Resistencia
Un marine apunta cuidadosamente su arma, contiene la respiraci¨®n y oprime el gatillo. A unos trescientos metros, se pulverizan los sesos del ni?o iraqu¨ª, sobre el crep¨²sculo c¨¢rdeno del ?ufrates. La delicada sustancia que iba para pensamiento es un instant¨¢neo espect¨¢culo de f¨®sforo y neuronas que se derraman sobre los escombros, donde los perros hambrientos dar¨¢n de inmediato cuenta de los intestinos, las extremidades y los huesos de la criatura abatida y a¨²n con la sangre tan tibia y las v¨ªsceras tan tiernas. La tropa estadounidense lleva ya una dura semana edificando un monumento al terror. Estos soldados son ciertamente unos artistas incomprendidos. Cuando concluyan su obra, Faluya eclipsar¨¢ todo el esplendor y la memoria de Babilonia. Y qu¨¦ obra. Nada de materiales nobles; nada de m¨¢rmoles, ni de bronces, ni de malaquita, ni de alabastro, ni de jaspe, sino s¨®lo lo que da la tierra: adobe, d¨¢tiles, cebada, comerciantes y campesinos, hospitales, algod¨®n y fogones de cocina, en el prodigioso crisol de los aviones y las ametralladoras, para la est¨¦tica de la barbarie, de las barras y las estrellas. La vieja Faluya de la resistencia y del martirio ser¨¢ el arco triunfal de un nuevo siglo por el que desfilen las plagas de la devastaci¨®n, camino de otras ciudades, de otros territorios para demoler, en nombre de una presunta democracia que ni siquiera es capaz de respetar los derechos humanos.
Mientras se perpetra la matanza, militares estadounidenses han detenido al vicepresidente del Consejo Nacional de Irak, porque se opon¨ªa a tanto encarnizamiento, poco despu¨¦s de que Colin Power abandonara la secretar¨ªa de Estado del gobierno Bush. Esta injusta y enloquecida guerra ya se libra hasta contra los propios aliados. El hu¨¦sped de la Casa Blanca terminar¨¢ enviando a Guant¨¢namo a sus m¨¢s est¨²pidos y rendidos aduladores. Lo chocante es que a¨²n haya quien predique la estulticia y se deje el espinazo en el despacho oval. Bush no gobierna un imperio, Bush regenta una carnicer¨ªa. Y el Pent¨¢gono expende cuerpos humanos abiertos en canal por sus matarifes. Qu¨¦ lonja de sangre.
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