China
El periplo que ha realizado el presidente chino Hu Jintao por varios pa¨ªses latinoamericanos ha puesto de nuevo al pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo en las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Los gobiernos de Am¨¦rica Latina han brindado por las fabulosas inversiones que el presidente de China ha comprometido en sus respectivos pa¨ªses, los empresarios han mostrado su alegr¨ªa por las nuevas posibilidades de negocio abiertas con el gigante asi¨¢tico, y hasta Fidel Castro se ha regocijado de que, por fin, alguien invierta en Cuba sin preguntar por la situaci¨®n de los derechos humanos en la isla. China saca de nuevo la cabeza y muestra al mundo que el futuro del capitalismo pasa por Pek¨ªn.
El avance del capitalismo en China influye tambi¨¦n decisivamente en el resto del mundo
Hace aproximadamente dos siglos, Napole¨®n previ¨® que, cuando China despertase, el mundo temblar¨ªa. M¨¢s tarde, el Kaiser Guillermo II trat¨® de poner a Europa en guardia frente a lo que consideraba "el peligro amarillo". Despu¨¦s, China fue olvidada durante muchas d¨¦cadas. Los avances imparables del mercado, jaleados por los propagandistas oficiales, hab¨ªan derrotado a los m¨ªseros logros de la revoluci¨®n impulsada por Mao Zedong. No hab¨ªa nada que temer.
Pero de pronto llegaron al poder en Pek¨ªn Den Xiaoping y sus seguidores, y todo comenz¨® a cambiar. "Enriquecerse es bueno", proclam¨® la nueva nomenclatura. "Gato blanco o negro, lo importante es que cace ratones", continuaron diciendo. Y China comenz¨® a despertar al capitalismo.
Hoy, 12 millones de chinos cuentan ya con un patrimonio superior al mill¨®n de euros y m¨¢s de 50.000 son considerados como multimillonarios. Mientras tanto, 850 millones de personas que habitan en las zonas rurales del pa¨ªs sobreviven con unos pocos cientos de euros al a?o.
Pero el avance del capitalismo en China influye tambi¨¦n decisivamente en el resto del mundo. El coste de la mano de obra en muchas industrias de ese pa¨ªs es de poco m¨¢s de un euro al d¨ªa, mientras que en Alemania es de 28 euros la hora. Casi 100 millones de personas han abandonado el campo durante la ¨²ltima d¨¦cada para trabajar en las f¨¢bricas de las zonas industriales del gigante asi¨¢tico. Los productos chinos invaden el mundo y muchas empresas -incluidas algunas del Pa¨ªs Vasco- se instalan en su territorio para aprovechar sus bajos costes laborales. Algunas fuentes calculan que, en la actualidad, la cuarta parte del crecimiento del negocio mundial tiene su origen en China.
El drag¨®n chino parece haber despertado, pero, a pesar del vaticinio realizado por Napole¨®n, el mundo, de momento, no parece temblar. Ciertamente, los salarios, y hasta el empleo, sufren entre nosotros las consecuencias de la competencia de la mano de obra china. Pero, al mismo tiempo, podemos comprar un DVD por 60 euros en unos grandes almacenes, gracias a que la producci¨®n china ha llegado a los 400 millones de unidades. Lo fascinante del capitalismo es la manera en que quienes vivimos en ¨¦l establecemos nuestras prioridades, ateni¨¦ndonos normalmente a criterios de corto plazo y pensando de manera peregrina que los perdedores siempre van a ser los dem¨¢s.
Lo importante es consumir hoy, aunque nos quedemos ma?ana sin empleo. Y si, como ocurre en los Estados Unidos, el gasto dom¨¦stico supera con creces la capacidad financiera del pa¨ªs, ah¨ª est¨¢n tambi¨¦n los chinos para ayudar a los norteamericanos a no despertar del sue?o, prest¨¢ndoles dinero: hoy China es el tercer mayor poseedor de bonos del tesoro de EE UU, esos papelitos que se emiten para poder financiar el creciente d¨¦ficit de ese pa¨ªs.
Hace solo treinta a?os China emit¨ªa programas de radio en lenguas andinas, como el quechua o el aymar¨¢, con el objetivo de propagar el comunismo en Am¨¦rica Latina. Hoy, su presidente visita la regi¨®n y es aclamado por pol¨ªticos y empresarios, mientras ofrece inversiones multimillonarias. Y es que buena parte del dinero no est¨¢ ahora en Nueva York ni en Frankfurt, sino en Pek¨ªn.
Ya aventur¨® Marx hace muchos a?os que los bajos precios del capitalismo constituir¨ªan la artiller¨ªa pesada que acabar¨ªa por derribar todas las murallas, incluidas las de China.
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