Negri y Fukuyama
Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio (Debate) es la ¨²ltima obra de Michael Hardt, profesor de Literatura en la Universidad de Duke (Estados Unidos), y del fil¨®sofo Toni Negri, un pensador italiano indisociablemente unido a la historia de las revueltas de finales de los sesenta y principios de los setenta. Fundador del movimiento Autonom¨ªa Obrera y acusado de pertenecer a las Brigadas Rojas, fue condenado a prisi¨®n y pas¨® varios a?os en el exilio. La pasada semana estuvo en Catalu?a. Imparti¨® charlas en Lleida, Tarragona y Girona, invitado por el catedr¨¢tico Josep Maria Terricabras. "Me ha dicho que es witgensteiniano", coment¨® Negri, que se muestra sorprendido cuando conoce la vitalidad de la C¨¢tedra Ferrater Mora. Tambi¨¦n charl¨® con algunos amigos en Barcelona, al tiempo que tomaba el pulso a la ciudad y al pa¨ªs.
Francis Fukuyama polemiza en 'The New York Times' sobre la ¨²ltima obra de Toni Negri y Michael Hardt
Negri estaba perplejo por algunas de las ¨²ltimas cosas ocurridas en Espa?a. No entend¨ªa, por ejemplo, lo que en su opini¨®n es falta de oposici¨®n a la decisi¨®n del Gobierno de autorizar los matrimonio entre homosexuales. Cree que en Italia una cosa as¨ª hubiera hecho que saltaran chispas desde las sacrist¨ªas.
Tambi¨¦n se le escapaba el aparente silencio en el que ha sido sepultado el pasado reciente y, en especial, la guerra civil espa?ola.
Otros asuntos que le han llamado la atenci¨®n no son estrictamente espa?oles. As¨ª, dice que no acaba de comprender la "hipocres¨ªa" de la izquierda, y con ello se refiere a comunistas y ex comunistas, que propugna el no a la Constituci¨®n europea. "Dicen no a Europa porque quieren m¨¢s Europa", reflexiona en voz alta, "pero no entiendo por qu¨¦ rechazan empezar. Yo tambi¨¦n quiero m¨¢s, pero no voy a rechazar lo que ya tendremos". En su opini¨®n, el no a la Constituci¨®n europea tiene un gran beneficiario: Estados Unidos. "Es lo mejor que le puede pasar a la Administraci¨®n de Bush", dice.
Mientras trataba de entender estos y otros asuntos, se alegraba de la aparici¨®n de su ¨²ltima obra, continuaci¨®n de Imperio.
Manuel Fern¨¢ndez-Cuesta, su editor espa?ol y en buena medida tambi¨¦n propagandista, le explic¨® en una comida el cuidado que hab¨ªan tenido con la edici¨®n, el an¨¢lisis meticuloso de las palabras, quiz¨¢ recordando la aseveraci¨®n de uno de los maestros de Negri (Louis Althusser) seg¨²n la cual la funci¨®n del fil¨®sofo es pelearse por palabras.
Negri comentaba la sorpresa ante la cr¨ªtica de esta obra aparecida en el diario estadounidense The New York Times el pasado verano. Asegura que el comentario, de Francis Fukuyama, el ¨²ltimo firmante del certificado de defunci¨®n de la historia, fue hecho sin haber le¨ªdo la obra y como un elemento m¨¢s de la campa?a de los neocon contra todo lo que huela a progresismo.
La cr¨ªtica de Fukuyama, irritado por las denuncias al "imperio", es, desde luego, demoledora. El autor de la tesis del fin de la historia asegura que Negri y Hardt detectan un problema real y otro imaginario, que se pierden en el segundo y que acaban dando una soluci¨®n no menos imaginaria, y acaba, lo que no deja de tener cierta guasa, con una recomendaci¨®n tomada directamente del fil¨®sofo italiano Anonio Gramsci, que tambi¨¦n conoci¨® las c¨¢rceles, en este caso las del fascismo italiano.
Negri, que ha cumplido ya 71 a?os, ha recibido palos de la derecha y de la izquierda. La izquierda marxista -"sobre todo los trotskistas ingleses", comenta- no le pasan una y con frecuencia recibe noticia de seminarios dedicados a criticar sus obras. Otros sectores marxistas no entienden que se pueda renunciar a conceptos como clase obrera o proletariado para adoptar el menos preciso de multitud. Pero, en general, la derecha, dice, ha sido casi m¨¢s comprensiva que la izquierda, sobre todo la izquierda "nacionalizada", es decir, con miras casi exclusivamente nacionales, cuando no nacionalistas, que en su opini¨®n se ha quedado sin respuesta a los problemas de la globalizaci¨®n por la v¨ªa del olvido de su car¨¢cter internacionalista.
Negri no se extra?a de que haya izquierdas que se digan nacionalistas. Tras no pocos a?os vividos en Francia, tiene muy asumido que el Partido Comunista Franc¨¦s era profundamente nacionalista. De lo que duda es de la eficacia de las batallas meramente nacionales.
En el fondo, sugiere, no deja de ser un proyecto anclado en la tesis estalinista de "socialismo en un solo pa¨ªs", que, opina Antonio Negri, no ha producido grandes ¨¦xitos para la clases obrera.
Negri fue detenido en Mil¨¢n en 1978 junto con otros 67 militantes de las Brigadas Rojas y de Autonom¨ªa Obrera. Se exili¨® en Francia en cuanto pudo y logr¨® la inmunidad al ser elegido diputado. En 1997 volvi¨® a la c¨¢rcel, de donde ya ha salido definitivamente. Pero ese tiempo de penurias no le angustia. No es asunto que parezca importarle. M¨¢s bien parece mirar hacia el futuro, en lo personal y en lo pol¨ªtico. Como esos hombres que se niegan a vivir sin esperanzas.
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