La esperanza de vida est¨¢ programada en funci¨®n de la reproducci¨®n
La naturaleza no malgasta in¨²tilmente sus recursos. Invierte lo adecuado para maximizar la eficacia de la reproducci¨®n y mantener los organismos en buenas condiciones en tanto resulten ¨²tiles para esta funci¨®n. La inversi¨®n inicial de la naturaleza en la formaci¨®n de un organismo y las inversiones posteriores de mantenimiento del mismo difieren seg¨²n el sexo de dicho organismo. Parece, pues, que la esperanza de vida de cada sexo deber¨ªa ser tambi¨¦n diferente.
Esta hip¨®tesis, aceptada por la mayor parte de los bi¨®logos evolucionistas, acaba de recibir la primera evidencia experimental en un trabajo sobre la dentadura de los ciervos realizado por cient¨ªficos de la Universidad de Extremadura, que se ha publicado en la revista Nature.
El equipo, dirigido por Juan Carranza, viene estudiando desde hace 20 a?os el comportamiento, la ecolog¨ªa y la gesti¨®n de poblaciones del ciervo y de otras especies. En los ¨²ltimos cinco a?os han estudiado los restos de 2.880 ciervos (2.141 machos y 739 hembras) abatidos por cazadores, recogiendo todo tipo de datos, como peso, medidas corporales, edad, caracter¨ªsticas de su ADN y desgaste dentario, entre otros. "Observamos que los machos desgastan mucho m¨¢s sus dientes que las hembras, y que esto se debe a que en proporci¨®n a su peso las piezas dentarias son de menor tama?o", explica Carranza.
En el caso del ciervo (Cervus elaphus), las opciones reproductivas de un macho dependen de su fortaleza, ya que debe enfrentarse a los otros machos. "Esto convierte su vida en algo parecido a un deportista de ¨¦lite: estar¨¢ en la cumbre durante unos a?os y despu¨¦s caer¨¢ r¨¢pidamente. Mientras un macho es ganador tendr¨¢ un har¨¦n de hembras que le dar¨¢n muchos cervatillos, pero esta situaci¨®n no durar¨¢ m¨¢s de dos o tres a?os", seg¨²n Carranza. A los nueve a?os, el ciervo macho empieza a envejecer r¨¢pidamente, y no suele superar los 12 a?os de vida, mientras que las ciervas alcanzan los 20 a?os con facilidad y aun con capacidad reproductiva.
Dado que no est¨¢ destinado a vivir muchos a?os, el desarrollo dentario del macho es menos importante. "Los dientes se desgastan con el uso, y su tama?o, por tanto, predice la longevidad esperada. Que los machos de ciervo tengan dientes m¨¢s peque?os en proporci¨®n a su peso es una prueba que apoya la hip¨®tesis del soma desechable, seg¨²n la cual el organismo invierte en estructuras som¨¢ticas s¨®lo en la medida en que son ¨²tiles para la reproducci¨®n, despu¨¦s de lo cual el cuerpo no sirve para nada y no importa que degenere y muera", dice el responsable del trabajo.
En nuestra especie tambi¨¦n se producen diferencias de longevidad entre sexos. Pero la aplicaci¨®n de los datos del estudio al caso humano es complicada. Las diferencias podr¨ªan deberse a los modos de vida t¨ªpicos de uno u otro sexo, lo que lleva a diferentes exposiciones a factores como sustancias t¨®xicas o situaciones de peligro. Pero las formas de vida de hombres y mujeres son cada vez m¨¢s homog¨¦neas sin que la diferencia de expectativa de vida haya sufrido grandes cambios.
Seg¨²n Carranza, "sufrimos unos procesos de envejecimiento diferentes en hombres y mujeres que en cierto modo son semejantes a los del ciervo. No necesariamente nuestros dientes deben responder a lo encontrado para los ciervos, pero muy probablemente el mismo principio se puede aplicar a otras estructuras y funciones corporales en general". No obstante, a?ade, "el caso humano es especial por la existencia de la menopausia, que es una adaptaci¨®n ¨²nica dentro del reino animal. En principio es un impedimento a la reproducci¨®n, pero como se ha publicado en Nature este mismo a?o, es una forma de asegurar que los propios genes perduren, es la llamada reproducci¨®n indirecta, ya que permite ayudar a los hijos a sacar adelante a su prole, que en definitiva lleva esos genes".
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