Los retos del idioma
PRE?MBULO:El mundo quiere hablar espa?ol. Cada vez m¨¢s. Y las circunstancias ayudan a su expansi¨®n. Pero la batalla del idioma se libra en muchos territorios y hay que ganarla con m¨¢s diplomacia que enfrentamientos, aunque tambi¨¦n con armas y herramientas que faltan a¨²n por definir. Consulte la Fotogaler¨ªa
La realidad supera los deseos m¨¢s optimistas, y para la mayor¨ªa de agentes que se afanan en este asunto de la expansi¨®n de la lengua ha llegado el momento de utilizar todos los recursos para afianzar a¨²n m¨¢s el castellano como lenguaje internacional en las esferas del poder, en las empresas, en la vida cotidiana, en las relaciones humanas de un mundo cada vez m¨¢s globalizado; algo que, por otra parte, le viene de perlas. Es ahora o nunca. El espa?ol es el tercer idioma m¨¢s hablado en el mundo, con m¨¢s de 350 millones de personas, por detr¨¢s del chino mandar¨ªn y el ingl¨¦s, que cuenta con 500 millones. Se acaba de celebrar el Congreso de la Lengua Espa?ola en Argentina, y lo que sigue es el glosario de un diccionario que, de la A a la Z, contiene los protagonistas, los usuarios, los retos, los problemas y las soluciones que deben aplicarse y se necesitan para convertir el espa?ol en lengua consolidada. Por Jes¨²s Ruiz Mantilla.
ACADEMIA. En los tiempos dif¨ªciles fue un elemento de cohesi¨®n, sobre todo en la ¨¦poca de la independencia, que fue pol¨ªtica, pero no ling¨¹¨ªstica, despu¨¦s de que alentara la creaci¨®n de academias del espa?ol en cada uno de los pa¨ªses que se desgajaban de Espa?a hasta formar 22. En ese contexto, el espa?ol dio sus primeros signos de poder para el futuro. Cuando se convirti¨® en un elemento de cohesi¨®n para el centro y el sur del continente americano, que consegu¨ªa entenderse en una lengua en vez de en las miles que les separaban. La Academia vivi¨® tambi¨¦n sus horas dif¨ªciles y sus ¨¦pocas de torre de marfil. Pero desde hace a?os ha salido a buscar la lengua en la calle y en el mundo, y ha dejado de lado la sacrosanta verdad de la regla para empaparse de variantes y riquezas que hoy acepta con m¨¢s naturalidad que condescendencia. La modernizaci¨®n de la Real Academia Espa?ola (RAE) fue emprendida por Fernando L¨¢zaro-Carreter, que la sac¨® del escondrijo residual en que se encontraba, sin medios econ¨®micos y cerrada a la sociedad, para que paseara por el mundo. Hoy, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, su director, la ha convertido en un referente y un motor para la expansi¨®n del idioma. "?Por qu¨¦ la gente quiere hablar espa?ol?", se pregunta Garc¨ªa de la Concha en su despacho en Madrid. "Porque es pr¨¢ctico". Respuesta contundente, real y esperanzadora.
El espa?ol ha dejado de ser una lengua que se quer¨ªa aprender por razones cultas -lo que ocurre ahora con el franc¨¦s, el alem¨¢n y el italiano- y ha pasado a ese estadio ideal que hace del ingl¨¦s el idioma internacional por excelencia. Si aprendes espa?ol, cobras m¨¢s en algunos lugares. Y los anuncios para buscar trabajo en Estados Unidos, Europa y Brasil demandan eso. Otra raz¨®n: "Es f¨¢cil", dice Garc¨ªa de la Concha. F¨¢cil de aprender. Su lectura coincide con su escritura y goza de una enorme unidad que permite que un chileno y un catal¨¢n se entiendan a la perfecci¨®n sin variantes que estorben la comunicaci¨®n. Son factores que hay que aprovechar al m¨¢ximo. A la RAE le corresponde afrontarlos con recetas como la elaboraci¨®n de su Diccionario panhisp¨¢nico de dudas, que acaba de presentar en el Congreso del Espa?ol en Argentina. Se ha construido en consenso con las 22 academias y ofrece respuestas a las dudas del uso pr¨¢ctico del idioma. Su elaboraci¨®n ha servido para reactivar el motor de la acci¨®n conjunta de las instituciones que velan por la lengua porque la RAE ha comprendido que el eje vertebrador no est¨¢ en su pa¨ªs de origen, sino en Am¨¦rica. "Hay que unir esfuerzos con Am¨¦rica y crear sinergias para expandir el idioma. Los espa?oles somos un 10% de los hablantes, el motor est¨¢ all¨ª", asegura.
AM?RICA. Su poder demogr¨¢fico, los movimientos de sus gentes hacia el norte, son los que han provocado la gran expansi¨®n del espa?ol. Una de las razones parad¨®jicas y maravillosas que explican la escalada vertiginosa del castellano en el mundo es ¨¦sta: que los angloparlantes de los todopoderosos Estados Unidos de Am¨¦rica lo demandan. Dos de cada tres estudiantes estadounidenses lo reclaman como segunda lengua, y Estados Unidos es la cuarta naci¨®n del mundo con hablantes de espa?ol, con casi 40 millones, que en 2050 ser¨¢n 95, un 24,5% de su poblaci¨®n. Ah¨ª s¨ª que imperan las razones pr¨¢cticas. Una vez arrancados de cuajo los complejos de quienes en principio no quer¨ªan u ocultaban su procedencia hispana, el orgullo se ha implantado y ha prevalecido como forma de cultura aceptada. La amenaza que ve en la cultura latina contra los valores anglosajones wasp del norte el polit¨®logo ultraconservador Samuel Huntington va a ser realidad. Como indica el brillante indigenista mexicano Miguel Le¨®n Portilla: "Lo que yo m¨¢s deseo es que se cumpla".
"Ahora es un hecho tan incontestable que se aprecia en las empresas. Saber espa?ol hace que se gane m¨¢s. En algunos empleos, hasta 7.000 d¨®lares m¨¢s", asegura Humberto L¨®pez Morales, puertorrique?o, secretario de las 22 academias, experto en las variantes del espa?ol y estudioso de la implantaci¨®n del idioma en EE UU. Eso ha hecho que en ciudades como Miami no s¨®lo lo estudien los angloparlantes, sino que los hispanos de tercera generaci¨®n que hab¨ªan descuidado su idioma materno acudan a clases de refuerzo. "Que 120.000 hispanos asistan a estas clases es algo inaudito que da idea de la fuerza que tiene". Tambi¨¦n certifica eso la muerte del spanglish para L¨®pez Morales. "La gente prefiere saber dos lenguas, hablar bien ingl¨¦s y espa?ol, a inventos raros", asegura el profesor.
Otro frente que contribuye de manera decisiva a que la proyecci¨®n del espa?ol sea una realidad de futuro es Brasil. El Gobierno de ese pa¨ªs acaba de aprobar su ense?anza obligatoria en las escuelas y eso abre un campo de 50 millones de futuros hispanohablantes m¨¢s, que son los menores de 15 a?os all¨ª. Francisco Moreno, catedr¨¢tico de socioling¨¹¨ªstica de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, que dirigi¨® el Instituto Cervantes en S?o Paulo (y hoy el de Chicago), explica que el inter¨¦s por el espa?ol hab¨ªa sido "escaso" hace cinco a?os, pero que ahora se ha convertido en algo unido a "la bonanza y el prestigio". El bolsillo tambi¨¦n se impone: "La creaci¨®n de MERCOSUR ha hecho aumentar la demanda de profesionales que lo hablen, adem¨¢s de la implantaci¨®n de empresas espa?olas en el pa¨ªs". Tambi¨¦n se ha desarrollado de forma imparable la industria editorial en castellano. La demanda de libros desde 1995 ha crecido un 500%.
CERVANTES. Es la marca del espa?ol. El autor de El Quijote da nombre a la instituci¨®n encargada de expandir la cultura en espa?ol por el mundo, el Instituto Cervantes. Fue creado en 1991 y hoy cuenta con 42 centros internacionales m¨¢s 8 aulas Cervantes en algunas universidades. Vive una ¨¦poca de cruce. Un momento que puede ser el de su despegue definitivo como instrumento de expansi¨®n cultural si la ret¨®rica se transforma en hechos, porque la realidad le desborda y debe aglutinar un liderazgo para el que necesita medios. Sus dirigentes son conscientes de ello. Pero ?qu¨¦ dice el Gobierno? Y sobre todo, ?qu¨¦ hace?
Las cifras que ofrece el Instituto Cervantes a¨²n son peque?as. No hay una relaci¨®n que una la potencia de la lengua a sus resultados. En el curso 2003-2004 se registraron 93.000 matr¨ªculas, 4.000 actos culturales, 2.000 usuarios de sus bibliotecas cada d¨ªa, 7 millones de visitas al Centro Virtual Cervantes, su salida en Internet. Todo bajo el paraguas de 60,077 millones de euros, un 7% m¨¢s que en 2003. ?Bastante? Con respecto a otras instituciones de igual vocaci¨®n como el Instituto Franc¨¦s, el Goethe -para Alemania- o el British Council, es sencillamente rid¨ªculo. Los franceses, en retirada -lo hablan 181 millones en el mundo-, cuentan con 430 centros entre la Alianza Francesa y el Instituto Franc¨¦s en el mundo, y le dedican m¨¢s de 500 millones de euros, mientras que el British Council -con 220 centros en el mundo y 50.000 alumnos s¨®lo en Espa?a, el 50% de lo que tiene el Cervantes en todo el mundo- usa unos recursos de 687 millones de euros, que son en su mayor¨ªa propios, sin apenas subvenci¨®n.
Situaci¨®n del Cervantes, pues: en pa?ales respecto a sus colegas. "Debemos trabajar con lo que hay. No tenemos otra soluci¨®n", dice C¨¦sar Antonio Molina, director del Cervantes. "El presupuesto es el que nos asigna Hacienda y debemos buscar recursos tambi¨¦n fuera, que existen. No podemos ponernos a llorar", asegura. Molina es a la fuerza optimista: "?ste es el siglo del espa?ol", predica. ?Por qu¨¦? Muy sencillo. "Se ha perdido el complejo de inferioridad. Debemos hacernos valer como lengua culta. En Am¨¦rica, la cosa es imparable, en Europa estamos en expansi¨®n. Crecemos en Europa del Este, y en Francia y el Reino Unido somos segunda lengua". Cuenta con sus estrategias y sus alianzas para penetrar en Estados Unidos, la clave de la expansi¨®n, y un pa¨ªs en el que, pese a los crecimientos espectaculares, s¨®lo hay tres centros: Nueva York, Chicago y Albuquerque. "La soluci¨®n es unirnos con M¨¦xico para expandirnos por el sur. Ellos tienen sus locales, nosotros les podemos proporcionar los medios y actuar conjuntamente", afirma Molina. La pol¨ªtica de alianzas con los pa¨ªses americanos se impone. Es la hora de la humildad y la diplomacia, algo que hay que liderar en consenso con retos inmediatos como la implantaci¨®n del Dele, el examen que debe prevalecer como t¨ªtulo internacional de espa?ol.
DELE. Diploma de Espa?ol como Lengua Extranjera. Es el examen que debe acreditar el nivel de espa?ol. Va abri¨¦ndose camino, pero le cuesta. El Cervantes y la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico son sus mayores impulsores. Existe un criterio de unificaci¨®n, pero tambi¨¦n econ¨®mico, porque con el pago de la matr¨ªcula se ingresar¨ªan recursos para todos. Los interesados en pasarlo crecen cada a?o. Los 27.510 de 2004 representan un 12% m¨¢s que los 24.514 de 2003, pero ese mill¨®n y medio de matriculados anuales para conseguir los t¨ªtulos de Cambridge, los m¨¢s prestigiosos en el ingl¨¦s, quedan en otra galaxia. Por eso es necesaria una urgente labor de coordinaci¨®n que no mantenga los criterios acad¨¦micos dispersos, como ahora. Entre otras cosas, para no permitir barbaridades como las que se leen en algunos manuales de espa?ol para extranjeros, como les sucede a los italianos que aprenden con el libro ?Vamos!, de Susana Mendo, donde se sostiene que una de las fiestas m¨¢s populares en el Pa¨ªs Vasco se celebra en Pamplona, los sanfermines.
Otro de los problemas de dispersi¨®n que existen es el de la formaci¨®n de profesores de espa?ol, que se hace casi en todas las universidades de Espa?a y Am¨¦rica Latina. Crece la necesidad de abrir centros de formaci¨®n de este tipo de ense?antes, algo que no existe a¨²n, pero para lo que hay ya tres proyectos. Uno en la Universidad de Alcal¨¢, otro en la de Salamanca y otro en la de Comillas, Cantabria, cuyo Gobierno impulsa la rehabilitaci¨®n de la antigua Universidad Pontificia para convertirla en gran Universidad del Espa?ol.
EUROPA. La expansi¨®n en Europa es creciente. Pero en el continente pintan bastos por varias razones. El Cervantes calcula que 23,5 millones de personas en Europa saben espa?ol, aparte de los 40 que lo dominan como lengua materna. M¨¢s de 3,4 millones lo estudiaron como lengua extranjera en 2000-2001 atendidos por 33.000 profesores. Francia acapara el 60% de esos estudiantes; el Reino Unido, el 15%, y Alemania, el 11%. Adem¨¢s, en los pa¨ªses n¨®rdicos y en el Este, el crecimiento es imparable y sorprende en Polonia, donde supera a la demanda del ingl¨¦s. La expansi¨®n es alentadora, pero m¨¢s lenta que en Am¨¦rica. El problema es natural, por la variedad; pero tambi¨¦n artificial, por la competencia y la conciencia de ella que existe entre las autoridades de Francia y Alemania. Las asociaciones de hispanistas de los dos pa¨ªses han denunciado que ambos alientan el aprendizaje de sus respectivos idiomas en perjuicio del espa?ol, algo a lo que se une la queja de V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, quien asegura que "debe abrirse un frente diplom¨¢tico en la UE" para que el idioma tenga el rango que se merece. "La Uni¨®n Europea, que tanto cacarea su deseo de buenas relaciones con Am¨¦rica Latina, debe darle al espa?ol en sus instituciones el rango justo".
GLOBALIZACI?N. La globalizaci¨®n le conviene al espa?ol. Se ha adaptado a ese h¨¢bitat. Al ser una lengua muy mayoritaria, ha jugado bien su papel de poder. Es m¨¢s, L¨®pez Morales asegura que ha nacido ya el espa?ol globalizado. Surge cuando se trata de homogeneizar el idioma. "Se acude a los t¨¦rminos que neutralizan la variedad l¨¦xica de la comunidad. As¨ª, se usa autob¨²s frente a micro, colectivo o guagua, y acera en vez de banqueta, bordillo, senda o and¨¦n". En estos casos, todos los hispanohablantes entienden la voz que neutraliza los t¨¦rminos m¨¢s locales y se impone as¨ª una globalizaci¨®n. "El proceso se afianza cuando las variantes aut¨®ctonas se sustituyen por otras m¨¢s generales, prestigiosas o ¨²tiles", afirma Morales, un proceso que tiene protagonistas clave: medios de comunicaci¨®n.
GOBIERNO. El de hacer respetar la lengua en los foros internacionales es uno de los retos del Gobierno espa?ol. Como tambi¨¦n lo es dar otro salto. "Hay que pasar de la ret¨®rica a los hechos", asegura Garc¨ªa de la Concha. Y eso supone subir presupuestos, asumir que la expansi¨®n del espa?ol y el liderazgo de la misma es una prioridad y necesita recursos. Muchos m¨¢s. Desde el Gobierno aseguran que existe una clara concienciaci¨®n al m¨¢s alto nivel. Todos se?alan a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero como la persona que ha fijado la agenda urgente. Pero las cifras cantan. Leire Paj¨ªn, secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, con mando sobre el Instituto Cervantes, y Marif¨¦ Santiago, responsable del gabinete de Educaci¨®n y Cultura de Presidencia del Gobierno, as¨ª lo atestiguan. "Es el presidente el primer interesado", afirman. Pero piden tiempo. "Hemos heredado una situaci¨®n de desorden y debemos hacer pol¨ªticas visibles y contundentes", dice Paj¨ªn. La designaci¨®n de un aut¨¦ntico gestor cultural al frente del Cervantes, como es C¨¦sar Antonio Molina, ya es un cambio para un puesto que ha sufrido demasiados directores tipo florero, salvo excepciones que siempre han coincidido con breves periodos de tiempo. El liderazgo debe afrontarse con mano izquierda, humildad y tacto. "Debemos enfrentarlo de manera coordinada con otros pa¨ªses hispanos", asegura la secretaria de Estado. "Tenemos que apearnos de nuestra conciencia de imperio ling¨¹¨ªstico y animar a los pa¨ªses donde existe una clara conciencia ya de pol¨ªticas del idioma", propone De la Concha.
MEDIOS DE COMUNICACI?N. Son los reyes en la expansi¨®n del idioma. Proliferan y son conscientes de su responsabilidad en su uso. S¨®lo en Estados Unidos existen 1.500 publicaciones en espa?ol y por Internet se accede a casi 400 cabeceras. Pero la reina sigue siendo la televisi¨®n. Ese estigma de falta de cuidado, barbaridades gratuitas y agresiones que le han colocado algunos no se corresponde con la realidad para otros. Es curioso el caso de las televisiones internacionales. L¨®pez Morales ha estudiado el asunto: "En la CNN en espa?ol que se hace desde Estados Unidos son muy conscientes. Establecen controles, eliminan anglicismos y marcan planes rigurosos. Casi no hay tropiezos". Ra¨²l ?vila ha investigado ese comportamiento, como recoge L¨®pez Morales, y ha observado que el uso tiende a un espa?ol globalizado en todos esos canales y a la huida de los localismos. En Televisa se usaba un 99,5% de t¨¦rminos globales, y en CNN, un 99,75%. En la ficci¨®n tambi¨¦n se impone esa marca. En telenovelas como Desencuentro (Televisa) o Miradas de mujer (Televisi¨®n Azteca), entre 29.097 palabras, los localismos no pasaban del 0,1%. Dentro de poco, no muchos podr¨¢n identificar a Betty la fea con Colombia, ni a Cristal con Venezuela. Tambi¨¦n es perder un poco la gracia.
Con TVE Internacional (60 millones de hogares) pasa algo parecido. Hay conciencia, pero menos medios. Tambi¨¦n en ese canal abunda la ret¨®rica y faltan los hechos. Javier Mart¨ªn Dom¨ªnguez, director de desarrollo y canales tem¨¢ticos, responsable hasta hace poco de los canales internacionales, espera que la expansi¨®n por el mundo del canal deje de ser una cosa residual. "Tenemos una buena distribuci¨®n, pero no los medios, nuestras redes comerciales deber¨ªan ser m¨¢s amplias", asegura cuando se le dice que es f¨¢cil ir a cualquier hotel internacional y encontrar siempre la RAI, BBC o TV5 de Francia, pero que es una loter¨ªa que exista TVE. A ellos corresponde tambi¨¦n ense?ar el idioma por ah¨ª, establecer un v¨ªnculo con los hispanohablantes que no pueden acceder a entornos donde es f¨¢cil hablar el espa?ol. "Han existido y existen ese tipo de contenidos con programas como T¨ªrame de la lengua, Al habla, Cultura en ? o, el m¨¢s especializado, Hablemos de negocios en espa?ol", asegura.
S¨ª. Pero ?no vamos con retraso en lo que respecta a un buen curso de espa?ol para extranjeros? Parece que ahora van a tomar cartas en el asunto y ya hay una negociaci¨®n entre TVE y el Cervantes para ponerlo en marcha.
NUEVAS TECNOLOG?AS. A este cap¨ªtulo, el espa?ol ha llegado tarde. Pero se ha incorporado con avances prometedores. Lo m¨¢s grave hasta hace a?os era la adecuaci¨®n de los sistemas y los teclados al idioma. Los acentos eran una pesadilla; las e?es ni exist¨ªan. Eso va solvent¨¢ndose a medida que los hispanohablantes acceden a las nuevas tecnolog¨ªas. "Ha sido un problema de rentas per c¨¢pita, no exist¨ªa capacidad para comprar muchos ordenadores, las industrias se despreocupaban", asegura De la Concha. Hoy, consciente de eso, la RAE tiene acuerdos con IBM y Microsoft para elaborar programas idiom¨¢ticos conjuntos.
Por otra parte, Internet se ha convertido en una herramienta poderos¨ªsima para el Instituto Cervantes, que con su Centro Virtual Cervantes (CVC) ha desarrollado un arma muy eficaz que pronto desbord¨® sus previsiones. "Recibimos siete millones de visitas al a?o", asegura su responsable, Andr¨¦s Elhazaz. All¨ª trabajan 30 personas que han elaborado ya 50.000 p¨¢ginas de informaci¨®n. "Lo creamos en 1997, y no s¨¦ si fue por coincidir con el auge de la Red, pero crecimos inmediatamente". La intenci¨®n fue en principio trasladar lo real a lo virtual. "El CVC tiene los elementos de un Cervantes normal: aulas, biblioteca, sala de exposiciones", afirma Elhazaz. Y sus foros de debate. "Hemos creado una aut¨¦ntica plaza Mayor de la Lengua con 70.000 intervenciones sobre diversos aspectos de la misma".
El CVC es una de las joyas de la corona. Igual que el AVE (Aula Virtual del Espa?ol, en ave.cervantes.es), el curso que imparte la instituci¨®n con las m¨¢s seductoras nuevas tecnolog¨ªas y dirige Juan Pedro Basterrechea: "Hemos puesto los mejores adelantos al servicio de la did¨¢ctica y transformado un modelo educativo no flexible en algo que s¨ª lo es".
ZACATECAS. Fue el punto de partida de la gran reuni¨®n internacional en torno a un idioma que planteaba preguntas, retos, necesidades a las que dar respuesta. En la ciudad mexicana se celebr¨® el I Congreso Internacional del Espa?ol en 1997, con aquella propuesta radical de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez en torno a la ortograf¨ªa. Sigui¨® en Valladolid en 2001 y esta semana se ha desarrollado en Rosario (Argentina), donde se han debatido los grandes retos de la lengua en un mundo globalizado. El idioma est¨¢ vivo, es una realidad que no espera torpezas y se adapta a las necesidades crecientes que le demanda una sociedad civil y unas instituciones independientes que han comprendido la fuerza de su expansi¨®n con una visi¨®n m¨¢s amplia que sus Gobiernos y sus Estados. Todav¨ªa hay tiempo para que las autoridades se suban al tren de una lengua viva, aunque lo hagan con retraso.
Emilia Victoria Berge. El empe?o alem¨¢n.
Alumna de preescolar. Cinco a?os. Nacida en Berl¨ªn. Visitante frecuente de la isla de Mallorca. Acude cada d¨ªa al Kindergarten El Caracol, una de las seis escuelas infantiles biling¨¹es (alem¨¢n-espa?ol) que han abierto sus puertas en los ¨²ltimos a?os en la capital alemana .
Emilia habla espa?ol porque su madre ha querido. Su progenitora, Johanna, fue a dar con sus huesos en Mallorca a los 19 a?os y all¨ª se qued¨® un lustro, por trabajo, por amor, por gusto. De regreso a Berl¨ªn y de vuelta de una relaci¨®n sentimental alemana y breve naci¨® Emilia. "Yo quer¨ªa que mi nena hablara castellano, hacerla crecer en las dos lenguas". Su m¨¦todo fue simple: le hablaba cada d¨ªa en ambas. "Todo el mundo dec¨ªa que yo pose¨ªa un perfecto espa?ol, y por eso me decid¨ª". Un libro le dio el impulso definitivo: "Teorizaba con que la educaci¨®n biling¨¹e deb¨ªan llevarla a cabo dos personas, y yo me dije: '?Ah, s¨ª?, veremos qu¨¦ pasa si yo hago como si fuera doble". Y le sali¨® bien. Hoy, Emilia se comunica en alem¨¢n y espa?ol. Completaron la tarea otras ayudas externas: "Viajamos mucho a Espa?a y procur¨¦ que viviera en la onda del pa¨ªs, con amigos all¨¢; adem¨¢s del papel de la escuela y de las ni?eras latinas". Por Lola Huete Machado. Fotograf¨ªa de Attila Hartwig
Ding Wenlin. Gracias a la revoluci¨®n china.
Decano del departamento de espa?ol de la Facultad de Lenguas Extranjeras de Beida (Universidad de Pek¨ªn). Nacido en Pek¨ªn, en 1952.
Lleg¨® hasta el idioma espa?ol por los avatares de la historia china. Nacido en los cincuenta, vivi¨® su juventud en plena Revoluci¨®n Cultural, el movimiento lanzado por Mao Zedong en 1966 para renovar el esp¨ªritu de la revoluci¨®n china, que dur¨® hasta 1976. Como millones de j¨®venes de las ciudades, fue enviado a las zonas rurales para ser reeducado por los campesinos. "Estuve dos a?os en la provincia de Heilongjiang, en el norte de China. En invierno hac¨ªa all¨ª tanto fr¨ªo que en las paredes de mi habitaci¨®n se formaba una capa de hielo", recuerda. "En 1971, cuando Beida [la Universidad de Pek¨ªn, la m¨¢s prestigiosa del pa¨ªs] volvi¨® a admitir alumnos —durante dos a?os estuvieron paralizadas las actividades educativas—, las autoridades me pusieron en el grupo que deb¨ªa estudiar espa?ol. No eleg¨ªamos. Pero poco a poco me fui enamorando de esta lengua, y ahora me parece la m¨¢s bonita del mundo". Tras graduarse en 1974, Ding se qued¨® de profesor en Beida. Ha pasado varios a?os en M¨¦xico, Chile, Brasil y Espa?a. Desde 1995, es decano del departamento de espa?ol. Ha traducido al chino obras, entre otros, del argentino Ernesto S¨¢bato y del mexicano Alfonso Reyes. Actualmente est¨¢ enfrascado con La Celestina, de Fernando de Rojas. Tambi¨¦n es autor de una monograf¨ªa sobre el premio Nobel Camilo Jos¨¦ Cela. Por Jose Reinoso. Fotograf¨ªa de Simon Lim
Bohlali Mohlathe. El idioma del exilio.
Trabaja como secretaria ejecutiva. Nacida en Soweto (Johanesburgo, Sur¨¢frica). 32 a?os. Habla espa?ol desde la adolescencia.
A Madrid lleg¨® en 1989, con 17 a?os, junto a su familia: sus tres hermanas, su hermano, sus padres. Todos eran exiliados. Ninguno de ellos hablaba una palabra de espa?ol. Bohlali viv¨ªa fuera de su pa¨ªs desde los cinco a?os, cuando toda la familia huy¨® a Swazilandia. Su padre, Ben Mohlathe, era un l¨ªder comunista que trabajaba junto al Congreso Nacional Africano en la lucha contra el r¨¦gimen racista del apartheid. Madrid inmediatamente le fascin¨®, pues era "muy diferente a Swazilandia o Tanzania", a los lugares donde hab¨ªa crecido. Como buena y aplicada adolescente, r¨¢pidamente aprendi¨® el idioma y ahora admite que los culebrones fueron una herramienta vital en el proceso. "Todav¨ªa recuerdo a algunos de los personajes, a La Se?ora y a Topacio", dice. Quiz¨¢ por eso, ella encuentra que el espa?ol es un idioma esencialmente rom¨¢ntico. Bohlali retorn¨® a Sur¨¢frica poco despu¨¦s de acabar la secundaria en la International School, en La Moraleja. Hoy trabaja como secretaria ejecutiva en la filial de la firma Nestl¨¦ en Sur¨¢frica y vive all¨ª con su hijo de cuatro a?os. Por P¨ªa D¨ªaz. Fotograf¨ªa de Naashon Zalk
Cynthia Koyama. Por sevillanas en Brasil.
Farmac¨¦utica. 28 a?os. Nacida en S?o Paulo (Brasil). Descendiente de japoneses y espa?oles. Habla espa?ol desde los siete a?os, tan fluido casi como el portugu¨¦s.
Su abuela Leonor, que lleg¨® a Brasil procedente de Ja¨¦n, batall¨® desde el primer d¨ªa para que la nieta estudiara en una escuela biling¨¹e, hasta que los padres la inscribieron en el colegio Miguel de Cervantes de S?o Paulo. Adem¨¢s de su segunda lengua, Cynthia descubri¨® en esa escuela su gran pasi¨®n: el flamenco. "A los siete a?os bail¨¦ mi primera sevillana", recuerda. A los 16 se hizo profesional con la maestra Ana Esmeralda, espa?ola afincada en Brasil desde hace mucho, con escuela propia. Cuando estaba en segundo a?o de carrera, con 19 a?os, estuvo a punto de dejarlo todo por el baile. Pudo m¨¢s la presi¨®n familiar para que no dejara la carrera de farmacia. "Ded¨ªcate a los dos cosas y luego elige lo que m¨¢s te guste", fue el consejo paterno. "Termin¨¦ los estudios, pero nunca par¨¦ de bailar". Farmac¨¦utica y bioqu¨ªmica, trabaja hoy en los Laboratorios Pfizer, en el departamento de desarrollo de nuevos productos. Dice que el uso del espa?ol aumenta en Brasil. "Se nota en las empresas. En la m¨ªa, por ejemplo, antes todos estudiaban ingl¨¦s; ahora muchos van a clases de espa?ol". Ella tiene con qui¨¦n practicar, con sus muchos amigos espa?oles y argentinos. Y el flamenco la ayuda siempre. "Viajo a Espa?a para asistir a cursos, y dos veces al a?o vienen aqu¨ª, a la compa?¨ªa, bailarines espa?oles para dirigir talleres". Por Francesc Relea. Fotograf¨ªa de Rog¨¦rio Voltan
Mar¨ªa Ribakoba. Nieta de la Guerra Civil.
Periodista. 45 a?os. Nacida en Kimri, a unos 150 kil¨®metros de Mosc¨². Estudia espa?ol desde los 14 a?os.
Empez¨® a aprender por su cuenta y por razones familiares de peso: su madre fue una de tantas espa?olas que llegaron a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1939, aquellos miles y miles de "ni?os de la guerra" que tardar¨ªan mucho o nunca regresar¨ªan a su pa¨ªs. Pero en su casa no se hablaba en castellano porque viv¨ªan junto a la familia paterna, que era rusa. Mar¨ªa se sinti¨® siempre avergonzada por no dominar la lengua de su progenitora, que tanto le hab¨ªa gustado siempre. As¨ª es que un buen d¨ªa consigui¨® un manual universitario y un viejo diccionario de espa?ol de la ¨¦poca estaliniana y se puso, decidida, manos a la obra. Otro est¨ªmulo: en el colegio leyeron una tarde el libro Platero y yo, de Juan Ram¨®n Jimenez, y el relato la cautiv¨®. Aquello la acab¨® de convencer. Cuando cumpli¨® los 19 a?os visit¨® por primera vez la tierra materna, Espa?a. Y hace dos se inscribi¨® en el Instituto Cervantes de Mosc¨² y termin¨® el nivel superior, adem¨¢s de asistir a cursos de conversaci¨®n. Mar¨ªa acostumbra a leer varios libros a la vez, "y siempre uno de ellos es en espa?ol". Por Rodrigo Fern¨¢ndez. Fotograf¨ªa de Natalia Goloubeva
Nabil Arafeh. Castellano en Jerusal¨¦n.
M¨¦dico gastroenter¨®logo. Nacido en Jerusal¨¦n. Palestino. Vecino del barrio de Shuafat (Jerusal¨¦n Este). 54 a?os.
Nabil forma parte de esa legi¨®n de ciudadanos ¨¢rabes, especialmente originarios de Siria, L¨ªbano, Jordania y Palestina, que en los sesenta y setenta se marcharon a Espa?a a estudiar medicina. Como le sucedi¨® a ¨¦l mismo, muchos de ellos se casaron con espa?olas y convirtieron luego su hogar en una peque?a Babelia, en la que se habla al tiempo castellano y ¨¢rabe. Los tres hijos de Nabil viven y estudian en Espa?a. Los dos mayores, de 29 y 26 a?os, espa?oles de nacimiento, acostumbran a hablar con su padre en ¨¢rabe, mientras que, parad¨®jicamente, el menor, de 19 a?os, nacido en Jerusal¨¦n, suele hacerlo indistintamente en castellano o catal¨¢n. Una parte importante de los pacientes que recibe a diario este doctor en su consulta de Jerusal¨¦n Este, frente a la Puerta de Damasco, la constituyen inmigrantes de origen latinoamericano que, procedentes de todos los rincones de Israel, aprovechan la festividad jud¨ªa del Shabat para ir a su gabinete y ser atendidos en su lengua natal. Por Ferran Sales. Fotograf¨ªa de Mushir Abdelrahman Planes
Jack Anselm Odhiambo. El 'Lazarillo' en Nairobi.
Int¨¦rprete y profesor de filosof¨ªa y de espa?ol en la Universidad de Nairobi. 45 a?os. Nacido en Kisumu, en la zona oeste de Kenia, junto al lago Victoria.
Durante sus estudios universitarios en el Strathmore College, en Nairobi, opt¨® a una beca en la Universidad de Navarra. La consigui¨® y lleg¨® a Espa?a en el a?o 1979 con intenci¨®n de estudiar arquitectura, pero una vez aqu¨ª decidi¨® cambiarlo por literatura y filosof¨ªa. Al final, su estancia se prolong¨® durante diez a?os. "El espa?ol es un idioma contundente y aut¨¦ntico", dice Odhiambo. "Fon¨¦ticamente me result¨® f¨¢cil aprenderlo, porque es similar a la lengua de mi tribu, los luo, y tambi¨¦n al suajili, el idioma oficial de Kenia". Su libro favorito es, dice, el Lazarillo de Tormes. "Porque tiene un espa?ol antiguo y muy divertido. Me ayud¨®, adem¨¢s, a comprender la estructura y el orden del idioma". Odhiambo imparte ahora clase en su pa¨ªs a un grupo de 25 estudiantes cada a?o. "Hay un creciente inter¨¦s en Kenia por aprenderlo, especialmente por parte de la gente que trabaja en el sector del turismo". Y sonr¨ªe: "Tambi¨¦n muchas mujeres que ven en televisi¨®n los culebrones latinoamericanos se interesan por este idioma, y aseguran que el espa?ol es muy rom¨¢ntico". Por I. Cremades. Fotograf¨ªa de Evelyn Hockstein
David Elwell. Un idioma y una esposa.
T¨¦cnico de iluminaci¨®n de cinematograf¨ªa. 30 a?os. Nacido en Oakland (California), Estados Unidos. Lleva s¨®lo cuatro a?os estudiando espa?ol en serio. Estuvo casi tres lustros tonteando con ¨¦l, aunque sin mucho inter¨¦s ni resultados.
Comenz¨® a estudiar espa?ol en el colegio, pero apenas aprendi¨®. Y cuando le hizo falta enriquecer su educaci¨®n, pens¨® que una lengua era el mejor punto de arranque. As¨ª que en 2000 se fue unos meses a Costa Rica y Guatemala. Y su empe?o fructific¨®: "Gracias al espa?ol encontr¨¦ a mi mujer, una actriz latinoamericana a la que conoc¨ª en el rodaje de una pel¨ªcula en Ecuador". Consigui¨® el trabajo gracias a sus conocimientos. Un nuevo idioma abre puertas. Es riqueza. Para David, cada lengua expresa, adem¨¢s, la forma de ver la vida de un pueblo: "El ingl¨¦s es muy funcional, pr¨¢ctico; por algo se ha convertido en idioma de los negocios. El espa?ol expresa mejor las emociones, es m¨¢s cultural y po¨¦tico". ?l se divierte jugando con nuevas palabras, pero a¨²n le cuesta entender el sentido del humor. Es 'fan' de los c¨®mics y ahora se empe?a en las peripecias de 'Mafalda', las tiras del dibujante Quino. "Complicado", dice.
En la frontera por Antonio Mu?oz Molina
En torno a 190 idiomas distintos hablan los hijos de emigrantes que llegan a las escuelas p¨²blicas de Nueva York. Pero entre ellos, s¨®lo el espa?ol tiene una presencia tan universal como el ingl¨¦s, y no s¨®lo, como suele decirse a veces con una mezcla de ignorancia o desd¨¦n, porque lo hablen las limpiadoras y los camareros. Lo hablan los emigrantes reci¨¦n llegados de M¨¦xico, de Am¨¦rica Central y de Colombia, pero tambi¨¦n los puertorrique?os que vinieron hace dos o tres generaciones y los dominicanos que pueblan la parte alta del oeste de Manhattan. Muchos de ellos, hijos de trabajadores poco cualificados, llegan ya a las universidades, trabajan en los bufetes de abogados que se anuncian en espa?ol y en ingl¨¦s en los vagones del metro y en los bancos, que atienden a una clientela hisp¨¢nica cada vez m¨¢s numerosa y pr¨®spera. En los a?os veinte, treinta y cuarenta, hijos de emigrantes jud¨ªos e italianos acced¨ªan a las universidades p¨²blicas e iban ejerciendo sus talentos diversos, sus energ¨ªas de segunda generaci¨®n nacida y criada ya en el pa¨ªs, dispuestos a ocupar posiciones cruciales en las ciencias, en las artes y en la literatura. Quiz¨¢ ahora es el momento de esa irrupci¨®n de los hijos de hispanos -ellos suelen preferir que los llamen latinos- que empiezan a alcanzar una visibilidad creciente en los campos m¨¢s diversos de la vida p¨²blica, y que se encuentran con la fuerza duplicada de pertenecer a un mundo y a otro, de vivir entre dos lenguas y poder saltar ¨¢gilmente de la una a la otra. En un almuerzo, el responsable de las cuentas personales de los clientes m¨¢s ricos de un banco muy conocido -un latinoamericano- me cuenta que entre su personal hay quinientos ejecutivos hispanos. En la serie de m¨¢s ¨¦xito que se ha estrenado este a?o -Desperate housewives-, una de las protagonistas est¨¢ casada con un joven profesional de origen hisp¨¢nico, que no tiene menos ¨¦xito profesional ni una casa menos amplia que sus vecinos, pero que cuando habla con su madre, que emigr¨® de M¨¦xico y ve los culebrones de la televisi¨®n, lo hace en un perfecto espa?ol.
En Nueva York, el espa?ol es un idioma de frontera, y como en todas las fronteras, los intercambios y contagios son frecuentes, y es admirable escuchar c¨®mo una persona cruza la l¨ªnea invisible y salta sin esfuerzo de un idioma a otro, y un regalo para el o¨ªdo encontrar todos los acentos posibles de este idioma que hace mucho dej¨® de ser exclusivamente nuestro, y ver c¨®mo invade al ingl¨¦s, y c¨®mo se mezcla muchas veces con ¨¦l, dando lugar a h¨ªbridos que para algunos puritanos resultan escandalosos, y que para otros son la muestra de una tercera lengua que estuviera naciendo delante de nosotros.
Hay palabras, giros, traducciones literales que suenan chocantes o c¨®micas, chispazos que saltan en todas las fronteras; pero aqu¨ª la frontera se extiende sinuosamente casi en cada calle, en cada casa en la que conviven dos o tres generaciones, en la conciencia y en la memoria de cada persona que vive entre los dos idiomas, en las oficinas y en los trenes del metro, en las escuelas, en los mercados callejeros, en una frase que empieza en espa?ol y termina en ingl¨¦s, o viceversa. Bajo a la porter¨ªa de mi edificio a explicar que no funciona el congelador del frigor¨ªfico y el portero le da su versi¨®n de mi problema al handyman que tiene que resolverlo: "El freezer de este se?or no frisea".
Pero nadie se enga?a, y cualquiera con un poco de juicio sabe que tan ventajoso como hablar un ingl¨¦s excelente es hablar un espa?ol de primera calidad, y si el emigrante reci¨¦n llegado siente complejo por no dominar la nueva lengua, tambi¨¦n es muy posible que se reconcilie con la suya al ver que personas cultivadas e influyentes se expresan en ella, y que puede usarla al abrir una cuenta bancaria, al resolver los tr¨¢mites de la Seguridad Social, al usar una tarjeta telef¨®nica o sacarse un abono de transporte en las m¨¢quinas expendedoras del metro. Seg¨²n The New York Times, en esta campa?a electoral, tanto los dem¨®cratas como los republicanos han gastado m¨¢s dinero que nunca en hacer propaganda pol¨ªtica en espa?ol.
Es saludable moverse por esta frontera, tan porosa, tan enredada, tan ajena a las diversas claustrofobias de los pa¨ªses hisp¨¢nicos. Los espa?oles vivimos encerrados en una habitaci¨®n muy peque?a de una casa muy grande. Nos vendr¨ªa bien asomarnos al aire libre, respirar la intemperie de un idioma que es mucho m¨¢s anchuroso que nosotros. No es triunfalismo: es simple estad¨ªstica. No es imperialismo cultural: la presencia del espa?ol no implica ni mucho menos la visibilidad de la cultura espa?ola, cuya penuria exterior est¨¢ muy lejos de aliviarse. Y tampoco hay motivo para la suficiencia: para moverse con soltura por Estados Unidos sigue siendo imprescindible el ingl¨¦s.
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