El 'blues' de Am¨¦rica
Me empieza a preocupar seriamente el antiamericanismo. Me refiero al antiamericanismo en Estados Unidos. Vean algunas de las cosas que he o¨ªdo durante mis viajes por los Estados azules -es decir, progresistas- en las dos semanas transcurridas desde que George W. Bush gan¨® las elecciones. "No hay nada que hacer, son est¨²pidos" (un neoyorquino, sobre los habitantes de los Estados rojos, es decir, conservadores). "Serpientes". "Fascismo". "Fascismo cristiano". "Quer¨ªa hacer una pel¨ªcula sobre la ¨¦poca en la que los j¨®venes norteamericanos luchaban contra el fascismo, no a favor de ¨¦l" (un productor, para explicar por qu¨¦ ha encargado un filme sobre la Guerra Civil espa?ola).
Durante los d¨ªas posteriores a que John Kerry reconociera la derrota, varios dem¨®cratas me dijeron que era posible que la votaci¨®n hubiera estado arreglada. Las m¨¢quinas Diebold de recuento autom¨¢tico de votos las fabrica un compinche de los republicanos; a lo mejor las hab¨ªan programado para que no contaran todos los votos dem¨®cratas. Las encuestas a pie de urna realizadas por los dem¨®cratas mostraban que iban muy por delante en condados que luego perdieron. Y las explicaciones segu¨ªan. (Tengo que decir que nadie aleg¨® nada sobre el condado de Clark, en Ohio, un ¨¢rea sin importancia que los dem¨®cratas perdieron, tal vez, con la ayuda de la campa?a de cartas fomentada por The Guardian).
En la p¨¢gina sorryeverybody.com se puede ver a un joven estadounidense con un cartel que dice: "Perd¨®n, mundo (lo intentamos). La mitad de Am¨¦rica"
Colocar a un arist¨®crata millonario de Boston fue como si los 'tories' propusieran a un ex alumno de Eton dedicado a los mercados para primer ministro
El jueves, cuando los hijos vuelvan a casa de sus padres para pasar Acci¨®n de Gracias, el pavo acabar¨¢ cubierto de sangre si empiezan a hablar de pol¨ªtica
Algunos se sintieron obligados a disculparse ante todos nosotros. En la p¨¢gina sorryeverybody.com se puede ver a un joven estadounidense con un cartel que dice: "Perd¨®n, mundo (lo intentamos). La mitad de Am¨¦rica". Otros, desesperados, hablaban de emigrar. Un presentador de radio progresista me dijo que hab¨ªa empezado a buscar casa en Nueva Zelanda. "Ah, s¨ª", confirm¨® otro periodista, "muchos amigos m¨ªos hablan de Nueva Zelanda". Las visitas a la p¨¢gina del servicio de inmigraci¨®n canadiense se dispararon, con lo que cobr¨® nuevo significado la caricatura en la que aparec¨ªa un mapa de los Estados azules en las costas este y oeste, unidos a su vecino del norte en los "Estados Unidos de Canad¨¢", y separados de "Jes¨²slandia", en el sur. Tambi¨¦n corren bromas de que el norte, azul, va a escindirse de los Estados sure?os de la Confederaci¨®n, es decir, al contrario que en la guerra civil estadounidense.
"Durante a?os he mirado con desprecio a los pa¨ªses que mezclan la religi¨®n y la pol¨ªtica -como en Oriente Pr¨®ximo-, y ahora somos uno de ellos", dec¨ªa el correo electr¨®nico enviado por Heather, de Lafayette, a la CNN. Aunque la derecha aseguraba que hab¨ªa sido una victoria de los "valores morales" (contra el aborto, el matrimonio homosexual, la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre y el control de armas), una carta dirigida a The New York Times dec¨ªa que, efectivamente, hab¨ªa sido cuesti¨®n de valores, pero otros: "Pero los valores en cuesti¨®n son los de la modernidad progresista y laica que ha definido e impulsado la cultura occidental durante el ¨²ltimo siglo de progreso social y econ¨®mico, y que ahora parece estar, al menos, tan amenazado desde dentro de Estados Unidos como por fuerzas como el islam radical".
Autoflagelaci¨®n
Para alguien de fuera, esta incredulidad, esta desesperaci¨®n y autoflagelaci¨®n pueden parecer un poco hist¨¦ricas; aunque, como me respondi¨® un amigo cuando se lo dije, nosotros no tenemos que vivir con las consecuencias como ellos. Adem¨¢s, aunque los estadounidenses progresistas hagan exactamente las mismas cr¨ªticas a Estados Unidos que hacen muchos europeos, eso no significa que los europeos no puedan ser antiamericanos. A veces, la diferencia entre un chiste jud¨ªo y un chiste antisemita no consiste m¨¢s que en qui¨¦n lo cuenta.
Debemos tener cuidado con lo que el fil¨®sofo Henri Bergson llam¨® "las ilusiones del determinismo retrospectivo". Aqu¨ª no hab¨ªa nada inevitable. La sociedad estadounidense, seguramente, ha sufrido un discreto giro hacia el conservadurismo religioso y nacionalista en los ¨²ltimos a?os. Pero 59,7 millones de votos frente a 56,2 no es ninguna victoria arrolladora. El rojo no ha aplastado al azul. Si los dem¨®cratas hubieran presentado a un candidato mejor -m¨¢s campechano, m¨¢s atractivo para el sur-, quiz¨¢ habr¨ªan ganado. Colocar a un arist¨®crata millonario de Boston fue como si los tories propusieran a un ex alumno de Eton dedicado a los mercados para primer ministro. Como ha observado Graydon Carter, director de Vanity Fair, una lecci¨®n evidente es que los dem¨®cratas tienen que empezar a buscar a un hombre con acento y con una granja, que parezca un tipo normal y juegue al b¨¦isbol en el patio. (Por cierto, esa descripci¨®n no encaja con Hillary Clinton, que probablemente tendr¨ªa m¨¢s posibilidades como candidata a la presidencia de Europa).
Asimismo, el rojo y el azul est¨¢n m¨¢s mezclados de lo que sugiere el famoso mapa. Existe otra versi¨®n que muestra tonos de granate para indicar la divisi¨®n del voto popular en diversos Estados. Y el hecho de que los estadounidenses cambien tan a menudo de residencia, con una movilidad laboral que es la envidia de Europa, hace que mucha gente haya vivido parte de su vida en Estados rojos y parte en Estados azules. El pr¨®ximo jueves, cuando los hijos vuelvan a casa de sus padres para pasar Acci¨®n de Gracias, el pavo acabar¨¢ cubierto de sangre si empiezan a hablar de pol¨ªtica.
Con todo, lo cierto es que, en estos momentos, Estados Unidos es uno de los pa¨ªses m¨¢s divididos entre las democracias liberales del mundo. Al examinar el debate que se desarrolla en la p¨¢gina web que figura al pie de este art¨ªculo, me sorprende ver que las discusiones m¨¢s enconadas no son las que sostienen europeos y estadounidenses, sino unos estadounidenses y otros. Estados Unidos no s¨®lo est¨¢ desgarrado por lo que deber¨ªa hacer el pa¨ªs, sino por lo que deber¨ªa ser. Si Bush, por ejemplo, propone para el Tribunal Supremo a jueces dispuestos a prohibir el matrimonio entre homosexuales o el aborto, el pa¨ªs podr¨ªa verse tan dividido como con otras candidaturas pasadas. (?Se acuerdan de Clarence Thomas o Robert Bork?). Y, si dichas designaciones se confirman, podr¨ªan inclinar el tribunal hacia la derecha hasta la pr¨®xima generaci¨®n.
Es posible que pronto se entable una lucha para conservar la estricta separaci¨®n de Iglesia y Estado que pretend¨ªan los padres fundadores. O, dicho de otra forma, para defender el legado de la Ilustraci¨®n. No es extra?o que los estadounidenses progresistas se sientan tan deprimidos. Sin embargo, la nube que se cierne sobre sus cabezas tiene un lado positivo. Aunque se exagera la dicotom¨ªa entre el pa¨ªs rojo y el azul, lo que s¨ª significa es que ninguna persona bien informada puede creer que Estados Unidos es Bush y Bush es Estados Unidos. Si Occidente est¨¢ dividido, la l¨ªnea divisoria recorre el coraz¨®n de Estados Unidos.
Y, al otro lado del charco, recorre Europa. Ya no tenemos muchos fundamentalistas cristianos. En comparaci¨®n con la derecha religiosa estadounidense, Rocco Buttiglione, el cat¨®lico italiano que tuvo que retirar su candidatura a la Comisi¨®n Europea, es un liberal peligroso. Ahora bien, tenemos fundamentalistas isl¨¢micos, cada vez m¨¢s numerosos. Y, en mi opini¨®n, tenemos fundamentalistas laicos, personas que creen que vivir con arreglo a los preceptos del islam, o de cualquier otra religi¨®n, es incompatible con ser plenamente humano, y quieren que se eduque a los ciudadanos y que el Estado legisle con arreglo a esa idea.
Defensa de la Ilustraci¨®n
Durante mi estancia en Estados Unidos se han visto las posibles consecuencias ensangrentadas en las calles de la pr¨®spera, pac¨ªfica y tolerante Holanda, con el asesinato del cineasta Theo van Gogh y el contraataque a una escuela musulmana. Puede que Estados Unidos tenga sus guerras culturales, su Kulturkampf, pero nosotros tambi¨¦n. Y quiz¨¢ las nuestras acaben siendo m¨¢s sanguinarias. Por todo ello, las expresiones de solidaridad europea tras los atentados terroristas del 11 de septiembre ("Todos somos americanos") tienen que adquirir nuevo significado y nuevo contexto desde las elecciones del 2 de noviembre. Hay que darse la mano de un lado a otro del mar para luchar por una vieja causa: la defensa de la Ilustraci¨®n. Ahora somos todos americanos azules.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.