En el momento justo
La verdad es que, a pesar de que esto de los premios -los d¨¦ quien los d¨¦- suele ser una feria de las vanidades de la que nadie sale contento, parece dif¨ªcil pensar en un mejor resultado que el que ofrece este a?o el Nacional de M¨²sica. Desde luego, si uno hubiera estado en el jurado hubiera votado por esos mismo nombres. Adem¨¢s el galard¨®n les llega a Jes¨²s Rueda y a Eduardo L¨®pez-Banzo en su mejor momento y como debe ser, no cansados del traj¨ªn de la b¨²squeda del reconocimiento sino decididos a seguir trabajando desde ese lugar de privilegio que los dos se han ganado a pulso. Nacido Rueda en 1962 y L¨®pez-Banzo un a?o antes, est¨¢n en ese paso en el que la obra y la vida se han acoplado suficientemente, en el que, como dec¨ªa Ortega, vocaci¨®n y circunstancia se complementan hacia la consecuci¨®n de la obra bien hecha.
Rueda y L¨®pez Banzo, que se mueven en territorios bien distintos, representan, sin embargo, dos de los v¨¦rtices m¨¢s creativos de la m¨²sica en Espa?a. Con Jes¨²s Rueda estamos ante la realidad m¨¢s palpable de la excelente calidad de esa generaci¨®n a la que le toca coger el relevo de los maestros. Han aprendido con los De Pablo, Halffter o Bernaola, se han quedado sin esa especie de hermano mayor -maestro tambi¨¦n- que era Francisco Guerrero y les ha llegado el momento de la manifestaci¨®n definitiva.
Hace unos d¨ªas habl¨¢bamos en este peri¨®dico de c¨®mo en poco m¨¢s de dos meses se hab¨ªan estrenado tres obras maestras de la m¨²sica de c¨¢mara espa?ola de nuestro tiempo, piezas de Jos¨¦ Luis Turina, Mauricio Sotelo y el propio Jes¨²s Rueda demostraban la gran clase de los que andan entre los cuarenta y los cincuenta. En el caso de Rueda, esta misma temporada escuch¨¢bamos sus dos sinfon¨ªas en Madrid -prepara una Tercera para esta misma temporada- a la Orquesta Sinf¨®nica de la RTVE dirigida por James MacMillan, un compositor algo mayor que el madrile?o, de fama mundial, pero no precisamente mejor que ¨¦l. Y ah¨ª est¨¢ lo que falta por resolver, la posibilidad de que nuestra creaci¨®n musical salga a competir en condiciones en un mercado copado por pa¨ªses que saben exportar la suya. Perder esta ocasi¨®n de oro, no echar el resto para que esta generaci¨®n que hoy se deja representar en Jes¨²s Rueda triunfe al fin, ser¨ªa un delito de lesa cultura.
El clavecinista y director aragon¨¦s Eduardo L¨®pez-Banzo ha hecho de Al Ayre Espa?ol uno de los grupos especialistas en m¨²sica antigua m¨¢s interesantes del panorama mundial -en el camino abierto por Jordi Savall y en el que est¨¢n tambi¨¦n gentes tan distintas como Juan Carlos Asensio o Jos¨¦ Miguel y Emilio Moreno- y ha recuperado obras m¨¢s o menos olvidadas del patrimonio hispano. Ah¨ª queda el ¨¦xito de sus discos -fundamental en este terreno-, desde las series dedicadas gen¨¦ricamente al barroco espa?ol a la recient¨ªsima A batallar estrellas, pasando por esa revelaci¨®n que fue Los elementos de Antonio de Literes o la sorpresa de Las cuarenta horas. Ahora la aventura de L¨®pez-Banzo es ir m¨¢s all¨¢, crecer en repertorio con la nueva Orquesta Barroca Al Ayre Espa?ol -que ya ha mostrado, por ejemplo, un formidable Handel- e, incluso, ponerse al frente de otras formaciones en un terreno, digamos, m¨¢s convencional, como parece el signo de los tiempos. Enhorabuena y suerte a los dos.
Babelia
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