Arquitectura
Me gustar¨ªa puntualizar dos informaciones relacionadas con la arquitectura construida por mujeres y publicadas en su peri¨®dico. La primera de ellas ("Arquitectura en femenino", Domingo, 24 de octubre) la firmaba Andrea Aguilar, que afirmaba que Lily Reich hab¨ªa sido la "esposa" de Mies van der Rohe, cuando es conocido que el arquitecto alem¨¢n tuvo con Reich una larga relaci¨®n sentimental y profesional, pero su ¨²nica esposa fue Ada Bruhn. En la misma informaci¨®n se afirmaba que Izaskun Chinchilla "se?ala que ninguno de los 50 o 60 estudios espa?oles de primera l¨ªnea est¨¢ dirigido por una mujer". Dada la generosidad de los n¨²meros citados, sorprende que ni la entrevistada ni la entrevistadora repararan en nombres como los de Beth Gal¨ª, Beth Figueras, Teresa Gal¨ª, Rosa Llull o Benedetta Tagliabue, nombres que no aparec¨ªan ni citados en el art¨ªculo pese a que varias de ellas han construido importantes proyectos en el extranjero.
La segunda informaci¨®n ("Pesquisas escocesas", Babelia, 9 de octubre) la firmaba Luis Fern¨¢ndez-Galiano, y se refer¨ªa a un trabajo de la ¨²ltima citada, Benedetta Tagliabue: el Parlamento de Edimburgo. Con su reciente inauguraci¨®n se volvi¨® a hablar de la pol¨¦mica en torno a la multiplicaci¨®n final del presupuesto de la obra, asunto al que una comisi¨®n parlamentaria dedic¨® un informe que se?alaba las irregularidades pol¨ªticas del asunto pero exoneraba de toda culpa a la arquitecta, tal y como reflejaron otros diarios. Con el citado art¨ªculo, su peri¨®dico repet¨ªa una informaci¨®n que ya hab¨ªa publicado el martes 5, firmada por Walter Oppenheimer, pero, al contrario que entonces, lo hac¨ªa salt¨¢ndose la norma period¨ªstica que indica que hay que contrastar las fuentes. El se?or Fern¨¢ndez-Galiano utiliz¨® una sola fuente (el informe, y sin tener en cuenta su conclusi¨®n) y le dio toda la credibilidad sin dar oportunidad de r¨¦plica a los aludidos. As¨ª pues, dedic¨® una p¨¢gina completa a parafrasear un informe que es pol¨ªtico pero no est¨¦tico y, sobre todo, Galiano emiti¨® sus juicios arquitect¨®nicos por boca de terceros, ya que no visit¨® el edificio o al menos no hace ninguna opini¨®n fruto de un conocimiento directo. Un cr¨ªtico tiene todo el derecho del mundo a decir que un edificio es una mala obra de arquitectura, pero conociendo directamente el edificio que critica y no a trav¨¦s de opiniones indirectas como las que se invocan en el art¨ªculo: las de algunos diputados escoceses. Por un lado, ?alguien cree que se podr¨ªa atacar el proyecto de ampliaci¨®n del Museo del Prado, de Rafael Moneo, en funci¨®n s¨®lo de las apresuradas opiniones de los vecinos del barrio? Por otro, a cualquiera le parecer¨ªa escandaloso que un cr¨ªtico literario rese?ara un libro sin haberlo le¨ªdo. Creo que se puede pedir id¨¦ntico rigor a los cr¨ªticos de arquitectura.
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