La cara dulce del turismo rural

Citroturismo, ?por qu¨¦ no? Igual que el enoturismo, esa pasi¨®n incipiente por la cata de vinos, la visita de bodegas y la pernoctaci¨®n entre vi?edos, los naranjales de Valencia ofrecen inmejorables condiciones para la explotaci¨®n tur¨ªstica de sus alquer¨ªas como hoteles rurales. As¨ª lo han entendido ?ngeles Fuertes y su hija Sara, quienes, con la ayuda de ?ngel Garc¨ªa Puertas -arquitecto y, a su vez, propietario del Mas Passamaner, en el campo de Tarragona; la Finca de las Salinas, en Lanzarote, y la Casa del Abad de Ampudia, en la Tierra de Campos palentina-, acaban de convertir el Mas de Canicatt¨ª en uno de los complejos hoteleros m¨¢s rotundos y preciosistas de la ribera mediterr¨¢nea. Tan apasionante les est¨¢ resultando la experiencia que ya tienen en proyecto la construcci¨®n de un centro de interpretaci¨®n de c¨ªtricos en la propia finca.

A la casa madre se accede por un camino sembrado primorosamente de buganvillas y naranjos, anticipo colorista de unas dependencias engastadas y hundidas en la tierra, vigorosas en su estructura y atrevidas en lo arquitect¨®nico. Un patio con aires de hacienda mexicana, algo iconoclasta en el relieve crom¨¢tico de sus tapias y ciertamente respetuoso con la planta original del edificio, distribuye los salones y dormitorios alrededor de sus fuentes y acequias.

Garc¨ªa Puertas no ha resistido la pulsi¨®n tintorera de sus ejecuciones anteriores y se ha explayado a gusto en las habitaciones m¨¢s a?ejas con una decoraci¨®n efectista de virtuosidad fallera. Salvo la 105, ambientada en tonos neutros. Aunque, por sus dimensiones y detalles, la 202 re¨²ne los ingredientes para darse un lujo rural.

Cubo de hormig¨®n, roble y acero

En las ant¨ªpodas estil¨ªsticas, el arquitecto muestra lo mejor de su proyecto en el nuevo pabell¨®n soterrado frente a la casa madre. Un cubo vanguardista de hormig¨®n, roble, acero y vidrio estructural en el que se acoplan, sin perder la visi¨®n exterior de los naranjos, un centro de negocios con capacidad para 300 congresistas y el comedor, capaz de crear una ilusi¨®n ¨®ptica high-tech. Aqu¨ª, el chef de origen suizo Joachim Koerper, que tambi¨¦n est¨¢ al frente del restaurante Girasol, en Moraira, propone elaboraciones muy serias y unos desayunos conceptuales servidos en mesa por un equipo disciplinado y competente.

Pero hay algo m¨¢s bajo tierra. Un t¨²nel de dise?o brutalista y apariencia de nave orbital conecta el pabell¨®n con el ¨¢rea de spa, atendido por Luc¨ªa Peris, bajo cuya experiencia el termalismo en Espa?a ofrece nuevas opciones hidroterap¨¦uticas, y los c¨ªtricos, en Valencia, otro placer delicatessen.