Los engranajes ocultos de una enciclopedia
La larga historia del reto colectivo de construir un exhaustivo diccionario a trav¨¦s de algunos de sus autores
El Diccionario panhisp¨¢nico de dudas volvi¨® ayer a protagonizar un encuentro en el que la lengua tiene un papel central. No es para menos. Se trata de uno de los desaf¨ªos m¨¢s ambiciosos que han puesto en marcha las Academias de la Lengua Espa?ola y ha supuesto la consolidaci¨®n de un proyecto poco habitual: donde pudo haber habido desd¨¦n o confrontaci¨®n, hoy existe la complicidad. Son 22 academias las que velan por una lengua que se manifiesta a trav¨¦s de m¨²ltiples variedades y donde la tarea de establecer las normas puede convertirse en un aut¨¦ntico quebradero de cabeza. Muchas veces discutieron "como fieras", reconocen algunos de los que estuvieron en este inmenso fregado, y tras las batallas de las razones tuvo que gobernar la democracia. Ah¨ª est¨¢ este inmenso proyecto, a punto de hacerse realidad, y para hablar de la idea inicial, de las peripecias que siguieron su compleja realizaci¨®n, y para explicar c¨®mo se mueven los engranajes de un diccionario tan meticuloso se reunieron ayer en Rosario algunas de las personas que, de una manera u otra, han participado en esta aventura. V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, Jos¨¦ Moreno de Alba y Alfredo Matus, directores de las Academias de la Lengua espa?ola, mexicana y chilena, respectivamente; Humberto L¨®pez Morales, secretario general de la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola; C¨¦sar Antonio Molina, director del Instituto Cervantes, y ?lex Grijelmo, actual presidente de la agencia Efe y autor del Libro de Estilo de EL PA?S, hablaron de esto y aquello, contaron los or¨ªgenes del invento, intentaron trasladar las complicaciones que est¨¢n detr¨¢s y se manifestaron saludablemente entusiastas por haber llevado a buen puerto esta singular "enciclopedia de la duda". De las dudas de nuestra lengua.
V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha: "Atiende a todas las dudas. Recoge toda la variedad de realizaciones del habla en el ¨¢mbito hisp¨¢nico"
?lex Grijelmo: "Hab¨ªa una serie de t¨¦rminos t¨¦cnicos en los que se pod¨ªa llegar a un acuerdo que sirviera como norma com¨²n. ?sa fue la semilla"
Jos¨¦ Moreno de Alba: "Se dividi¨® el ¨¢mbito americano por zonas. Estados Unidos, M¨¦xico y Centroam¨¦rica..., el R¨ªo de la Plata, y Chile..."
El origen
V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha: La idea naci¨® en Zacatecas, cuando de la mano de ?lex Grijelmo, Alberto G¨®mez Font, Jos¨¦ Moreno de Alba y Humberto L¨®pez Morales surgi¨® la propuesta de elaborar alg¨²n tipo de trabajo que se ocupara exhaustivamente y diera unidad a los aspectos grafem¨¢ticos de la lengua (cu¨¢ndo y c¨®mo utilizar las versales, los tipos de letras, may¨²sculas, etc¨¦tera). Y formaron un equipo que empez¨® a trabajar en el Instituto Cervantes. M¨¢s adelante se ve que hay un material muy rico que llega a las distintas academias como dudas de hablantes, periodistas, instituciones... y el proyecto empieza a cobrar otra envergadura. Es entonces cuando la Asociaci¨®n de Academias firma un convenio con el Cervantes y asume el reto de crear el Diccionario panhisp¨¢nico de las dudas. Y quiero subrayar lo de panhisp¨¢nico, aunque resulte enf¨¢tico, por dos cuestiones. Primera, por el contenido, porque atiende a todas las dudas que se plantean en todos los ¨¢mbitos ling¨¹¨ªsticos, porque recoge toda la variedad de realizaciones del habla en el ¨¢mbito hisp¨¢nico. Segunda, por el procedimiento, porque es un diccionario que realizan las 22 academias de una manera totalmente unitaria.
Alex Grijelmo: Zacatecas tuvo lugar en 1997, cuando todav¨ªa estaban en marcha los distintos procesos de desintegraci¨®n de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y se produjo "el efecto Tatarst¨¢n"...
Jos¨¦ Moreno de Alba: Un efecto parecido al "efecto Faluya" de nuestros d¨ªas...
A. G.: Es decir, que nadie se pon¨ªa de acuerdo en la manera de escribir aquella palabra. Pero si viene de la Tartaria de toda la vida, dec¨ªan algunos, pero otros segu¨ªan adelante con lo de Tatarst¨¢n. El caso es que Alberto G¨®mez Font, como responsable del Libro de Estilo de Efe, y yo, como responsable del de EL PA?S, elaboramos un proyecto para buscar acuerdos y superar las pol¨¦micas permanentes sobre estas cuestiones. Hab¨ªa una serie de t¨¦rminos t¨¦cnicos en los que se pod¨ªa llegar a un acuerdo que sirviera como norma com¨²n a la hora de nombrarlos. Y esa fue, pues, la semilla que luego se transformar¨ªa en el Diccionario.
Humberto L¨®pez Morales: Por modesto que fuera el proyecto, despert¨® bastante entusiasmo en Zacatecas y enseguida se apuntaron a la iniciativa unos 400 peri¨®dicos. Pero pronto se ver¨ªa que eran las academias las que eran bombardeadas con consultas sobre el uso de la lengua, y que ah¨ª hab¨ªa mucho material del que tirar. La RAE, por ejemplo, ha atendido en el ¨²ltimo a?o 50.000 consultas idiom¨¢ticas, y lo mismo, aunque en menores proporciones, ocurre en otras academias que ofrecen este servicio al usuario. Era posible, pues, elaborar una exhaustiva estad¨ªstica sobre las dudas m¨¢s frecuentes que surg¨ªan al emplear el idioma: dudas ortogr¨¢ficas, sint¨¢cticas, sobre el significado de diferentes palabras... Finalmente, el Diccionario recoge unas 7.000 dudas, es una especie de Enciclopedia de la Duda. Ha ampliado much¨ªsimo el campo de acci¨®n.
La organizaci¨®n
J. M. de A.: El proyecto, pues, termin¨® por llegar a las academias y se estableci¨® una manera de funcionar que fuera ordenada y jer¨¢rquica y, sobre todo, democr¨¢tica. Se dividi¨® el ¨¢mbito americano por zonas. Desde arriba, estaban Estados Unidos, luego M¨¦xico y Centroam¨¦rica, las Antillas, el Caribe continental, la zona andina, el R¨ªo de la Plata y Chile... S¨ª, Chile, ese pa¨ªs que no tiene ni Este ni Oeste, va solo...
Alfredo Matus: Es una especie de resto... Dif¨ªcil de clasificar, no se ajusta a ninguna de las otras zonas, tiene una imponente variedad de dialectos.
J. M. de A.: Cada zona nombr¨® un coordinador que fue concentrando las opiniones de las distintas academias sobre las diferentes dudas que surg¨ªan. Y enviaban sus conclusiones provisionales, que luego terminaban en Madrid. Se explicaba, por ejemplo, qu¨¦ t¨¦rmino deb¨ªa utilizarse, si "acceder" o "accesar". Se daba cuenta de por qu¨¦ M¨¦xico debe escribirse con x.
H. L. M.: Est¨¢ bien que surja este ejemplo de "accesar". Porque de lo que trata este diccionario es de resolver dudas y de hacerlo de manera normativa. De decir que "accedar" no debe utilizarse, que se use "acceder". Si fuera un diccionario normal, deber¨ªa recoger esa palabra por su uso extendido, pero si tiene que ser normativo tiene que plantear la lucha para que salga de nuestra lengua. Es una batalla que igual se pierde pero que no podemos dejar de librar. Lo que me gustar¨ªa transmitir es que decidir cu¨¢l es la norma nos ha llevado muchas veces a furibundas discusiones, a apasionadas disputas llenas de furia, cualquiera lo dir¨ªa teniendo en cuenta que se trataba de un grupo de sesudos acad¨¦micos.
Nuevos caminos
J. M. de A.: Lo que tambi¨¦n ha hecho este Diccionario es enriquecer otras tareas en las que andan embarcadas las academias. Por ejemplo, la Ortograf¨ªa de 1999, que ya necesita otra profunda revisi¨®n, se ver¨¢ espoleada por la serie de cuestiones que sobre sus competencias ha recogido el Diccionario. No tanto para contradecir sus conclusiones, pero si para exigir que completen su repertorio con los problemas nuevos que van surgiendo.
A. M.: Todas las dudas y vacilaciones que tienen los hablantes el Diccionario las ha abordado en perspectiva, nunca con ligereza. Nunca ha partido de condiciones aprior¨ªsticas para imponer unas normas abstractas a los hablantes. El material sobre el que ha trabajado ha surgido de los usos reales de las palabras, de los problemas de la calle. Y se ha discutido y se ha llegado a establecer la norma. Nos ha llevado ?cinco a?os!
V. G. de la C.: Abre caminos, rompehielos, se?ala nuevos derroteros. Sobre todo, anticipa. El Diccionario es un escucha muy atento, siempre alerta a los problemas de los hablantes. Antes exist¨ªa un Diccionario Manual Ilustrado que incorporaba las nuevas palabras que iban surgiendo y que a¨²n no se hab¨ªan consolidado para entrar en el Diccionario de la Lengua. Ahora la labor hecha con el Diccionario es la que est¨¢ m¨¢s cerca de las transformaciones m¨¢s inmediatas. Muchas de ¨¦stas no quedan, que no se afianzan, pero ya existe un instrumento que las ha recogido.
C¨¦sar Antonio Molina: Luego est¨¢n las tareas del Instituto Cervantes, que ha colaborado muy estrechamente en la elaboraci¨®n del Diccionario, y para el que resulta tambi¨¦n un instrumento imprescindible. El gran desaf¨ªo es la defensa y la difusi¨®n del espa?ol por el mundo y, en esa tarea, el ejemplo de las 22 academias trabajando unidas es muy estimulante. Lo que ahora toca, en el caso del Cervantes, es unificar las directrices, establecer pautas comunes en la ense?anza de la lengua, establecer esas normas que deben garantizar que su transmisi¨®n no se cargue de ruidos que la desvirt¨²en. Un diccionario que resuelve las dudas es esencial en esa tarea.
V. G. de la C.: No hay que olvidar lo que dec¨ªa L¨¢zaro. Los acad¨¦micos somos los padres conciliares, y la gente del Instituto Cervantes los misioneros...
A. M: Cierto que no todo est¨¢ hecho y que permanecen los peligros. Hay segmentos de pel¨ªculas habladas en espa?ol que deben subtitularse para que se entiendan en otros pa¨ªses de habla hispana. S¨ª eso lo hubiera sabido Rufino Jos¨¦ Cuervo se hubiera sentido confirmado en sus peores presagios, pues pensaba que el espa?ol caminaba al desastre, a su desintegraci¨®n. Pero una lengua es algo muy complejo, una realidad arquitectural. En los pisos m¨¢s altos la unidad es evidente. Conforme bajas hay una dispersi¨®n mayor pero nunca llega a ser tan grave que afecte a la unidad de la lengua. El Diccionario, no lo olvidemos, defiende la unidad, no la uniformidad.
V. G. de la C.: Su mayor m¨¦rito es el de ser una radiograf¨ªa de la lengua, de lo que le ocurre ahora, con todas sus luces y sus sombras.
J. M. de A.: Y entre las sombras, la mayor est¨¢ localizada en el campo del l¨¦xico y procede de los tecnicismos. Hay una avalancha de palabras y de conceptos que llegan de otras lenguas (?de otras lenguas?, casi habr¨ªa que reducirse al ingl¨¦s) donde el desarrollo cient¨ªfico es mayor. Llega la tecnolog¨ªa de fuera y llegan tambi¨¦n las palabras que la hace operativa. Y es ah¨ª donde surgen los grandes problemas de escisi¨®n. Hay que estar atentos para que no vuelvan a bifurcarse los caminos de Am¨¦rica y Espa?a. Nadie de aqu¨ª va a convencer a los de all¨ª que usen "computador", ni viceversa: nosotros no usaremos "ordenador". Pero es absurdo que existan en la misma lengua dos palabras para designar un mismo cacharrro.
V. G. de la C.: No quisiera que termin¨¢ramos sin destacar que el Diccionario ha costado mucho dinero, y que ha sido posible gracias al mecenazgo de Telef¨®nica. Han sido muy generosos y Alierta lo explicaba con mucha elegancia diciendo "que sin la lengua, Telef¨®nica no ser¨ªa nada".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.