Reforma del Estado: contra la privatizaci¨®n perversa
Acad¨¦micos, dirigentes y expertos son categ¨®ricos: la relaci¨®n inadecuada en Am¨¦rica Latina y el Caribe entre el Estado y el mercado, por un lado, y entre el Estado y los ciudadanos, por otro, conspira contra el desarrollo sustentable y equitativo de la regi¨®n. Esta premisa se ha venido abriendo paso en el debate p¨²blico y el Banco Interamericano de Desarrollo ya la ha incorporado en su nueva estrategia de reforma del Estado que inspira sus trabajos.
Esas dos disfuncionalidades est¨¢n ¨ªntimamente relacionadas y se alimentan rec¨ªprocamente: el cr¨®nico d¨¦ficit democr¨¢tico dio lugar a manifestaciones de autoritarismo, clientelismo, amiguismo y, en casos extremos, de nepotismo. Esto permiti¨® una suerte de "captura" de las instituciones y pol¨ªticas p¨²blicas por intereses particulares (a trav¨¦s de un partido pol¨ªtico, gremios, grupos econ¨®micos, familiares o intereses regionales y locales), especie de "privatizaci¨®n perversa" del Estado, que ha estado en la base de los fen¨®menos de corrupci¨®n, de intervenciones estatales ineficientes, y promotoras del rentismo y la especulaci¨®n.
Esa misma "privatizaci¨®n perversa" de las instituciones y pol¨ªticas p¨²blicas ha impedido que ¨¦stas puedan procesar, agregar y responder a las demandas de la ciudadan¨ªa, lo que explica la exclusi¨®n de amplios sectores de la poblaci¨®n de los beneficios del crecimiento y tambi¨¦n la crisis de legitimidad de la pol¨ªtica a los ojos del ciudadano com¨²n.
Felizmente, en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas hemos asistido a una revalorizaci¨®n de la importancia de las instituciones. Las reformas econ¨®micas impulsadas desde inicios de los a?os ochenta no tuvieron los resultados esperados y es l¨®gico que nos preguntemos qu¨¦ fall¨®, d¨®nde y por qu¨¦.
La pol¨ªtica -lo hemos repetido con insistencia- importa porque es la fibra m¨¢s ¨ªntima que vincula instituciones y desarrollo. Las instituciones que dejan de lado la pol¨ªtica -y a todos los elementos asociados a ella, como liderazgo, cultura, valores- son simples organizaciones, formas sin contenido.
Durante a?os se subray¨® que en Am¨¦rica Latina la democracia estaba amenazada por la pobreza, la desigualdad y el bajo crecimiento. Esta preocupaci¨®n fue y sigue siendo v¨¢lida. Pero, lamentablemente, no hemos prestado suficiente atenci¨®n a la democracia como condici¨®n fundamental para impulsar el desarrollo y combatir la pobreza y la desigualdad. ?sta es la otra cara de la relaci¨®n.
En efecto, la democracia es condici¨®n para una eficiente relaci¨®n entre Estado y mercado. Cuanto mayor democracia, menor riesgo de "captura" de las pol¨ªticas p¨²blicas por intereses particulares. Para ello se requiere un Estado t¨¦cnico, met¨®dico y efectivo en la formulaci¨®n de pol¨ªticas, asignaci¨®n de recursos, ejercicios de regulaci¨®n y supervisi¨®n. S¨®lo una efectiva pol¨ªtica democr¨¢tica incentiva la competencia y la productividad y permite el funcionamiento eficiente de los mercados.
Asimismo, la democracia es condici¨®n para lograr altas tasas de ahorro e inversi¨®n productiva de largo plazo, que necesitan confianza y seguridad jur¨ªdica y pol¨ªtica, reh¨²yen los cambios bruscos en las reglas del juego y prosperan bajo el imperio de la ley.
Por ¨²ltimo, la democracia es condici¨®n para una eficiente relaci¨®n entre Estado y ciudadanos: a mayor democracia, mayor posibilidad que las pol¨ªticas p¨²blicas respondan a intereses sociales m¨¢s amplios. No es casual que los pa¨ªses de la regi¨®n con mayor tradici¨®n y densidad democr¨¢tica sean tambi¨¦n socialmente m¨¢s avanzados.
Desde la perspectiva de los derechos humanos y las libertades civiles y pol¨ªticas ha existido desde hace tiempo una legitimidad pol¨ªtica de la demanda democr¨¢tica. Ahora emerge tambi¨¦n una legitimidad social y econ¨®mica de esa demanda. Para atenderla debemos incrementar sustancialmente el "capital pol¨ªtico" de los pa¨ªses de la regi¨®n.
En esa l¨ªnea de incrementar el "capital pol¨ªtico" de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo ha venido apoyando proyectos de reforma, modernizaci¨®n y fortalecimiento de las instituciones democr¨¢ticas, como los ¨®rganos legislativos y judiciales. Tambi¨¦n se han apoyado las instituciones destinadas a cautelar la transparencia en la gesti¨®n p¨²blica, as¨ª como aqu¨¦llas destinadas a cumplir los papeles de una supervisi¨®n y regulaci¨®n profesional y objetiva. Y m¨¢s recientemente se est¨¢ emprendiendo, en algunos pa¨ªses, una tarea democr¨¢tica largamente postergada: el establecimiento de un servicio civil basado en el m¨¦rito que es el m¨¢s efectivo ant¨ªdoto del clientelismo y el populismo, y de la "privatizaci¨®n perversa del Estado".
Enrique V. Iglesias es presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.
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