Juicio en Francia a la polic¨ªa paralela
Par¨ªs inicia el proceso por escuchas ilegales en los a?os de Mitterrand
En tiempos de Fran?ois Mitterrand como presidente de Francia, un gabinete negro espi¨® al menos a 150 personas por motivos que nada ten¨ªan que ver con el oficialmente alegado, la lucha contra el terrorismo. Ayer comenz¨® el juicio en Par¨ªs por el esc¨¢ndalo de 3.000 escuchas telef¨®nicas practicadas sin control judicial alguno. El proceso se ver¨¢ afectado por la desaparici¨®n de varios de sus actores (el propio Mitterrand o su ministro de Defensa, Charles Hernu), dado que los hechos se remontan a 20 a?os atr¨¢s.
Todo empez¨® en 1982. A ra¨ªz de un atentado antisemita, el jefe del Estado decidi¨® crear un grupo antiterrorista en el palacio de El El¨ªseo. R¨¢pidamente, ese objetivo se transform¨® en espionaje contra abogados, periodistas o simples ciudadanos. El grupo dispuso de una veintena de l¨ªneas de escucha durante m¨¢s de tres a?os.
El presidente orden¨® en persona que se espiara a Edwy Plenel, periodista de 'Le Monde'
Las denuncias de los espiados se instruyeron con mucha lentitud, hasta que una misteriosa dama, vestida de negro, se present¨® al juez instructor con cinco disquetes inform¨¢ticos que albergaban 5.184 p¨¢ginas con transcripciones de escuchas. Dos a?os m¨¢s tarde, el Servicio de Contraespionaje se?al¨® un garaje donde el comandante Christian Prouteau, ex jefe del grupo de El El¨ªseo, hab¨ªa archivado documentos. Los secretos dejaron de serlo y el esc¨¢ndalo recorri¨® todo el pa¨ªs.
De este modo se supo que Mitterrand en persona hab¨ªa ordenado la escucha de Edwy Plenel, entonces periodista de investigaci¨®n de Le Monde (y actual director de la redacci¨®n). "El presidente abri¨® el diario Le Monde y me mostr¨® un art¨ªculo que yo no hab¨ªa le¨ªdo", ha declarado el comandante Prouteau. "Estaba muy enfadado. Me explic¨® que el art¨ªculo de Le Monde inclu¨ªa cosas que s¨®lo eran conocidas por ¨¦l y por el ministro del Interior. Pensaba que hab¨ªa micr¨®fonos ocultos en su despacho. Hice una b¨²squeda de micr¨®fonos en el despacho y no encontr¨¦ nada. Entonces me expres¨® su deseo de que fuera intervenida la l¨ªnea de Edwy Plenel".
La escucha (ilegal, por supuesto) de las llamadas del periodista y de su compa?era comenz¨® el 16 de abril de 1985. Y segu¨ªa el 9 de octubre de ese a?o, ¨¦poca en la que Plenel investigaba la implicaci¨®n de los servicios secretos franceses en el sabotaje del Rainbow Warrior, el barco de Greenpeace hundido por una bomba en aguas de Nueva Zelanda.
La polic¨ªa paralela intervino tambi¨¦n para preservar el secreto de la hija natural de Mitterrand, cuya existencia no fue conocida hasta 1994. Muchos a?os antes, el pol¨¦mico escritor Jean-Edern Hallier (ya fallecido), al principio amigo y despu¨¦s adversario de Mitterrand, amenaz¨® con revelar que el presidente ten¨ªa una hija natural. Algunos afirman que pretend¨ªa obtener a cambio del silencio una amnist¨ªa fiscal. La "polic¨ªa antiterrorista" de El El¨ªseo intervino su tel¨¦fono, y de paso el de un famoso restaurante de Par¨ªs donde el escritor se reun¨ªa con amigos.
La reiteraci¨®n de esc¨¢ndalos por escuchas telef¨®nicas ilegales hace que ya no resulte extra?o el juego sucio del poder. La novedad es que, por una vez, la tenacidad de los investigados ha conseguido que no se eche tierra sobre el esc¨¢ndalo. Entre las personas llamadas al banquillo de los acusados figuran el citado comandante Prouteau y el capit¨¢n Paul Barril, ambos al frente del grupo antiterrorista de El El¨ªseo y procedentes de la Gendarie Nationale, equivalente a la Guardia Civil espa?ola, as¨ª como el ex director adjunto del Gabinete presidencial, Gilles M¨¦nage, y el actual presidente de Renault, Louis Schweitzer, que entonces era jefe de Gabinete del primer ministro, Laurent Fabius. Este ¨²ltimo y Pierre Mauroy (tambi¨¦n jefe de Gobierno con Mitterrand) han sido citados como testigos.
La vista oral promete ser larga y puede dar a¨²n alguna sorpresa respecto a las versiones conocidas. Por ejemplo, uno de los acusados, el capit¨¢n Barril, act¨²a tambi¨¦n como denunciante. En sus declaraciones previas al juicio ha reconocido que el grupo de El El¨ªseo fue "un medio para luchar eficazmente contra el terrorismo", pero "ese instrumento fue desviado con fines pol¨ªticos y de manipulaci¨®n".
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