El Madrid se queda solo

Ya s¨®lo queda uno. Ya s¨®lo hay un equipo que lo ha ganado todo en la Liga ACB. No es otro que el Madrid de Maljkovic, que ayer dio buena cuenta del hasta ahora otro invicto del curso, un Etosa valiente y luchador, pero inferior al conjunto blanco. El cuadro alicantino se estrell¨® contra un muro, contra una defensa de hormig¨®n que le dej¨® en 10 puntos en el primer cuarto y que le ahog¨® durante todo el encuentro.

El sello de Maljkovic es tan evidente que no se puede hablar del Madrid sin referirse al entrenador yugoslavo. Los blancos arrancaron ante el Etosa como rayos, inexpugnables en la defensa y enfilados a la canasta. As¨ª que al minuto y dos segundos ya venc¨ªan por 6-0. Nacho Rodr¨ªguez, con dos tiros libres, estren¨® el marcador de los suyos cuando la desventaja era de una decena de puntos y el reloj hab¨ªa volado cuatro minutos y medio. Quer¨ªa correr el Etosa, pero le era imposible. Una vez recuperaba el bal¨®n y levantaba la vista, el Madrid estaba replegado en torno a su canasta como si protegiera su vida. El equipo de Poch no encontr¨® la forma de penetrar en la zona madridista, cerrada con candado, y no tuvo m¨¢s remedio que encomendarse a su per¨ªmetro. Pero sus fallos fueron constantes porque el Madrid nunca permiti¨® los lanzamientos c¨®modos y todos fueron forzados.

El Madrid hizo valer su defensa para hacer lo que el Etosa quer¨ªa pero no pudo hacer: correr al contraataque. Fotsis y, sobre todo, Gelabale, un portento f¨ªsico de piernas como muelles, lanzaron a su equipo. El Etosa asisti¨® al correcalles un tanto nervioso, presionado porque por primera vez no encontraba la llave para jugar en el ataque. Felipe Reyes, suplente de entrada, se impuso en la zona a Weigand y De Miguel, silbado por la afici¨®n madridista por su pasado en Estudiantes. Tampoco fue el mejor d¨ªa de Larry Lewis, que perdi¨® protagonismo bajo los aros.

El Etosa se agarr¨® a Quincy Lewis para rebajar el zarandeo que sufr¨ªa. El alero se multiplic¨® dentro y fuera y mantuvo a su equipo vivo en el encuentro. Pero cada vez que el Etosa se acercaba respond¨ªa el Madrid con otro arre¨®n, bien de Bullock o bien de Herreros, para dejar las cosas en su sitio. As¨ª fue hasta mediados del tercer cuarto, cuando el ¨¢nimo alicantino se resquebraj¨®. Despu¨¦s de muchos intentos por volver al partido, el Etosa baj¨® los brazos por un momento y el Madrid aceler¨® para finiquitar el partido. Hasta ah¨ª hab¨ªa llegado el Etosa, siempre a remolque, ante un imparable y compacto Madrid, solo ya al frente de la tabla.