Despotismo administrativo
Las sociedades han de administrarse. Es la pol¨ªtica, seg¨²n Arist¨®teles, la administraci¨®n de los asuntos p¨²blicos (aunque, en ocasiones se adentre inopinadamente en lo privado). Cuanto m¨¢s cercana al ciudadano, mejor; m¨¢s ajustada ser¨¢ a las cosas y preocupaciones de la vida. Aunque, tambi¨¦n, puede ser la m¨¢s canalla; la que m¨¢s interfiere en lo privado. Ocurre en peque?as poblaciones: "Linde no hay m¨¢s que una, y es la que marc¨® mi padre", pudiera ser un caso. Dramas locales que todos hemos conocido, y a¨²n se dan. Hablo, en cualquier caso, de la gesti¨®n municipal, tan poco considerada en esta fase de la democracia en Espa?a. Cuanto m¨¢s cercana, m¨¢s sensible, estimo, y, a la vez, m¨¢s espinosa.
Con Franco se celebraban los 20 a?os de paz, vade retro. Ahora (?esto es radicalmente otra cosa?) celebramos las bodas de plata de nuestras autonom¨ªas y de nuestros ayuntamientos. Es lo justo. Las personas y familias que vivimos en este pa¨ªs nos sentimos identificadas y reconfortadas al hacerlo. Es algo que s¨ª nos toca y lo celebramos, no aquella paz de deg¨¹ello. Veinticinco a?os de ayuntamientos democr¨¢ticos nos han cambiado la vida, el d¨ªa a d¨ªa. No hay m¨¢s que mirar nuestro entorno cotidiano.
A la celebraci¨®n de ese 25? aniversario acudi¨® el Rey a Vitoria. Honra este hecho a los municipalistas, y honra especialmente a la instancia m¨¢s alta del Reino. Municipalismo y Monarqu¨ªa se encuentran al fin. Municipalismo que en Espa?a fue propugnado por el progresismo, y, luego, por la izquierda reformadora de los Indalecio Prieto y los Aza?a. Aquel municipalismo exig¨ªa una autonom¨ªa respecto de las instancias gubernamentales, contra la propuesta de ley de 1840, en que Interior nombrar¨ªa los alcaldes y el ayuntamiento resultar¨ªa un mero ¨®rgano consultivo. Tuvo como resultado la quiz¨¢ primera gran revuelta liberal en el XIX frente a otros liberales, progresistas frente a moderados: Mar¨ªa Cristina debi¨® ceder la regencia a Espartero como consecuencia de aquella revuelta.
Hoy las cosas son muy distintas. Pero el fondo, en parte, permanece. Los ayuntamientos siguen sin gozar de autonom¨ªa. Ahora por falta de unos ingresos razonables. Y no los tienen porque no forman parte de ning¨²n sistema bien articulado de redistribuci¨®n de las haciendas p¨²blicas. A cambio, nos dan el catastrazo, y nos enfadan. Natural. En un sistema racional de finanzas p¨²blicas, se debiera contar con los ayuntamientos. No a trav¨¦s de un caritativo Fofim (del que depend¨ªa hasta hace poco el 90% de los presupuestos municipales en ?lava; ayudas excesivas o carentes seg¨²n d¨®nde).
Y, hablando de autonom¨ªa y otros artilugios de administraci¨®n de los asuntos p¨²blicos, de la pol¨ªtica, quiz¨¢ va siendo hora de asumir ?y actuar en consecuencia? que el paisito es, con sus cuatro parlamentos, uno de los territorios en los que mayor injerencia gubernamental (lo que Tocqueville llam¨® "despotismo administrativo") se da. Tenemos, cierto, cuatro parlamentos. Uno, hace leyes, el Parlamento vasco; los dem¨¢s, las Juntas, establecen normas forales (leyes, al fin y a la postre). Pero la vida ?los dineros? va por otro lado. Seg¨²n la LTH y la pr¨¢ctica cotidiana, tenemos un Consejo Vasco de Finanzas (confederaci¨®n de ejecutivos establecido por ley y al que nadie controla), que decide las Aportaciones de cada provincia al Gobierno vasco y negocia los Conciertos (ambos, origen de duras tensiones), m¨²ltiples acuerdos sobre infraestructuras, empleo, planes de ordenaci¨®n territorial, inversiones y fiscalidad sobre la instalaci¨®n de empresas en el territorio, etc., de las que nunca tienen noticia las instancias legislativas. Con el tiempo se ha ido tejiendo una tupida red de acuerdos entre gobiernos que cumplen las funciones de un Ejecutivo confederal no sometido a control parlamentario alguno, si no es el de la simple ratificaci¨®n.
Del mismo modo que se han confederado los Ejecutivos vascos (vieja pr¨¢ctica foral), deben hacerlo los Legislativos. ?Comisiones interparlamentarias, alg¨²n equivalente al Consejo Vasco de Finanzas? Vicarios tiene La Cosa. Pero, antes o despu¨¦s, todo esto debe resolverse por el bien del ciudadano.
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