitad, llamada Autopista 10.
Desde las 11.00 horas hasta las 17.00 los marines intentaron cruzarla, apoyados por cobertura a¨¦rea, bajo el fuego de tres francotiradores sucesivos. Cuando lo consiguieron, media hora despu¨¦s, volvieron a empezar los disparos.
Adem¨¢s de la utilizaci¨®n de armamento pesado para intentar acabar con los francotiradores, tambi¨¦n hay una lucha de voluntades y de tensi¨®n. Los tiradores de ¨¦lite de los marines escrutan minuciosamente las sombras en busca del menor indicio de movimiento y entonces disparan. Con todos los sentidos a flor de piel, peque?os acontecimientos se convierten en extraordinarios. En una ocasi¨®n los francotiradores de los marines apuntaron hacia un peque?o ruido. Era un gato. "?Puedo disparar?", pregunt¨® el tirador. "De ninguna manera", respondi¨® su superior.
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