Lampedusa en Palestina
Pareciera que sobre Palestina / Israel nada nuevo puede escribirse bajo el sol. Algunos que denigraron a Arafat (no ya con el contundente ep¨ªteto de terrorista, al tiempo que pasaban por alto que terroristas eran las acciones que paulatinamente liquidaban a su pueblo, sino con los reiterados esl¨®ganes de "obst¨¢culo para la paz" o "no existe interlocutor palestino con el que negociar") le rinden ahora el supuesto tributo de haberse quitado de en medio. Las puertas del cielo se han abierto para el rais, pero es probable que aquellos que han hecho todo lo posible -y contin¨²an haci¨¦ndolo- para que las puertas de la tierra est¨¦n cerradas para su pueblo, que sobrevive entre muros de verg¨¹enza, ignominiosos bantustanes y muerte cotidiana, acaben ofreciendo un espiritual puente de plata al enemigo desaparecido.
En estos d¨ªas, la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n, ellos mismos influidos por las declaraciones de algunos de los protagonistas, venden el producto de la siguiente resumida manera: la reelecci¨®n de Bush y la muerte de Arafat constituyen una oportunidad hist¨®rica para resolver el conflicto. Si un moderado sucede al difunto, el compromiso ser¨¢ posible. Sin embargo, los hechos son tenaces. Como lo son las decisiones pol¨ªticas, o precisamente la ausencia de decisi¨®n o de voluntad pol¨ªticas. La tan manida comunidad internacional y, sobre todo, la opini¨®n p¨²blica sensibilizada por las miserias de los condenados de la Tierra y por la responsabilidad de quienes las ocasionan, deben tenerlo presente.
Consideremos los hechos. El pueblo palestino est¨¢ sometido a ocupaci¨®n, como el pueblo franc¨¦s y otros europeos estuvieron sometidos a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Esa ocupaci¨®n es obviamente ilegal en virtud del derecho internacional y de las m¨²ltiples resoluciones de Naciones Unidas. La Uni¨®n Europea, a¨²n dividida en algunos aspectos de su pol¨ªtica exterior y carente de voluntad pol¨ªtica en lo que a este conflicto respecta, la califica asimismo de ilegal. De todo ello Israel hace caso omiso.
Una Administraci¨®n norteamericana con visi¨®n pol¨ªtica, la del presidente Clinton, impuls¨® los acuerdos de Oslo de 1993, que abrieron paso a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con competencias, en la mayor¨ªa de los casos limitadas, en unas cuantas ciudades de las que los israel¨ªes se retiraron. Conviene no olvidar que -a causa del asedio a que durante los ¨²ltimos cuatro a?os Israel la viene sometiendo con la complicidad o apoyo directo de la Administraci¨®n de Bush- la ANP no ha sido hasta ahora sino un movimiento de liberaci¨®n nacional perfeccionado que aspira a lograr un Estado. En paralelo y absurdamente, a Arafat se le ha imputado no ser un aut¨¦ntico hombre de Estado, sino un l¨ªder revolucionario. Hombre de Estado... ?De qu¨¦ Estado?
Un dato relevante es el tema de los dos Estados, uno palestino (hoy virtual) y el de Israel (bien consolidado y ¨²nica potencia nuclear de la zona), que, en virtud del proceso de paz, deber¨ªan llegar a coexistir. Poco conocido es, sin embargo, que ese hecho constituye una de las concesiones palestinas m¨¢s importantes, no tanto porque ello supone el reconocimiento formal y expl¨ªcito de Israel por parte de la ANP, que tambi¨¦n, sino porque hablamos de dos Estados de muy distintas dimensiones. El hoy virtual se constituir¨ªa tan s¨®lo sobre el 22% del territorio de la Palestina hist¨®rica, mientras que el resto lo configurar¨ªa el Estado hebreo.
Destaquemos un tercer hecho. El supuesto proceso de paz conocido en su ¨²ltimo formato como Hoja de Ruta, lanzada en abril de 2003 por EE UU, UE, Rusia y ONU y bloqueada por Israel, fija las condiciones para "lograr una resoluci¨®n definitiva y permanente de aqu¨ª a 2005, que comprenda las fronteras, Jerusal¨¦n, los refugiados y los asentamientos". Dicha resoluci¨®n "termina con la ocupaci¨®n iniciada en 1967" y da paso a un Estado palestino viable.
Consideremos a continuaci¨®n las principales decisiones pol¨ªticas o la ausencia de las mismas desde la llegada al poder de Ariel Sharon, en paralelo con la primera Administraci¨®n de Bush, socio y aliado, que no mediador neutral y honesto. Primer comentario: el actual primer ministro israel¨ª no tiene la menor intenci¨®n de facilitar la creaci¨®n de un Estado palestino viable. Yossi Beilin, uno de los laboristas honestos, ex ministro de Justicia con Ehud Barak, lo dijo hace unos meses: "Es Sharon quien no es un interlocutor v¨¢lido para la paz". Pero Sharon es sincero. Nada m¨¢s acceder al Gobierno realiz¨® unas contundentes declaraciones: "La guerra de independencia no ha terminado, 1948 no fue sino el primer cap¨ªtulo. No existe un nuevo Sharon. No he cambiado" (Ha'aretz, 18-4-01). Continu¨® con ¨¦stas: "Debe quedar muy claro que no regresaremos a las fronteras de 1967" (International Herald Tribune, 1-8-03). Y con ¨¦stas: "El objetivo de la Hoja de Ruta de lograr un Estado palestino viable y soberano a lo largo de las fronteras de 1967 no ser¨¢ otorgado a los palestinos aunque cese toda la violencia" (¨ªdem, 1-9-03). No hay que enga?arse. El problema reside en que, como editorializaba EL PA?S el 30-7-03, "Sharon lo quiere todo".
Y nada m¨¢s contundente que la larga, meditada y muy reciente entrevista concedida a Ha'aretz (8-10-04) por su m¨¢ximo hombre de confianza, principal asesor y responsable de las relaciones con la Administraci¨®n de Bush, Dov Weisglass. Ante las preocupaciones y rebeli¨®n de los colonos israel¨ªes por la anunciada retirada de Gaza de 7.000 de ellos (pero no de los centenares de miles que ocupan Cisjordania y hacen inviable el Estado palestino), Weisglass afirma taxativamente: "El significado de lo que acordamos con los americanos es la congelaci¨®n del proceso pol¨ªtico. Y cuando se congela ese proceso, se impide el establecimiento de un Estado palestino y la discusi¨®n sobre los refugiados, las fronteras y Jerusal¨¦n. En efecto, todo el paquete conocido como Estado palestino, con todo lo que implica, ha sido eliminado de nuestra agenda indefinidamente. Y todo ello con autoridad y permiso. Todo con la bendici¨®n presidencial y la ratificaci¨®n de ambas c¨¢maras del Congreso . ?Qu¨¦ m¨¢s se les pod¨ªa haber dado a los colonos?".
Dicho ello unas semanas antes de la desaparici¨®n de Arafat, pero cuando el Gobierno de Israel lo daba absolutamente por muerto, pol¨ªtica o f¨ªsicamente. ?Va a cambiar Sharon de estrategia por el fallecimiento del rais? Lo dudo. Bush, supuestamente presionado por Blair, dice que podr¨ªa constituirse hacia 2009 un Estado si la dirigencia palestina, moderada, hace reformas y combate el terrorismo. Justo en 2009, de nuevo en a?o electoral y de nuevo con el pretexto de que las elecciones impiden a todo presidente norteamericano (a causa del voto jud¨ªo) tomar decisi¨®n alguna sobre este asunto. ?Por qu¨¦ no en 2005? Todo suena a una gran farsa. ?L¨ªder moderado? Aun a rega?adientes, Arafat acept¨® en 2003 el nombramiento como primer ministro de Abu Mazen, el gran moderado que gozaba del favor de Washington, de la UE y, supuestamente, de Israel,pero no especialmente de su pueblo, a quien Sharon segu¨ªa sin proporcionar horizonte pol¨ªtico alguno. Un intelectual palestino lo describi¨® gr¨¢ficamente: "Tenemos un presidente (Arafat) amado por el pueblo, pero al que nadie en el mundo dirige la palabra, y un primer ministro (Abu Mazen) ensalzado en el mundo, pero que en su pa¨ªs es considerado un t¨ªtere". Sharon despreci¨® a Abu Mazen llam¨¢ndole "polluelo sin plumas" y The New York Times acertadamente describi¨® as¨ª la situaci¨®n: "El da?o pol¨ªtico m¨¢s grave al proceso de paz lo est¨¢ haciendo Sharon, cuyas calculadas respuestas militares est¨¢n minando la autoridad de Abu Mazen, el moderado nuevo primer ministro palestino. Para poder construir un consenso pol¨ªtico contra el terrorismo, Mazen necesita demostrar a su pueblo que sus palabras conciliadoras han producido un cambio en el comportamiento israel¨ª. Lamentablemente, las ¨²ltimas acciones de Sharon demuestran justamente lo contrario" (12-6-03).
Y as¨ª ha sido hasta hoy. Ninguna concesi¨®n israel¨ª. Y cuando en diversas ocasiones representantes de la Autoridad Palestina y de los extremistas isl¨¢micos de Ham¨¢s o Yihad, bajo patrocinio egipcio, han estado a punto de pactar el fin de los atentados suicidas, Israel ha llevado a cabo asesinatos selectivos contra l¨ªderes isl¨¢micos que han hecho evaporarse tal posibilidad.
Sharon sabe que el presidente Arafat, encarnaci¨®n de la palestinidad, ampliamente respetado, limpia y democr¨¢ticamente elegido por su pueblo en 1996 en comicios supervisados por la Uni¨®n Europea, era el ¨²nico l¨ªder con carisma y autoridad moral y pol¨ªtica, capaz de sellar la "paz de los valientes" iniciada con Rabin y, simult¨¢neamente, convencer a su pueblo de la necesidad de hacer nuevas concesiones trascendentales (por ejemplo, en el espinoso asunto del derecho al retorno de los miles de refugiados). No lo asesin¨® porque sab¨ªa que le convertir¨ªa en m¨¢rtir. Pretendi¨® humillarlo teni¨¦ndole cercado en su sede semidestruida de Ramala durante tres a?os. Argument¨®, con la mezquina complicidad de la superpotencia, que todo ten¨ªa que cambiar en la Autoridad Palestina, comenzando por su l¨ªder, si los palestinos quer¨ªan que Israel negociara. La ANP inici¨® las reformas y consolid¨® algunas importantes. Arafat ha muerto. Auguro que en breve, en cuanto se realicen nuevas elecciones en los territorios palestinos ocupados y machacados, Israel comenzar¨¢ a decir que sus sucesores no disponen del predicamento y carisma de que ¨¦l gozaba y que no podr¨¢n imponer a su pueblo las necesarias dolorosas realidades. Que ser¨¢n desbordados. Raz¨®n por la cual volver¨¢ a predicar que no dispone de interlocutor v¨¢lido para hacer la paz, esto es, para hacer comulgar a los palestinos con nuevas ruedas de molino. Deseo equivocarme, pero creo que seguir¨¢ sin ofrecerles ning¨²n horizonte pol¨ªtico real, no habr¨¢ gestos genuinos ni cesiones aut¨¦nticas, y como la frustraci¨®n y el odio continuar¨¢n creciendo, el ocupante volver¨¢ a desplegar la violencia ciega contra el ocupado, y ¨¦ste, a vengarse como pueda. Sharon, que no quiere la paz -salvo que ¨¦sta implique la sumisi¨®n del enemigo-, se ha apuntado a la filosof¨ªa que el pr¨ªncipe de Lampedusa exhibe en El gatopardo: que todo cambie para que todo siga igual. De manera que Cisjordania se transmute definitivamente en Judea y Samaria y, si de paso los palestinos, adecuadamente instigados, comienzan a matarse entre s¨ª, tanto mejor para el Gran Israel. La violencia es simple, y las alternativas a la violencia, complejas, pero es hora de imponer una alternativa que hasta ahora es virtual a tanta violencia real.
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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