Un gol como ejemplo
El tanto de Van Bronckhorst resume el juego de un Barcelona cuyo rostro es la sonrisa contagiosa de Ronaldinho
A decir de algunos -gente que sabe muy bien de que va la cosa- hubo fiesta grande en el vestuario del Barcelona despu¨¦s de despachar al Real Madrid. La jarana fue de tal calibre que Frank Rijkaard se arranc¨® a bailar la ¨²ltima canci¨®n brasile?a que Ronaldinho puso en el radiocasete que acaba de comprar para el vestuario. Persona extremadamente sensible y muy educada, el t¨¦cnico del Bar?a felicit¨® a sus futbolistas por la victoria y, sobre todo, se sinti¨® dichoso por el segundo gol, que expres¨® paso por paso el juego que predica en cada partido. Las tres l¨ªneas -un lateral, dos medios y un delantero- se juntaron en la jugada: Xavi toc¨® para Gio Van Bronckhorst, que descarg¨® para Ronaldinho mientras se desmarcaba para presentarse como el tercer jugador; el brasile?o aguant¨® la pelota hasta la llegada de Deco, y el portugu¨¦s conect¨® con el holand¨¦s para que se presentara ante Casillas y le rematara. La acci¨®n transcurri¨® en la banda izquierda y resumi¨® los conceptos t¨¢cticos del Bar?a de Rijkaard: velocidad de ejecuci¨®n a partir de un juego de combinaci¨®n y asociaci¨®n en corto y precisi¨®n. "La jugada es un ejemplo de lo que queremos", remat¨® Xavi, el referente de los azulgrana a la salida del estadio azulgrana. "Tener la pelota, tocar, llegar y meter".
El punto en com¨²n en la mayor¨ªa de jugadas ofensivas del Barcelona fue Ronaldinho. El brasile?o protagoniz¨® los mejores momentos de la noche. Espectacular en el calentamiento, donde exhibi¨® un dominio espectacular del bal¨®n -no hay acci¨®n f¨ªsica que no la acompa?e con la pelota-; motivador en el t¨²nel de vestuarios antes de iniciar el partido cuando se arranc¨® con unos cuantos gritos de ¨¢nimo -"vamos, vamos; hay un ambiente fant¨¢stico", les gritaba a sus compa?eros-; e intervencionista en la cancha, tanto que particip¨® en los tres goles. El ¨²ltimo lo firm¨® desde el punto de penalti despu¨¦s de cruzarse con Eto'o, derribado en el ¨¢rea por Guti y Samuel.
"Nos bast¨® una mirada para saber que lo tiraba yo", record¨® el brasile?o y asinti¨® el camerun¨¦s, que se pleg¨® a la demanda del 10 pese a su condici¨®n de pichichi. "Lo dediqu¨¦ a la junta directiva", prosigui¨® Ronaldinho, "y a los que me ayudaron". Y remach¨®: "Soy muy feliz en el Barcelona y por eso me puse a bailar en el campo a la hora de celebrar los goles. Estamos intentando cambiar una ¨¦poca de derrotas. El equipo vuelve a ser respetado en Brasil y en todo el mundo. La gente mira de nuevo los partidos por televisi¨®n. Estamos cambiando muchas cosas. La afici¨®n tiene fe en el equipo".
A los jugadores les basta con un gui?o para entenderse en el campo con la pelota y su complicidad alcanza a la hinchada, especialmente implicada en las visitas del Real Madrid. Los automatismos del equipo aumentan en la misma proporci¨®n que la confianza. El Bar?a se gusta y, acorde con el car¨¢cter de Rijkaard, procura ganar amigos en cada partido. Ronaldo, por ejemplo, se llev¨® como recuerdo del Camp Nou las camisetas de Puyol y del propio Ronaldinho, un futbolista que ha contagiado su sonrisa al Barcelona.
"Lo ¨²nico que nos entristece", advirti¨® en una entrevista concedida anoche a Catalunya R¨¤dio, "es la lista de lesionados, que va creciendo cada d¨ªa. Por lo dem¨¢s me quedar¨ªa otros diez a?os -tiene 24-en el Bar?a". Y en un nuevo gesto para ganarse a la afici¨®n anunci¨® que "empiezo a entender el catal¨¢n gracias a la televisi¨®n y a las conversaciones entre los compa?eros".
Ronaldinho, ya recuperado de su lumbalgia y muy mejorado de las molestias en el tobillo derecho, celebr¨® ayer el triunfo ante el Madrid con toda su familia, que viaj¨® a Barcelona para presenciar el cl¨¢sico.
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