Platos sencillos que se convierten en un fest¨ªn
GAIG, del veterano cocinero Carles Gaig, acaba de trasladarse al centro de Barcelona
Igual que si se tratara de un colegial con pocos a?os, el veterano cocinero Carles Gaig acaba de empaquetar sus b¨¢rtulos y sus cazuelas para trasladarse al hotel Cram, en el mismo centro de Barcelona. Atr¨¢s deja un rastro de recuerdos y grandes experiencias gastron¨®micas, las mismas que a finales de los a?os ochenta lo catapultaron a la ¨¦lite de la cocina catalana en su restaurante del barrio de l'Horta. En este nuevo escenario, Gaig asoma de nuevo con esa ilusi¨®n entre p¨ªcara e infantil que le caracteriza, dispuesto a seducir a su inacabable lista de incondicionales.
A los pocos d¨ªas de la inauguraci¨®n nada parece que vaya a perturbar los pilares de una cocina tan seria y bien armada como la suya, que rememora sabores de siempre y se basa en la calidad de las materias primas. Platos con ra¨ªces, que juegan con pocos ingredientes y que, a pesar de su aparente sencillez, dejan en evidencia profundos conocimientos t¨¦cnicos.
GAIG
Arag¨®n, 214. Barcelona. Tel¨¦fono 934 29 10 17. Cierra: domingos noche. Precio aproximado por persona, entre 70 y 90 euros. Men¨² gran ¨¢gape, 74,20 euros. Canelones tradicionales con trufas, 21,76 euros. 'Suquet' de rubio y sepia, 29,30 euros. Manitas de cerdo con pur¨¦ de jud¨ªas del 'ganxet', 19,95 euros. Innovaci¨®n de crema catalana, 9,60 euros.
Pan ... 6,5
Bodega ... 8
Caf¨¦ ... 7,5
Ambiente ... 8
Servicio ... 8,5
Aseos ... 7
Aciertos y decepciones
Hay que poseer verdadera casta profesional para convertir unos sencillos bu?uelos de bacalao o unos canelones tradicionales en bocados de alt¨ªsima cocina. El mismo oficio que se requiere para transformar unas croquetas de queso azul o un arroz de pich¨®n y setas en dos acontecimientos.
Por sorprendente que resulte, entre los aciertos se filtran algunas decepciones. ?C¨®mo es posible que un cocinero con tanta experiencia cometa el error de incluir entre las sugerencias de oto?o una crema de guisantes de primavera? Ni siquiera la salsa de reques¨®n y la cucharada de caviar que la adornan arreglan el desfase del montaje. Afortunadamente, las satisfacciones abundan. En el suquet de lluerna (pez rubio), de gusto yodado intenso, tan s¨®lo desentonan los hilos de sepia, algo cori¨¢ceos, mientras que las setas (boletos) de Burdeos asadas, que se presentan enteras igual que gruesos tapones de cava, ratifican su habilidad para respetar las materias primas.
Gracias a un servicio de sala muy concienciado, que dirige su esposa, Fina Navarro, las degustaciones se desarrollan sin sobresaltos. Resulta correcta su particular versi¨®n de la liebre a la royal y suculento el guiso de perdiz roja con coles. L¨¢stima que la delicada insipidez de estas aves evidencie la trapacer¨ªa reinante en el mundo cineg¨¦tico espa?ol, en el que se hacen pasar por aves de tiro lo que no son otra cosa que vulgares ejemplares de granja.
COPAS DE BACCARAT Y OTROS DETALLES
EL NUEVO RESTAURANTE Gaig se encuentra en la primera planta del hotel Cram, situado en la calle de Arag¨®n. Se trata de un espacio elegante y bien insonorizado,aunque de est¨¦tica controvertida,en el que se fusionan elementos decorativos de los a?os cincuenta con un dise?o de vanguardia. Suntuosidad y detalles de alta clase que se hacen patentes en la cuberter¨ªa (Escuir), as¨ª como en la vajilla y la cristaler¨ªa (copas de agua de Baccarat). En definitiva, un gran salto cualitativo de Carlos Gaig, heredero de un restaurante familiar fundado en 1869, que por circunstancias fortuitas de car¨¢cter inmobiliario ha tenido que trasladarse. Para quienes desean un gran fest¨ªn sin las complicaciones de la carta, Gaig ofrece un ¨¢gape especial al precio de 74,20 euros. Incluye seis peque?as degustaciones y dos postres, adem¨¢s de los aperitivos y las frusler¨ªas de sobremesa.Otro apartado de inter¨¦s son los dulces, que se mantienen en ese tono ecl¨¦ctico, t¨ªpico de Gaig, a medio camino entre lo tradicional y lo moderno. Entre ellos, la tarta fina de frutas con yogur y la cuajada de chocolate blanco con helado de almendras crudas. Adem¨¢s, un chocobollo con ma¨ªz y helado de whisky, en el que incordia elgrosor (demasiado basto) de la masa. Y tambi¨¦n su versi¨®n renovada de la crema catalana, francamente buena.Tampoco se pasan por alto los panes, que se hacen en la casa y cuentan con alguna especialidad destacable. Lo mismo que el caf¨¦, de alta gama. O la bodega, amplia y ordenada, en la que confluyen grandes marcas espa?olas y extranjeras bien seleccionadas.
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