Pies de barro
La nueva Comisi¨®n Europea finalmente puede arrancar bajo la presidencia de Dur?o Barroso, pero sobre pies de barro. Sale debilitada de su enfrentamiento con el Parlamento Europeo, que le forz¨® a quitar al italiano Buttiglione por sus posiciones p¨²blicas acerca de la mujer y los homosexuales. En su lugar queda Frattini, hasta ahora ministro italiano de Asuntos Exteriores, que ha sido reemplazado por Fini. Nadie duda de la capacidad profesional de Frattini, pero s¨ª de su idoneidad para defender de forma independiente frente a su Gobierno la vital cartera de Justicia, Libertad y Seguridad, que afecta directamente a Berlusconi, del que era abogado y para el cual, como parlamentario, dise?¨® las leyes que le protegen a ¨¦l y a su imperio empresarial.
La Comisi¨®n ha recibido el apoyo en bloque de dos terceras partes de eurodiputados. Sin duda, el episodio vivido ha sido bueno desde la perspectiva de la democracia interna de la UE y el equilibrio de poderes.
El Parlamento ha logrado aprobar tambi¨¦n una resoluci¨®n que supone un paso m¨¢s en sus poderes al otorgarse la capacidad, no reconocida en los tratados, de retirar la confianza a miembros individuales del Ejecutivo comunitario, aunque Barroso haya rechazado todo automatismo entre una eventual votaci¨®n y la dimisi¨®n del censurado. Pero significa que esta Comisi¨®n vivir¨¢ entregada a la Euroc¨¢mara.
El Parlamento Europeo, que el pasado julio dio luz verde a la investidura de Barroso, ha aprobado ahora la formaci¨®n del nuevo Colegio de Comisarios, el primero con 25 pa¨ªses en su seno y uno por cada socio. En principio, parece s¨®lido. Cuenta con tres antiguos primeros ministros y varios ex ministros de Asuntos Exteriores. Su antecesor, Romano Prodi, dispon¨ªa tambi¨¦n de un excelente plantel, pero tuvo grandes dificultades con los propios gobiernos para sacar muchos de sus proyectos. Prodi se equivoc¨® en un principio al creer que llegaba a Bruselas como jefe de un Gobierno de la UE y no como un gestor de un peculiar Ejecutivo como es la Comisi¨®n. Por ¨²ltimo, resulta preocupante que la votaci¨®n se haya producido sin que Barroso ni su colegio hayan presentado un programa de trabajo para los pr¨®ximos cinco a?os. Una rareza m¨¢s en un extra?o comienzo.
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