Una ruta de 'botell¨®n'
El consumo de alcohol en la calle acompa?ado de m¨²sica y fiesta se despliega en las madrugadas de Valencia
La ley lo proh¨ªbe, la polic¨ªa lo persigue, los vecinos se quejan pero la escena se repite en las noches de jueves, viernes y s¨¢bado sin rubor ni temor en plazas, jardines y aparcamientos de la ciudad de Valencia. El botell¨®n no se apaga con el fr¨ªo, s¨®lo cierra su circunferencia, pero la m¨²sica a volumen disparado desde los coches con las puertas y los maleteros abiertos, con bolsas de supermercado cargadas de vasos de pl¨¢stico, refrescos y licores visten el decorado urbano. Las citas se mantienen en puntos de la capital que se han convertido en estaci¨®n de un recorrido de m¨²sica y alcohol al aire libre. Que la polic¨ªa multe, que requise en sacos de pl¨¢stico decenas de litros de bebidas alcoh¨®licas, que los vecinos denuncien o protesten no da al traste, de momento, con una pr¨¢ctica que se cuela en las agendas con fecha y hora.
Vecinos de zonas de ocio admiten que su vida ha cambiado por la presi¨®n del ruido
"Todas las noches de los jueves, los viernes y los s¨¢bados pasa lo mismo en los mismos sitios y con la misma gente, pero no se puede hacer nada, requisar la bebida, multar y ya est¨¢. A la semana siguiente, lo mismo", explica un agente local mientras guarda en el coche de su unidad una de las cinco bolsas con restos de una concentraci¨®n de botell¨®n que el jueves congreg¨® a casi 500 personas alrededor de unos 40 coches, en el aparcamiento a la intemperie situado detr¨¢s del Mestalla, a escasos 100 metros de varios edificios de viviendas. Y la del jueves, fue una noche floja, seg¨²n quienes patrullan persiguiendo que los locales de ocio cumplan el horario y no se consuma alcohol en la calle. El resto de estaciones se sucedieron siguiendo el patr¨®n de cada noche: la Alameda, la plaza de la Legi¨®n Espa?ola... Once denuncias, otras tantas sanciones, 29 envases requisados y una legi¨®n de efectivos de limpieza tras la operaci¨®n para quitar monta?as de porquer¨ªa. A la par, la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos pide m¨¢s presi¨®n para que se acabe con una pr¨¢ctica que saca de cama a vecinos a los que les ha sobrevenido un fen¨®meno que no estaba en la memoria de ventajas y desventajas de su vivienda. Los defensores del botell¨®n, en cambio, despliegan una bater¨ªa de bondades en favor de su hobby.Clara, 23 a?os, estudiante de medicina. Ra¨²l, 21 a?os, estudiante de Agr¨®nomos. Merc¨¨ y Rosa Mar¨ªa, 19 y 20 a?os, estudiantes de Derecho. Reconocen que sus citas de los jueves est¨¢n marcadas por encuentros alrededor de un coche con la m¨²sica alta y baile directamente sobre el asfalto. "Quedamos despu¨¦s de cenar, sobre la medianoche. Es imposible para los estudiantes salir de copas a los bares, es car¨ªsimo. No s¨¦ por qu¨¦ tengo que pagar seis euros por una copa cuando si nos lo hacemos nosotros sale mucho m¨¢s barato". Alguno de sus compa?eros de botell¨®n agrega: "En el coche ponemos la m¨²sica que nos gusta, bailamos lo que nos parece, cambiamos seg¨²n nos apetece y encima en la misma compra de la bebida podemos incluir otras cosas para cuando ataca el hambre". Y se ve. Su parada suele ser en el paseo de La Alameda. Se turnan para pasar por el supermercado o por el centro abierto 24 horas, antes de que den las 22.00 porque a partir de esa hora est¨¢ prohibida la venta de alcohol, y despu¨¦s se disponen a su singular acampada.
Ni les intimida ni les preocupa que la polic¨ªa les pueda abortar la fiesta. "S¨®lo hemos tenido mala suerte dos veces. Se han llevado las botellas. Nos han tomado los datos. La multa a¨²n no ha llegado", dice Alfredo, un inform¨¢tico que ya trabaja pero que circula a¨²n por el ambiente universitario de la calle de Polo y Peirol¨®n y de la plaza de C¨¢novas.
"?Sab¨¦is que est¨¢ prohibido beber en la v¨ªa p¨²blica?". "No, ?por qu¨¦?". As¨ª empez¨® una de las actuaciones de la polic¨ªa local en la plaza de la Legi¨®n Espa?ola de Valencia, frente a Viveros, en una plaza ajardinada entre bloques de vecinos. La polic¨ªa denunci¨® a dos de la decena de j¨®venes que se encontraban tomando alcohol en la calle. "Estamos de fiesta", explicaba uno de ellos, con atuendo a lo romano, peluca de rizos y lacito rosa en el pelo.
La concentraci¨®n de j¨®venes en su versi¨®n botell¨®n ha provocado, seg¨²n confirmaba el conserje de una de las fincas, que algunos vecinos hayan decidido cambiar su residencia. "Yo no estoy de madrugada, pero por lo visto, los que dan a este punto, en el que adem¨¢s aparca la gente que viene a comprar a altas horas al supermercado, soportan un ruido alt¨ªsimo de m¨²sica, coches acelerando, motos, juerga", dice.
Mientras la polic¨ªa recoge los restos de la fiesta, con algunas luces encendidas en las viviendas que asoman al jard¨ªn, otros puntos reclaman atenci¨®n: el cruce de las calles de Salamanca con Conde de Altea -donde a partir de las 2.00 se acumulan en doble y triple fila m¨¢s de 40 coches, algunos abiertos y con la m¨²sica puesta, donde la polic¨ªa reconoce que hasta la gr¨²a tiene serios problemas para quitar los veh¨ªculos-, Luis Casanova, Maestro Sosa, la plaza de Maguncia -en la que los vecinos han alzado la voz sin ¨¦xito por los horarios de cierre desde hace varios a?os-, Eduardo Bosc¨¢...
La sala de la polic¨ªa local puede recibir cada noche de jueves, viernes y s¨¢bado una media de 20 llamadas para que una patrulla acabe con la tortura del botell¨®n. David Montero, vecino de El Carmen, explica: "En mi casa viv¨ªa mi abuelo, de 82 a?os. Ha tenido que irse a casa de una t¨ªa porque no pod¨ªa dormir del ruido de la gente en esta plaza. La m¨²sica se puede bailar en mi habitaci¨®n y vivo en un cuarto piso". Ester Garc¨ªa es vecina de la plaza X¨²quer. "Mi casa tiene una distribuci¨®n absurda, muy distinta a la que deber¨ªa, pero tuve que hacerlo para poder dormir. Beben, gritan, cantan. Dan las dos, las tres, las cuatro. La polic¨ªa viene, pero al d¨ªa siguiente, m¨¢s y m¨¢s".
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