Izquierdistas catalanes en el M¨¦xico de Fox
Maragall y Huguet ejercitan pragmatismo e ideolog¨ªa en un pa¨ªs gobernado por la derecha
De haber nacido en otra ¨¦poca, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y su consejero de Comercio, Josep Huguet, se hubieran sentido como pez en el agua en el M¨¦xico de L¨¢zaro C¨¢rdenas, que tan c¨¢lida acogida dio a los republicanos espa?oles. Pero el M¨¦xico de hoy, gobernado por Vicente Fox, del Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), es muy distinto a aquel. La izquierda catalana tampoco es la misma. Ahora lleva sobre sus espaldas ese peso de la p¨²rpura, que con tanta frecuencia acaba por hacer naufragar sus se?as de identidad en el oc¨¦ano del poder.
As¨ª que ambos pol¨ªticos se han ejercitado entre la nostalgia y el presente, entre ideolog¨ªa y poder. Con estas premisas, los vivas a la Rep¨²blica suscritos por Huguet en el libro de firmas del Orfe¨® Catal¨¤, el pasado martes, dieron paso el mi¨¦rcoles a una solemne comparecencia del consejero catal¨¢n en la inauguraci¨®n de una franquicia de los establecimientos de tapas Lizarr¨¢n en M¨¦xico Distrito Federal. Flanqueado por la senyera y la bandera mexicana, que emparedaban a una tercera roja y gualda, Huguet glosaba esa Espa?a plural que compone el capital de las tabernas vascas: valenciano, catal¨¢n y asturiano. El gui?o continu¨® con una referencia a ese maridaje tapero entre el pa amb tom¨¤quet y la chistorra y con un matiz mediterr¨¢neo y anticolesterol: "El objetivo es cambiar la influencia de ese imperio del fast food que hay en el norte por el fast good".
El consejero de Comercio como hombre de gobierno inform¨® posteriormente a la prensa del convenio de colaboraci¨®n empresarial, actualmente en grado de preacuerdo, entre el Estado mexicano de Nuevo Le¨®n y la Generalitat, lo que permitir¨ªa un "aterrizaje masivo" de empresas catalanas en ese territorio que cuenta con problemas similares a los de Catalu?a en un terreno como el d¨¦ficit fiscal.
Huguet, con su buen aspecto y su manejo pol¨ªtico de las situaciones, ha puesto de relieve en este viaje que constituye su bautismo de fuego internacional, que tambi¨¦n para los republicanos independentistas y de izquierdas est¨¢ vigente ese gran dogma democristiano -descubierto desde hace tiempo por los socialistas- del gran pont¨ªfice Giulio Andreotti: "El poder no desgasta, lo que desgasta es no tenerlo".
En ese terreno de los equilibrios entre ideas y praxis, el presidente Maragall -que ya hab¨ªa acreditado su buen nivel mostrando sus habilidades como alcalde- concedi¨® al diario La Reforma, considerado pr¨®ximo al Partido de Acci¨®n Nacional, una entrevista en la que se prodig¨® en su visi¨®n sobre la izquierda y la derecha, entre el coraz¨®n y las ideas, por una parte, y el bolsillo y el oportunismo pol¨ªtico, por otra. La entrevista, que en todo momento apellidaba Margall al presidente -quiz¨¢ en tributo a ese gran federalista tan querido por los anarquistas que presidi¨® la Primera Republica Espa?ola-, utilizaba el sin¨®nimo "izquierdista" para referirse a un Maragall que no cesaba de arremeter doctrinalmente a la derecha. El presidente de la Generalitat asegur¨® que "el mundo est¨¢ cada vez m¨¢s preparado y maduro para ser gobernado por la izquierda; hoy hay m¨¢s posibilidades de no resignarse siempre a tener un padrecito que gobierna para nosotros, que es la derecha", dijo en la entrevista.
Tras glosar la apertura iniciada por el ex presidente Ernesto Zedillo -el pri¨ªsta con quien se entrevist¨® ayer, horas antes de acudir a hacer otro tanto con el presidente Vicente Fox en la residencia de los Pinos-, Maragall afirm¨® que "lo que la izquierda representa de una manera m¨¢s sabia es el intento de ir m¨¢s all¨¢ del puro equilibrio de fuerzas como sistema, en un intento de repartir la riqueza".
?sa fue la parte ideol¨®gica, porque luego, en conferencia de prensa, glos¨® ese saludable turnismo entre PRI y PAN. Incluso estableci¨® paralelismos entre M¨¦xico y Catalu?a, por el relevo entre CiU y la izquierda. Pero luego, al ser preguntado sobre la decepci¨®n que en M¨¦xico se palpa sobre ese cambio esperado, el presidente se limit¨® a preguntar: "?Cree usted que ser¨ªa mejor que volviese a gobernar el PRI?".
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