Deszaplanizar
Terminado el congreso del Partido Popular, los comentaristas de la pol¨ªtica han asegurado que se abre una nueva etapa en el Gobierno regional. En pleno dominio de los resortes de su partido -han dicho estos comentaristas-, Francisco Camps podr¨¢ gobernar de un modo m¨¢s libre y directo de lo que hab¨ªa podido hacerlo hasta el momento. Confiemos -a?adimos nosotros- en que la nueva situaci¨®n le permita tambi¨¦n ser m¨¢s efectivo. La impresi¨®n que las decisiones de Francisco Camps ven¨ªan produciendo en el ciudadano era, m¨¢s bien, de tibieza y desconcierto. Camps se ha situado en una posici¨®n defensiva, victimista, que, a la hora de la verdad, no ha producido ning¨²n resultado positivo.
M¨¢s all¨¢ de su permanente vindicaci¨®n del trasvase o de la pol¨¦mica sobre la lengua, ignoramos hacia d¨®nde se dirige el Gobierno de Francisco Camps. Los sucesivos cambios registrados en las consejer¨ªas, el paso de unos mismos hombres de una a otra, no han contribuido a trasladar una imagen de eficiencia a sus actuaciones. La delicada situaci¨®n de las cuentas de la Generalidad imped¨ªa, adem¨¢s, cualquier gesto de optimismo. Cuando, ante la situaci¨®n, alguien expresaba su desconcierto, se le respond¨ªa que la primera tarea de Francisco Camps era derrotar al zaplanismo. Sin ganar esa guerra, se nos ven¨ªa a decir, Camps no podr¨¢ gobernar la Comunidad Valenciana conforme sus deseos.
No estoy convencido, sin embargo, de que a Francisco Camps le baste su victoria en el congreso del Partido Popular para derrotar al zaplanismo. Y no s¨®lo porque la resistencia pueda ser m¨¢s o menos enconada, como han mostrado los recientes sucesos de Elche. El modo de gobernar de Eduardo Zaplana cal¨® tan profundamente en las costumbres del Partido Popular que se necesitar¨¢ tiempo para erradicarlo. A la hora de elegir a sus colaboradores, Zaplana prefiri¨® siempre la fidelidad a la competencia. Este comportamiento atrajo a un buen n¨²mero de personas poco dotadas para las tareas de gobierno, a las que les bast¨® su devoci¨®n incondicional hacia el pol¨ªtico para verse recompensadas con uno u otro cargo. No necesitamos hacer ning¨²n esfuerzo para que nos vengan a la memoria los nombres de algunos consejeros.
Esta situaci¨®n que, de haberse producido en cualquier otra regi¨®n, habr¨ªa dado al traste con ella en unos a?os, aqu¨ª la hemos salvado gracias a la construcci¨®n. Pero, los enormes beneficios de la construcci¨®n no han sido aprovechados para modernizar el pa¨ªs. En contra de lo que tantas veces se ha manifestado, mi opini¨®n es que en la Comunidad Valenciana no ha habido un progreso real. Ha sido gracias a la construcci¨®n y a una propaganda muy efectiva, basada en la publicidad de grandes obras que hemos dado una imagen de progreso. Ahora, a medida que se conocen los ¨ªndices de bienestar de estos pasados, podemos ver d¨®nde se sit¨²a realmente la Comunidad Valenciana.
A Camps le corresponde recuperar el tiempo perdido. No lo tendr¨¢ f¨¢cil. Desde luego, no parece que pueda conseguirlo atrincher¨¢ndose en el victimismo. La Comunidad Valenciana necesita modernizarse, actualizar sus valores y para ello hay que deszaplanizarla y colocar de nuevo las cosas importantes en primer lugar. No se trata ¨²nicamente de una cuesti¨®n moral: nos va el futuro en ello.
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