El inhibidor de televisores

La televisi¨®n est¨¢ cada vez m¨¢s presente en nuestro entorno. Ya no son s¨®lo las paredes de pantallas de los grandes almacenes. Los hay en las salas de espera, en los bares, en los transportes p¨²blicos, en los ascensores y hasta en los lavabos.

En los cruces de algunas metr¨®polis hay pantallas gigantes para que los conductores atrapados reciban su dosis de im¨¢genes. Con el fin de evitar esta contaminaci¨®n televisiva, Mitch Altman, un ingeniero de San Francisco, ha creado un aparatito para que "los ciudadanos no sean convertidos en audiencia contra su voluntad y puedan hacer respetar su derecho a la no-visi¨®n".

El TV-B-Gone es un mando a distancia capaz de apagar cualquier televisor en Europa, Am¨¦rica y Asia. Cuesta 15 d¨®lares y se puede adquirir en su web, aunque hay que esperar un par de semanas para recibirlo, ya que la demanda ha desbordado a Cornfield Electronics, la empresa de Mitch Altman.

"No queremos ser fumadores pasivos, pero tampoco convertirnos en espectadores pasivos. TV-B-Gone nos permite reapropiarnos de nuestro poder de decisi¨®n", explica Altman, que aclara que el mando no estropea el televisor, simplemente lo apaga. "La idea es restablecer las naturales condiciones de comunicaci¨®n de los seres humanos, eliminando el hipn¨®tico poder de la pantalla".

El modelo europeo, que utiliza c¨®digos diferentes al americano y asi¨¢tico, fue probado en Eurodisney. El parque parisiense recibi¨® la visita de Altman, del programador David Burke, que pertenece al colectivo White Dot. Burke, y de su hija de seis a?os.

Seg¨²n cuenta Altman, los tres consiguieron apagar de un plumazo una muralla de pantallas que impon¨ªa un bucle de anuncios a los visitantes, obligados a guardar cola pacientemente para acceder a una atracci¨®n.

Seg¨²n Burke, que invita a difundir el uso de TV-B-Gone entre los ni?os para paliar los efectos adictivos de la televisi¨®n, la mayor¨ªa de los presentes en la cola manifestaron un evidente alivio y nadie se quej¨®.

Su empresa, Cornfield Electronics, ha recibido sugerencias para que invente aparatos parecidos que tengan la virtud de apagar tel¨¦fonos m¨®viles o alarmas de coches. "Se trata de la herramienta m¨¢s ¨²til en la que he trabajado", concluye con iron¨ªa Altman. Este ingeniero de 48 a?os compara su artefacto con el videojuego que dise?¨® y program¨® en 1977 para Apple, que se convirti¨® en un m¨®dulo de entrenamiento militar, y en los sistemas de realidad virtual en los que colabor¨® en 1986, que se emplearon para investigaciones militares a pesar de las convicciones pacifistas de su autor.

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